Abraham Zabludovsky (Polonia, 14 de junio de 1924 – México, 9 de abril de 2003).
Se especializa en abarrotes, víveres, frutas, legumbres, flores, hortalizas, aves, carne, pescados, mariscos y follajes.

La Central de abasto está considerado el centro comercial de mayor volumen en todo el orbe, con unas 300 000 personas que visitan diariamente

Dentro de veinte años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste, que por las que hiciste. Así que suelta las amarras. Atrapa los vientos alisios en tus velas. Explora. Sueña. Descubre. Esa frase del escritor Samuel Langhorne Clemens, conocido mundialmente como Mark Twain, pudo haber inspirado a los autores intelectuales y al ejecutor material de la Central de Abasto, considerado el centro comercial de mayor volumen en el mundo (327 ha). Le siguen en tamaño, el mercado Rungis de Francia, con 232 ha, y el Mercamadrid de España, con 176 ha.
La majestuosa plaza comercial, que empezó a construirse en marzo de 1981 y fue inaugurada el 22 de noviembre de 1982 por el expresidente mexicano José López Portillo, está enclavada en la delegación Iztapalapa del Distrito Federal y surgió como casi todas las genialidades: gracias a la crisis. Específicamente, debido a los tranques, congestiones y desabastecimientos, por la alta demanda que se generaba, en el Mercado de la Merced, donde antes de erigirse la Central de Abasto, se movía el grueso del comercio en la capital azteca.
Ese mercado, considerado moderno durante su génesis y hasta que el crecimiento de la Ciudad de México en la segunda mitad del siglo XX lo sorprendió, terminó siendo inútil a un comercio que no solo abarcaba al Distrito Federal, sino también a muchas ciudades de la Cuenca de México.
Crear un nuevo recinto que combinara la tradición con la modernidad y se ubicara en un punto suburbano de la ciudad, capaz de comunicar por varios ejes viales,  fue el compromiso de las autoridades que encargaron el diseño del proyecto de la Central de Abasto al arquitecto y pintor mexicano de ascendencia judío-polaca  Abraham Zabludovsky (Polonia, 14 de junio de 1924 – México, 9 de abril de 2003), estimado como uno de los mejores arquitectos del mundo, quien realizó una impresionante obra por su tamaño y funcionalidad.
La estratégica ubicación geográfica de esta plaza facilita la entrada y salida de productos hacia cualquier parte de la Ciudad de México y de los diversos estados que la rodean.
Se estima que visitan el lugar diariamente cerca de 300 000 personas, en su mayoría, comerciantes al detalle, los que son atendidos por unos 70 000 empleados en diversas actividades.
Es frecuente escucharlos referirse al dinamismo con que fluyen las gestiones del trasiego de alimentos y productos básicos que en sus predios se genera diariamente (aproximadamente 30 000 ton).
Quienes lo hacen por primera vez quedan asombrados por la descomunal extensión del recinto y la enorme capacidad de almacenaje (estimada en 122 000 ton), así como la gran actividad transportista garantizada en cada jornada por más de 50 000 vehículos.
El centro comercial se especializa en abarrotes, víveres, frutas, legumbres, flores, hortalizas, aves, carne, pescados, mariscos y follajes. Comercializa aproximadamente el 30 % de la hortofrutícola nacional y se estima que dentro de él ocurran transacciones económicas superiores a los ocho o nueve mil millones de dólares anualmente.
La Central de Abasto está dividida por zonas, la mayor es la de frutas y legumbres, con 1 881 bodegas, seguida de la zona de abarrotes y víveres, con 338 bodegas, a las cuales se anexan 1 489 locales comerciales, que abarcan prácticamente todos los rubros comerciales de una ciudad.
Como zonas auxiliares cuenta con el Mercado de Productores o Subasta, que en 10,6 ha y con capacidad para 624 es la zona de mayoreo para los productores que desean vender a los propietarios de las bodegas (96 Bodegas de Transferencia que sirven como puntos donde los bodegueros pueden guardar temporalmente sus productos).
Pero nada es perfecto, aunque nazca con buena estrella. El crecimiento de la población se ha convertido en el mayor desafío de este centro comercial, lo que ha provocado que se desborde su capacidad y sean insuficientes servicios tan básicos como el agua y la recogida de desechos sólidos.
Este problema nos remite al adagio de Twain y atrapar, como él sugiriera, los vientos alisios en las velas de quienes tienen responsabilidad con este emblemático lugar, porque, de lo contrario, el más extenso centro comercial del mundo dejará de ser útil para ser solo un grandulón que clama por reformas para sumar a su descomunal área la funcionalidad, «una dimensión» que no puede fallar en el mundo moderno.