En total, 22 kilómetros de arena suave y blanca como talco constituyen el frente de playa de Cancún, escenario ideal para asolearse, velear, surfear, volar en paracaídas o nadar.

El borde interno de este paraíso está delimitado por el sistema lagunar Nichupté, que ofrece un abanico de opciones para todos los gustos. Formado por las lagunas Nichupté, Río Inglés, del Amor, Nizuc y Bojórquez, el sistema abarca 6,700 hectáreas. Esa unión del mar y las lagunas provee un espacio natural para la biodiversidad, así como para una variedad de servicios acuáticos o relacionados con el agua.

A esta escenografía natural se le añade una infraestructura de clase mundial, que incluye más de 25 marinas y centros de deportes acuáticos manejados por guías expertos y operadores profesionales; una excelente flota para garantizar los servicios, y un uso extendido de tecnología sensible al medio ambiente que minimiza la contaminación producida por combustibles.

Es fácil darse cuenta de por qué Cancún es un verdadero paraíso de los deportes acuáticos. Navegar viento en popa en la cubierta de un velero, o a bordo de una embarcación motora para disfrutar de la pesca en altamar es vivir el reto de ser libre.

Bajo la espumeante superficie del agua, puede hacer esnorquel o bucear entre las especies de coral del segundo arrecife natural más grande del mundo, y quedarse sin aliento ante la asombrosa vista de las caprichosas formas de los corales y la vistosidad de los peces tropicales. Si lo prefiere, puede literalmente caminar sobre el fondo del mar con la ayuda de un casco respirador.