- Altares de amor en Cuba
LA MAYOR DE LAS ANTILLAS SE HA CONVERTIDO EN UN DESTINO MUY DEMANDADO ENTRE QUIENES DESEAN CONSAGRAR SU UNIÓN MATRIMONIAL Y TENER UNA LUNA DE MIEL DE ENCANTO
Una amorosa pareja camina hacia una espaciosa tienda blanca levantada en una adorable playa en Cuba, la isla de ensueños elegida para consagrar un compromiso de amor eterno, en una boda única e irrepetible.
Familiares y amigos se agrupan alrededor, en un escenario de arenas perladas a orillas de un mar azul turquesa. El notario extiende los documentos legales del matrimonio, que reciben la firma de los contrayentes.
El sol se oculta entre cocoteros y plantas de uva caleta, ilumina la escena con sus reflejos dorados, envuelve a los novios y matiza el añorado beso en esta mítica isla caribeña, testigo de sus promesas de amor.
Centenares de enamorados procedentes de los más alejados confines del planeta acuden a la Mayor de las Antillas en todas las estaciones del año, en el ardiente verano tropical o en el tibio invierno, para sellar pasiones con mieles de flores exóticas.
Desde comienzos de la década de los 90 del pasado siglo, cuando Cuba ingresa al club de naciones caribeñas que apuestan al turismo como una fuente esencial de recursos para el desarrollo, de inmediato turoperadores internacionales vieron el filón de un nuevo destino de bodas y lunas de miel, inigualable por sus playas casi vírgenes y mucho más.
Sitios de montaña y aventuras, así como ciudades de altos valores patrimoniales, a empezar por La Habana –que ya en los años 50 del siglo pasado resplandecía en el Caribe por sus espléndidos hoteles, su riqueza cultural y una animada vida nocturna– completarían la oferta.
Sin embargo, es en la última década cuando estalla el verdadero boom de matrimonios de turistas y extranjeros que escogen a Cuba para sus bodas.
En 2008 el Ministerio de Justicia registra un centenar de matrimonios de turistas. La cifra se triplica en 2009 y desde entonces crece como la espuma de las límpidas playas cubanas.
Los novios vienen a través de turoperadores con paquetes turísticos para viajar por la isla o directamente se ponen en contacto con la notaría. Y aunque los aranceles notariales son relativamente bajos (entre 800 y 1 000 dólares) los hay que tiran la casa por la ventana en fastuosas bodas con numerosos invitados en prestigiosos hoteles, servicios gastronómicos de primera línea, fotografías y filmaciones de alto nivel cinematográfico, entre otras primicias.
Tal vez los destinos de bodas más demandados sean los lujosos resorts en Varadero y La Habana, pero hay quienes cumplen íntimos deseos como el de una argentina –tal vez la primera– que contrajo matrimonio con su novio francés en plena Plaza de la Revolución, de pie ante la imagen de Ernesto «Che» Guevara, por deseo expreso de la novia.
Cuba se ha convertido en «EL» destino chic y de moda para celebrar la boda y pasar la luna de miel. No pasa día sin que uno vea pasar por el Malecón habanero, la Avenida del Puerto o camino de la Plaza de la Revolución, a una pareja de novios foráneos, radiantes de felicidad, a bordo de uno de esos fascinantes descapotables estadounidenses de la década del 50, que forman legión en las cercanías del Capitolio, otro sitio totalmente restaurado, que atrae a contrayentes de matrimonio.
Y hay que reconocer el empujón que le han dado a este afán de casarse en Cuba celebridades del cine, la televisión o los escenarios musicales de Europa o Estados Unidos.
Entre los primeros que dieron el fantástico salto de amor se destacan Beyoncé y Jay Z, quienes viajaron a la capital cubana para celebrar sus 5 años de matrimonio en 2013, cuando todavía parecía impensable la reanudación de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.
El famoso Usher y su entonces novia, Grace Miguel, se casaron en septiembre de 2015, en la terraza del restaurante-paladar habanero La Guarida, instalado en la vieja casona habanera donde se filmó Fresa y Chocolate, consagrado entre los más famosos tras recibir al rey Juan Carlos y la reina Sofía de España.
Cuba es la isla de la fantasía en la que toda luna de miel soñada se hará realidad, afirman especialistas de turoperadores, agencias de viajes y, desde fecha reciente, las mayores líneas de cruceros internacionales, que multiplican sus llegadas a La Habana, Cienfuegos-Trinidad, Santiago de Cuba y hasta la remota playa de María la Gorda, frente al cabo de San Antonio.
Incontables publicaciones en redes sociales y revistas de todo el mundo remarcan las cualidades únicas en un solo destino que reúne la Mayor de las Antillas: relax, playa, sol y mar, que después de los dulces y agitados meses de la organización del matrimonio, caen como anillo al dedo a los recién casados.
Patrimonio vivo y arquitectónico, cultura, arte, ecoturismo, montaña y aventura sobresalen entre las múltiples experiencias que vivirán los novios durante su estadía en la que algunos llaman «el alma de América», donde desde hace seis décadas se desarrolla uno de los más genuinos procesos de transformación social del continente.
Despertar con un café expreso cubano antes de lanzarse a la Habana Vieja y terminar el día con un refrescante mojito en la barra del Floridita, privilegiada por Ernest Hemingway, no tienen precio, le escuché decir a una escritora peruana.
Otra pareja de amigos brasileños decidió –para reunir a toda la familia– casarse recientemente en Río de Janeiro, pero esa misma noche ambos llenaron las valijas con sus respectivos trajes de novios y embarcaron hacia La Habana, donde ya tenían contratado el salón de belleza y el fotógrafo que los acompañaría por los imprescindibles escenarios del colonial Centro Histórico en la Habana Vieja, entre ellos la Plaza de San Francisco, el Parque Central con el flamante Kempinsky Manzana de Gómez de trasfondo, y para cerrar la ruta a la Plaza por las bulliciosas avenidas de Reina y Carlos III. Lo tenían todo pensado desde mucho antes. Al día siguiente viajaron a Varadero. Y sus sueños se volvieron realidad.