Casi el 30 % del territorio de Costa Rica está protegido y convertido en parques, reservas naturales u otros tipos de categorías de manejo medioambiental, lo que ha sido básico para la protección de su diversa flora y fauna. El visitante disfruta aquí a gusto y sin presiones de la belleza natural de un paisaje en el que se conjugan playas de doradas arenas como en Manuel Antonio; o de blancura brillante, como en Conchal; y riachuelos, volcanes, lagos, montañas, llanuras y floresta exótica con los matices del verde grisáceo de volcanes impresionantes como el Irazú, el verde profundo de las selvas de Corcovado y el verdor fosforescente del bosque lluvioso de Monteverde. En pocas horas el viajero puede alternar la embriagante travesía por los canales de Tortuguero, o la excitante aventura en balsa por los rápidos del Río Reventazón, con la vida mundana de la Meseta Central, disponiendo de hoteles de primera y amenidades diversas, que se encuentran lo mismo en medio del bosque, que en poblados y ciudades. De norte a sur y de este a oeste, el país comprende una amplia variedad de climas y topografía. Unos 500 kilómetros de cordilleras atraviesan Costa Rica, intercalándose majestuosos volcanes con mansos cerros de los que nace una miríada de ríos y quebradas que riegan por igual la floresta virgen y los sembradíos tocados por la mano del hombre. Nadie debe dejar de ir a Monteverde ni a Tortuguero, los mejores destinos locales para los amantes de la naturaleza, ni perderse playas como Flamingo, Espadilla o Carrillo, y así otras muchas, lo mismo en la costa del Caribe que en la del Pacífico. Será un viaje para recordar toda la vida. Costa Rica con www.excelenciastravel.com Después de entrar al país por el aeropuerto internacional Juan Santamaría, de San José de Costa Rica; y dedicarle un par de días a esta bonita ciudad, un itinerario perfecto puede empezar en el río Pacuare, con rápidos de II y III clase, y donde funciona un buen alojamiento de igual nombre en medio del bosque. Desplazarse al volcán Arenal, del cual está cerca la catarata La Fortuna, con una caída de 70 metros y una preciosa piscina natural de agua cristalina, es un segundo momento; seguido de la visita a las Reservas de Monteverde, situada a más de 1 400 metros de altitud y la vecina Reserva Santa Elena, escenarios donde se hace más habitual y fácil de ver el escurridizo y emblemático Quetzal. Por su servicio familiar y la hospitalidad que le distingue, el Trapp Family Lodge es una maravillosa selección de alojamiento. Una de las grandes excursiones aquí es el llamado Canopy Tour, en el Selvatura Park, que cuenta con 18 plataformas y 15 cables para moverse a través del bosque. Extensiones a Tamarindo, la playa más encantadora y bella de Guanacaste, en el Pacífico Norte de Costa Rica, considerada la Costa de Oro del país, o a Conchal, cierran esta propuesta, con magníficas opciones de alojamiento. Nadie debe perderse la posibilidad de adquirir artesanías de cerámica en el típico pueblito de Guaitil, en Santa Cruz, hecha de la misma forma tradicional que lo hacían los indios Chorotegas.