Tabaco, Signo de Excelencia
EL placer de fumar un buen puro es algo insustituible para los amantes de los cigarros, y República Dominicana se ha convertido, en los últimos años, en un paraíso para ellos. Hay expertos que afirman que el tabaco dominicano ha mejorado tanto en su calidad que ya es capaz de competir con las mejores marcas del mundo.
La principal zona de cultivo en esta nación antillana es el valle del río Cibao, en la zona agrícola cercana a la ciudad de Santiago, al norte del país.
En 1994, República Dominicana se convirtió en el mayor exportador de tabaco mundial de cigarros hechos a mano ya que el país cuenta con unas excelentes condiciones para la plantación del producto. En 1996, el gobierno reservó más de dieciocho mil acres de tierra sólo para el cultivo de su oscuro tabaco, lo que supuso más del doble de la cantidad de terreno usado en los años precedentes.
Actualmente, la producción tabaquera en el país es bastante fructífera. Docenas de nuevas marcas, la mayoría americanas en su origen, se crean, cada año, en la isla, y las perspectivas son bastante alentadoras. El Valle del Yaqui, en el noroeste del país, es donde se concentran las plantaciones.
El arte de fabricar puros En la isla se cultivan tres tipos de tabaco para cigarros, una variedad local llamada olor dominicano, usada para los modelos más suaves, y dos variedades cubanas, «Piloto Cubano» y «San Vicente», usadas para los modelos más fuertes y con más cuerpo. El piloto cubano proviene de las semillas de la región de Vuelta Abajo, y es la más rica y fuerte de las tres variedades; y el San Vicente es una derivación de la anterior. Liar un cigarro a mano puede ser considerado como un verdadero arte, y es una tarea que sólo conocen los llamados «torcedores».
Primero hay que moldear la tripa (relleno) en la palma de la mano; luego hay que vestirla en el tirulo (la hoja del envoltorio interior) y, otra vez, en la capa exterior llamada capote o capotillo. Posteriormente hay que moldear la cabeza, y se corta, entonces, el pie con los calibradores y la guillotina para asegurar que el puro tenga la medida exacta.
Grandes marcas Tabacalera A. Fuente y Cía ya es, actualmente, la mayor fábrica de República Dominicana de cigarros hechos a mano. Cada año, más de quinientos torcedores elaboran alrededor de 24 millones de puros. El carácter especial de sus productos es fruto de la mezcla de más de cuarenta variedades diferentes de tabaco en la tripa. Las diferentes vitolas y modelos ofrecidos por Arturo Fuente han crecido espectacularmente en los últimos años. Las series Hemingway y Opus X han sido añadidas recientemente. Algunos modelos, sin embargo, son difíciles de conseguir en el mercado, porque la demanda sobrepasa la oferta. La atención a la calidad es notable, especialmente por lo que se refiere a la fermentación de las hojas, lo que sigue distinguiendo a Cuba y República Dominicana.
Davidoff es, sin duda, la marca con más fama a nivel mundial. Para Zino Davidoff, fundador de la empresa, los puros fueron su vida. Por eso la calidad de su producto es reconocida y elogiada por todos los amantes del tabaco. Nació en Rusia pero pronto se trasladó con su familia a Ginebra, cuna del imperio Davidoff. En los años veinte, después de un viaje a Cuba, decidió crear su propia línea de Habanos que, en los años sesenta, arrasó en el mercado de exportación. En 1990, Davidoff comenzó a producir puros en República Dominicana, y aunque las mezclas son del todo diferentes, su calidad continúa siendo de las mejores del mundo. La nueva línea dominicana de Davidoff, de sabor más suave, ha dado como resultado las series Aniversario, Grand Cru y Mil. Ashton es otro de los grandes nombres del sector en República Dominicana. Sus productos se destacan, sobre todo, por su elegancia, resultado directo del estilo de su creador, William Ashton, un distinguido fabricante inglés de pipas.
Hispano Europea de Tabacos, con una amplia y rica experiencia en el sector, es una compañía con domicilio en Fuenlabrada (Madrid) y con delegación y fábrica en Tamboril (República Dominicana). Sus marcas «El Coto», «Curros» o «La Hoja» se encuentran entre las mejores del mercado internacional. El nombre Cuesta-Rey es un legado de los fundadores de esta empresa del siglo XIX, cuyos productos destacan por la excelente tripa Larga elaborada a mano. El singular proceso de elaboración de la marca Juan Clemente da como fruto puros excelentes y, a su vez, difíciles de encontrar.
Estas son las grandes marcas, pero otras como Avo, Don Diego, Dunhill o Royal Dominicana, están contribuyendo a consolidar el sector tabaquero en el país. La demanda de torcedores experimentados se ha multiplicado últimamente, como consecuencia de la proliferación de nuevas fábricas. En treinta años de fabricación, los cigarros dominicanos han ganado reputación, y es una de las principales fuentes de riqueza para la economía de República Dominicana.