Un par de bastones como los que gustaba erigir en su caminar por las calles, una vitrola hoy muda en espera de su voz, y las fotos de actuaciones o encuentros con amigos en las paredes. Así vive Benny Moré, el Bárbaro del Ritmo, uno de los más grandes músicos cubanos, y quizás el sonero Mayor, en una esquina de la Plaza Vieja. Lo que un día fuera sitio de reunión de sus amigos y antiguos integrantes de su Banda Gigante, quienes entre tragos y recuerdos lo rememoraban, pasó a ser en 1999, después de reabierto nuevamente, el Café Taberna Amigos del Benny. Nadie se engañe. No hay nada de «taberna » en el recinto. La historia es más sencilla. El nombre le viene de su primogénito dueño, Don Juan Bautista Taberna, quien le dio ese nombre al primer «Café» que tuvo La Habana, allá por el año 1772. En ese entonces la llamada Plaza de los Esclavos, que todavía no era la «Plaza Vieja», como se le conoce hoy, era lugar de ventas ambulantes y pasear de la aristocracia, que desandaba la cercana Alameda de Paula, antes de ir a pavonearse por la explanada, y refrescar los calores de la noche tropical con un helado, un «tintillo» o un jerez, en el naciente «Café» que pronto estuvo de moda. De todo ha sido el lugar, incluso un almacén, hasta que en 1999 abriera de nuevo sus puertas, completamente remozado, y ambientado con ese estilo peculiar «de los 50», que convierten a su barra, el salón o la minúscula pero acogedora cava, en lugares especiales donde recordar y regalarnos el paladar y los oídos, mientras se oyen detrás los ritmos del Buena Vista Social Club. Ellos también, «Los Cuatro Fabulosos» del conocido conjunto, Cachaito López, Aguaje Ramos, Manuel Galbán y el Guajiro Mirabal, han encontrado en las noches de sábado en el Café Taberna Amigos del Benny, un lugar donde «descargar» todo su talento de músicos tradicionales. No obstante, para nada es solo la música lo que tipifica el lugar. También destacan las fantasías culinaria de su comida criolla, estilizada con un tacto y tino que hacen de un simple moros y cristianos o unas lonjas de cerdo asadas, un manjar tan delicado como el bouquet que alberga la rica colección de vinos de la casa. Rones, licores y una amplia colección de vinos, con bodegas y añadas para todos los gustos, e incluso preparados especiales como el conocido «Mojito », sirven también para licuar las penas o alegrar la noche. Una amplia colección de vinos, con bodegas y añadas para todos los gustos, sirve para licuar las penas o alegrar la noche. Todo junto y mezclado: la esfinge del Benny esperándonos a la entrada, la cercana Plaza Vieja y sus toques de antigüedad bien conservada, la deliciosa cena, el buen vino y la música de los ’50, conforman un encanto que dudo pueda ser igualado por muchos lugares en La Habana. No sé si será por sentirse transportado a los tiempos de la colonia o a la época del Benny, pero en el Café Taberna que lleva su nombre, uno sale recordando aquella melodía suya que decía: «Cómo fue/ No sé decirte cómo fue/ No sé explicarme qué pasó/ Pero de ti me enamoré.»

CAFÉ TABERNA AMIGOS DEL BENNY Mercaderes esq. Teniente Rey, Plaza Vieja, La Habana Vieja. Tel.: +(53 7) 861-1637. E-mail: reserva@cafetaberna.co.cu