Obras del maestro Oswaldo Guayasamín presiden el salón de plenarios.
Diego Guayasamín, el arquitecto.
Detalle del edificio sede de Unasur

Parece una nave espacial que acaba de aterrizar; así se le ve desde por lo menos dos o tres kilómetros de distancia, pero cuando la persona se acerca, sigue experimentando la misma sensación. Es como si de la nueva sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) fueran a descender de sus escalerillas los marcianos que no pocos auguran ver en un futuro no cercano sobre la Tierra.

La imaginación es poca cuando se avista en la ciudad Mitad del Mundo, Ecuador, el nuevo edificio, pero su arquitecto le apostó a la fantasía de la humanidad en esta parte del globo. Diego Guayasamín, el sobrino del «Pintor de Iberoamérica», dice que esta construcción está diseñada como si fuera una metáfora que se desprende para proyectarse al futuro.

El 5 de diciembre, lo que el joven Guayasamín dibujó sobre el papel se hizo realidad. Él mismo lo confesó a esta reportera el día que se abrieron las puertas a la prensa para que recorrieran la obra, poco antes de la apertura oficial. Dijo que el diseño pasó casi intacto del plano a la realidad, probablemente igual a la Patria Grande latinoamericana que soñaron los líderes de la independencia latinoamericana como Simón Bolívar, un nombre que se dejó escuchar en más de una ocasión.

Pocos días antes, un sismo de 5,1 grados de magnitud y las decenas de réplicas registradas pusieron a prueba las estructuras voladas de la sede en un país donde son habituales los movimientos telúricos por cuanto se encuentra ubicado en el cinturón de fuego del Pacífico.

El paralelo cero

Contiguo al monumento a la Mitad del Mundo, donde pasa la latitud cero, fue levantada esta sede, lo que para el presidente de Ecuador, Rafael Correa, «es un mensaje muy poderoso». Él mismo verificó en varias oportunidades el avance de la obra, que costó alrededor de 43 millones de dólares al país anfitrión. Ahora corresponde al organismo regional asumir los gastos derivados del mantenimiento y reparación del inmueble.

Por su aspecto y complejidad en la ingeniería, la sede de Unasur dará un valor turístico añadido a la Mitad del Mundo, lugar muy visitado por nacionales y extranjeros, y se convertirá en un emblema para Ecuador y Suramérica.

«Va a ser otro polo de desarrollo para Quito. Se está haciendo toda una regeneración urbana, vías de acceso, espacios verdes, parques, hotel. Se está buscando el lugar para un hotel cinco estrellas que brinde el servicio a Unasur», señaló Correa.

En este lugar turístico la vida ha comenzado a cambiar de a poco. Si antes llamaba la atención de turistas de todos los confines atraídos por el que ha sido el sitio más vistoso del centro del mundo, esta construcción acrecienta el interés de los visitantes. De hecho, una parte de sus áreas está destinada para el tránsito de personas, con espejos de agua y jardines que permiten poder admirar de cerca la obra.

Un monumento al titular fundador de la Unasur, Néstor Kirchner, fallecido en 2010, da la bienvenida a los forasteros. Su viuda, la presidenta de Argentina Cristina Fernández, estuvo en la inauguración de esta pieza escultórica donada por su gobierno y cuya ubicación responde a que la sede fue nombrada en honor al expresidente argentino.

Pero los visitantes podrán acceder también a una biblioteca de la Unasur nombrada Gabriel García Márquez, en honor al escritor colombiano que buscó también la integración regional y falleció en abril de 2014.

Volados únicos

La construcción exhibe una llamativa estructura de volados. Son piezas que sobresalen sin una base de apoyo, y que constituyeron el trabajo más complejo.

José Maquiavelo, presidente de Etinar, la empresa constructora a cargo, aseguró que esto se hace por primera vez en la historia del país, y significa un récord en América Latina por la dimensión de 52 metros de uno de los volados. Según describió, fue preciso realizar un arropado del sistema de soldadura para evitar los cambios importantes de temperatura en este sitio en la mañana y en la noche. Los cambios pueden ser de cuatro y seis grados hasta veintiséis.

Guayasamín, el arquitecto, detalló que la obra está asentada en un terreno de 20 000 metros cuadrados, y de construcción tiene 1 500 metros cuadrados, con cuatro pisos bajo tierra.
«La idea era brindar una pieza masiva, que se presente de diferentes maneras, con independencia de dónde se mire, por eso no tiene una fachada principal», dijo, tras exponer que fueron diseñados una sala principal de presidentes, varios auditorios, una sala de difusión de la cultura suramericana, además de los espacios complementarios como oficinas y dependencias.
Las instalaciones contarán también con luminarias de alta tecnología, sistemas de incendios y acceso, circuito cerrado de televisión, cámaras de alta resolución para la seguridad y sonido de calidad para los auditorios.

La apertura a la Patria Grande

El 5 de diciembre ya es historia para Latinoamérica y los doce países integrantes de la Unasur, porque marcó un antes y un después para esta organización regional, surgida en Brasilia en 2008 y que ahora tendrá asiento en este sitio. Aquí podrán reunirse los jefes de Estado y sus cancilleres o ministros para abordar las principales preocupaciones de sus respectivos pueblos.

Cristina Fernández y Correa develaron la escultura a Kirchner.Luego se fotografiaron todos los mandatarios participantes en la ceremonia, quienes, además, lanzaron globos gigantes al cielo. El que más se elevó fue precisamente el de Bolivia, según constataron reporteros desde la carpa destinada a los medios de comunicación.

Pero unos minutos antes, los encargados del aseguramiento tuvieron que bajar corriendo a uno de los sótanos a buscar otro globo porque uno había «explotado» antes de que le fuera entregado a su dueña, en este caso la presidenta de Argentina. «¡Explotó el de Argentina, explotó el de Argentina!», decía un hombre que corrió a gran velocidad con el globo sustituto, una señal que algunos interpretaron como el «espíritu de Kirchner».

El presidente Rafael Correa, la mandataria argentina Cristina Fernández, el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, y el secretario general del bloque, Ernesto Samper, pronunciaron las palabras centrales de la inauguración. En sus discursos se repetían vocablos como solidaridad, paz, integración, unidad, desarrollo, una señal de que el camino está marcado, pese a los obstáculos que se interpongan.