Margarita Ruiz. Presidenta del Consejo Nacional del Patrimonio Cultural
Mostrar nuestra identidad y sus valores innatos
¿Cuáles son las funciones del Consejo Nacional del Patrimonio Cultural? Esta es una institución creada para proteger el patrimonio, salvaguardarlo, luchar por su conservación y restauración y, sobre todo, para mostrar la riqueza de la cultura cubana y de otras naciones presentes en nuestros museos, bibliotecas, archivos y las ciudades mismas. Conservar esto para la apreciación de nuestro pueblo, de nuestros visitantes; y alimentar el espíritu patriótico de las generaciones actuales y venideras. ¿En qué medida ha logrado los objetivos propuestos la institución que ahora dirige? Primero, este Consejo se dio a la tarea de crear un cuerpo de leyes para proteger el patrimonio desde la Constitución, que lo amparan jurídicamente. El Consejo está constituido por una red muy amplia de instituciones en todo el país. Museos nacionales, como el de Bellas Artes, el de Artes Decorativas, o el de la Danza –que tiene maravillosas colecciones cedidas por Alicia Alonso–. Y existen también museos provinciales y municipales. Tenemos 269 museos y hay otros que dependen de las Fuerzas Armadas, el Consejo de Estado, la Academia de Ciencias, la Oficina del Historiador. Son en total alrededor de 300. Además, se creó el Registro Nacional de Bienes Culturales, que controla los inventarios de las obras de arte existentes en Cuba, y no sólo las que pertenecen al Ministerio de Cultura; además de dedicarse también a evitar el tráfico ilegal de esas piezas. Otra importante institución es el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM), que restaura obras e imparte cursos sobre esas materias, además de formar a los especialistas en museología. ¿Qué importancia atribuye al hecho de que la Feria Internacional de Turismo Cuba 2009 sea dedicada a la promoción de las ciudades patrimoniales cubanas? Es un reconocimiento al hecho singular de que, siendo un país tan pequeño, Cuba posea nueve sitios declarados Patrimonio de la Humanidad, construidos o naturales. Existe el criterio de que ya se conocen bien estos lugares, pero todavía hay en ellos mucho sin descubrir, otros en proceso de restauración y, por supuesto, varias ciudades del país son destacados exponentes. Por ejemplo, Bayamo, que posee un importante museo en la casa natal de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria; o Remedios, bella ciudad con un museo dedicado al gran músico cubano Alejandro García Caturla. Estoy segura de que la Feria Internacional de Turismo Cuba 2009 es un medio óptimo para develar todos estos encantos. El turismo posee numerosas piezas de alto valor, como el mural de la fachada del Hotel Habana Libre, obra maestra de Amelia Peláez. Y en un salón interior está ubicado un espléndido mural cerámico de Alfredo Sosabravo; en el Hotel Riviera hay obras de Florencio Gelabert y los hostales del Centro Histórico de La Habana, atesoran piezas de muchos otros artistas. ¿Cómo evitar que la industria turística pueda contaminar o desvirtuar la explotación del patrimonio cultural, tanto tangible como intangible? Bueno, siempre se corren riesgos, pero es algo inevitable. Lo que no podemos hacer es fabricar algo artificial para complacer las expectativas de lo que se supone que el turista viene a ver. Tenemos la responsabilidad de mostrar nuestra identidad. Todo depende del empeño de las autoridades, de los propios creadores artísticos y del pueblo, para conservar sus valores innatos, su patrimonio material e inmaterial. Aquí tenemos la Tumba Francesa, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial, por declaración de la UNESCO. Esta es una forma de bailar y tocar música que es única, nacida de la iniciativa espontánea de los esclavos que vinieron desde Haití con sus amos franceses a establecerse en las montañas del oriente de Cuba, después de la revolución haitiana, y que en sus fiestas imitaban o se burlaban de sus amos. Esos son valores extraordinarios, por lo regular muy frágiles, que deben protegerse de una explotación comercial desmedida, como ocurre en algunos países. ¿Existe algún tipo de ayuda especial internacional para las ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad? Existe un doble compromiso. El país poseedor del bien debe preservarlo y mantener los valores por los cuales fue declarado y crear un plan de gestión adecuado para el sitio. Hay un compromiso de la UNESCO de incluirlo en sus listados, promocionarlo, poner de relevancia los valores de ese lugar y prestarle, dentro de sus posibilidades, la atención que merece. Es inmenso el patrimonio rescatado en el Centro Histórico de La Habana. ¿Qué otros sitios son menos conocidos o revisten un especial interés? Hay un fenómeno cultural que comienza a estudiar la UNESCO: La ruta del cacao, que en Cuba está situada en la provincia de Guantánamo, en Baracoa, una ciudad preciosa. Son fantásticas todas las manifestaciones culturales que se aprecian en Baracoa relacionadas con la siembra, el cuidado, la recogida y el proceso industrial del cacao. Todo esto es maravilloso. Hay una artesanía y una gastronomía vinculada al cacao impresionante. Baracoa es uno de los sitios que puede ofrecer mayores opciones para el turismo. Y lo mismo puede decirse de Ciego de Ávila y de Morón, ciudades que tienen muchísimos lugares con encanto. Los turistas visitan Cayo Coco, pero es importante que disfruten de esos lugares llenos de historia y de cultura, y sobre todo, que vean y escuchen al pueblo que las habita. Jaronú, en Esmeralda, fue declarado Monumento Nacional, por su arquitectura vernácula, las casas de madera y la manera en que fueron construidas y cómo se conservan. Es un ejemplo de la impronta de la industria azucarera en nuestra cultura. Birán, al margen de ser la tierra natal de Fidel Castro, es un ejemplo de arquitectura vernácula perfectamente restaurado. Es una comunidad, no una casa donde vivió una familia, que demuestra cómo un propietario de tierras, a 80 kilómetros de Holguín, construyó una especie de batey, con la escuela, la casa del médico, los servicios necesarios para tener un funcionamiento total. Allí hay una especie de microclima y una vegetación muy hermosa. También declaramos Monumento Nacional el Puente de Bitirí, un puente natural que pareciera diseñado por un ingeniero. Es el lugar más lindo que se pueda imaginar. Otro gran acontecimiento reciente fue la apertura del Museo Castillo de la Real Fuerza, obra de la Oficina del Historiador de la Ciudad, que contiene valiosas piezas, reproducciones de naves, planos y mapas, expuestos con total modernidad. ¿Qué le parece la manera en que Excelencias trata el tema patrimonial? Hay que celebrar que exista una revista con esa calidad de impresión y diseño, y sobre todo en lo que se refiere al tema patrimonio, asunto de actualidad, la manera que logra su divulgación, sin ser demasiado especializada, pero llevando a la gente valores pocos vistos habitualmente y que están ahí.