José Carlos de Santiago

Ubicada en el centro geográfico de las Américas, paso casi obligado para llegar al Nuevo Mundo, Cuba nunca ha dejado, por una u otra razón, de estar en el centro de muchos acontecimientos mundiales, y siempre ha tenido innumerables miradas sobre ella.
Es por ello que a nadie extraña que el desarrollo turístico, comercial y cultural, que ha tenido un reimpulso desde los años noventa del siglo pasado en todo el Archipiélago, haya tenido otro repunte importante tras el anuncio del comienzo del proceso de normalización de las relaciones con Estados Unidos, realizado por ambos presidentes el 17 de diciembre de 2014.
Cuba ha vuelto a ponerse de moda, aunque de cierta forma nunca ha dejado de estarlo. Las visitas de personalidades, célébrités, dignatarios extranjeros, misiones comerciales, hombres de negocios o simples curiosos, se han convertido en cotidianas, y más allá de sus beneficios económicos, han contribuido a atraer aún más las miradas.
Es una hora importante para Cuba, y especialmente para el turismo. Se trata de una oportunidad de atraer inversiones hacia el sector, en la necesaria infraestructura, en tecnología y know-how, así como en otros sectores conexos, y a la vez aprovechar la oleada de turistas y la curiosidad que despierta, para rentabilizarlas a corto plazo.
Así lo entienden las autoridades, su pueblo y también los que llegan nuevos. Así lo entendieron desde hace mucho quienes, como Excelencias, apostaron por Cuba, y hoy y mañana lo seguirán haciendo, convencidos de que este país tiene valores especiales, perdurables más allá de las modas.