Habana 1791 es un original establecimiento de la La Habana Vieja, donde usted puede encontrar las 12 esencias más preciadas.

En cualquier perfumería caribeña, independientemente de las marcas y las procedencias, los viajeros y locales reclaman las esencias naturales, como un sello de identidad olfativa: gusto, deseo, sensualidad y, sobre todo, cultura. Se trata de una manera de sentir el clima, de interpretar el tratamiento del cuerpo y además un estilo de espiritualidad que mucho tiene en cuenta a la naturaleza. Los olores provenientes del mar se confunden con los de la vegetación, para otorgar un aroma muy especial y un gusto común de Las Antillas, mayores o menores, como un ritmo, una musicalidad secreta, sorda y alucinógena a la vez, algo así como el trepidante color de la zona.

Esencias de esencias Los perfumes naturales, como estas dos palabras lo indican, son olores que se logran en correspondencia con lo que existe en la naturaleza; en este caso provenientes de plantas, sobre todo flores, hojas y tallos en cuyos contenidos hay un olor específico que se puede utilizar en perfumería. De tales aspectos posee valioso conocimiento la especialista cubana Yanelda Mendoza, quien labora hace varios años en una curiosa tienda nombrada Habana 1761. Para Yanelda, como para otros muchos expertos consultados, en los países cálidos gusta mucho ponerse algo que refresque, generalmente las conocidas colonias, aunque existen muchos y más variados olores como los de los cítricos: la naranja, el limón, la lima; o los florales como las rosas, jazmín y violetas. Por eso, cada vez que llega un viajero a esa vitrina, se identifica en materia de olores con 12 esencias, 12 fragancias repetidas en muchas otras naciones y con un sello muy particular en La Habana. Estamos hablando entonces de: Rosa, Violeta, Lila, Jazmín, Lavanda, Sándalo, Vetiver, Tabaco, Azahar, Pachulí, Limón e Ilan-Ilan. Para garantizar su origen, esas 12 esencias están registradas desde hace una década a favor de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, y son las preferidas por turistas de todo el mundo que acceden a ese establecimiento no sólo como a una tienda más, sino como a un museo.

Un poco de historia Gracias a los sentidos, los seres humanos se comunican y en ello, un papel importante lo ocupa el olfato, de ahí que los perfumes estén entre los productos que tienen relevancia en materia de relaciones sociales. Por otra parte, el olfato es rápido en conexiones y emociones e impacta, por crear una imagen de la persona, con sus olores y su estilo. Debido a ello, el perfume existe desde que el ser humano fue dotado del sentido del olfato. Cuentan que los aborígenes de El Caribe tenían una gran preocupación por sus olores y se frotaban algunas plantas sobre el cuerpo para lograr una mejor presencia ante los demás y reflejar su preocupación por la limpieza. Las fragancias pasaron de Oriente a Egipto, donde los que disponían de agua la vertían en los baños y al salir, se untaban aceites diferentes para atraer a los dioses, mientras en medicina se tienen algunas referencias de Hipócrates, quien empleaba pequeñas cantidades de las plantas para combatir enfermedades y aprovechar sus capacidades benefactoras. La civilización árabe jugó un papel importante en los perfumes, al experimentar nuevos preparados con el desarrollo de la alquimia, de la que se valían para extraer la quintaesencia de las plantas. Sin embargo, aproximadamente en el año 1200, es cuando tiene lugar el acontecimiento más significativo en materia de perfume que conocemos hoy, pues el Rey Felipe II concede el derecho a la venta de fragancias y reconoce la profesión de perfumista. El desarrollo de esta especialidad conduce a que en 1893 se obtenga la ionona, una sustancia de olor casi exacto a la flor de la violeta y con ello, un tipo de perfumería no natural, pero que abarata los costos de producción. En síntesis, Francia es la cuna del perfume como tal, muy vinculada con razones sociales por su preocupación más avanzada por el lujo y el desarrollo de una sociedad. Aunque en la actualidad existen muchos nombres famosos para el perfume, reconocidos en todo el mundo, existen en América patios y jardines donde se pueden apreciar fragancias deliciosas de las esencias fundamentales. Con el fin de rescatar esas fragancias aparece el estudio realizado por los especialistas de La Habana 1761 a favor de 12 olores calificados como ineludibles para los caribeños. Hoy, cada vez mayor número de visitantes se acercan a las vitrinas de La Habana 1716, no sólo atraídos por las exquisitas fragancias, sino también con el propósito de, con su disfrute, llevarse un poco de las esencias de estas tierras caribeñas.