- Para tocar el cielo
Desde hace años, Ecuador se ha transformado en un paraíso del turismo de aventura al ofrecer lugares maravillosos para practicar deportes como la escalada y el montañismo con su Avenida de los volcanes o el popular circuito del Camino del Cóndor
Desde tiempos muy antiguos el hombre acudió a mitos para explicarse todo aquello que por su enorme envergadura no debería tener un origen que no fuera mandato divino. Así surgieron algunos como las de Cotopaxi y Chimborazo, dos guerreros andinos que por siglos mantuvieron una batalla por el amor de la bella Tungurahua, conquistada finalmente por este último; un matrimonio del que nació el Guagua (niño, en quechua) Pichincha. Ello explica el porqué cuando el Guagua Pichincha llora, la Mama Tungurahua se estremece.
Como esas, llenas de leyendas están las montañas ecuatorianas, contadas en la voz de quienes habitan en las faldas de los volcanes. Narraciones que atrapan a quienes arriban al Ecuador persiguiendo la escalada de montañas y el alpinismo, conscientes de que esta nación ofrece no solo cumbres inigualables como Cotopaxi, Chimborazo, Ilinizas y, Cayambe, sino también un servicio seguro, personalizado, liderado con guías altamente capacitados.
Le sobran riquezas naturales al Ecuador para desarrollar el turismo de aventura, porque hablamos de un país en que no es difícil que no sorprenda al viajero lo hermosamente inesperado, y sobre todo que recibe a cada paso una invitación a probarse allí en deportes de riesgo. Justo por todo lo anterior se trata de un destino ideal para aquellos cuyo objetivo es pasar momentos inolvidables y elevar la adrenalina a niveles impensables, como lo logran quienes eligen el trekking para adentrarse en el Circuito de Inagapirca, un antiguo camino Inca, o en el popular circuito del Camino del Cóndor atravesando los volcanes de Antisana, Suncholagua y Cotopaxi.
Amplia es en verdad la nómina de cumbres que señorean en territorio ecuatoriano y que encabeza el Chimborazo, la montaña más alta de los Andes ecuatorianos, y debido a su proximidad al ecuador es también el punto más alejado del centro de la Tierra. Todo ello la convierten en una compleja empresa, incluso para el alpinista más experimentado. Quienes se han atrevido a escalarla señalan que no es aconsejable cubrir la diferencia de altitud de 1 300 m entre el Refugio Whymper y la cumbre, lo cual se traduce como una caminata de nueve a 12 horas sobre glaciares interminables, si al valiente no lo acompaña una excelente condición física.
El «contrincante» del Chimborazo es un superactivo volcán con 800 m de diámetro de cráter y forma de cono casi perfecto nombrado Cotopaxi, el cual se erige majestuosamente sobre la cordillera de los Andes. Si se es realmente un montañero, entonces alcanzar el pico constituye un desafío a vencer.
Aseguran los expertos que no se trata de una montaña difícil desde el punto de vista técnico; sin embargo, exige poseer una buena condición física para lograr un ascenso exitoso. Pero vale la pena llegar hasta allí para apreciar desde una posición privilegiada todas las montañas nevadas de Ecuador.
Antisana (5 758 m) también se suma a la lista. Parte importante de la Reserva Ecológica homónima, este volcán posee cuatro picos y formas de hielo masivas. A diferencia de lo que sucede con el Cotopaxi, la escalada es considerada muy técnica, por tanto requiere conocimiento y experiencia en el montañismo.
Cayambe, por su parte, es reconocido a nivel global como el hogar de los glaciares más grandes y bellos de esta tierra divina. Con sus formaciones de hielo masivas y considerable cantidad de grietas cerca de la cima, resulta perfecta para practicar técnicas de glaciar y escalada en hielo alpino.
¿Y qué decir de Ilinizas? La del Norte es un pico rocoso que pocas veces se mantiene cubierto de nieve. Su ruta normal no presenta ningún problema técnico, por lo que para los excursionistas o escaladores principiantes se presenta como un reto. La del Sur únicamente apta para aquellos con habilidades para arreglársela con el hielo y que debido a la recesión glaciar, su ruta normal se ha tornado cada vez más difícil. Definitivamente el Ecuador es una tierra para quienes andan en búsqueda de aventuras extremas, y gustan del senderismo de montaña, como el que propone el Parque Histórico Guayaquil; una excursión que inicia en el Circuito Laguna de Mojanda, localizado a 3 700 m.s.n.m., en medio de montañas, pajonales y árboles nativos entre la provincia de Pichincha e Imbabura, para terminar en el Fuya Fuya, el afamado volcán inactivo desde donde se puede ver las cimas de los volcanes Imbabura, Cotacachi y Cayambe.
Igual de atractivo resulta para los senderistas subir el Imbabura con sus 4 639 m.s.n.m. Durante unas cinco horas se emprende el camino a partir del metro 3 600 hacia el pináculo, atravesando un páramo con espacios de pinos que no impiden disfrutar de una hermosa vista de Ibarra. Tampoco es como para desechar el recorrido alrededor del contorno de la laguna Cuicocha, formada por una implosión del volcán Cotacachi, al norte de la provincia, en un extremo de la Reserva Ecológica Cotacachi Cayapas, y que cuenta como atractivo adicional contar con dos islotes (Yerovi y Wolf) los cuales destacan en su centro. Son experiencias que conducen invariablemente a tocar el cielo de mil maneras distintas.