Güira, Tambora y Acordeón ¡Qué suene el Merengue!
Con un bailable a orillas del malecón capitalino comienza la gran fiesta del pueblo dominicano, el Festival del Merengue, donde el afamado ritmo demuestra su capacidad de supervivencia.
Bailable único, irrepetible, el Festival del Merengue constituye una fuerte atracción para miles de dominicanos y visitantes de países cercanos del área del Caribe, y de otras latitudes, que asumen este ritmo, auténticamente dominicano, como propio.
En el 2006, tanto jóvenes y viejos, dedicaron el homenaje a Joseíto Mateo, conocido como el Padre del Merengue, compartiendo galardones con Johnny Ventura «El Caballo Mayor» quien este año se retira de los escenarios artísticos, después de haber hecho bailar a numerosas generaciones de dominicanos.
Este bailable se caracteriza por el alto colorido del vestuario de las bandas de música, los trajes de la Reina, portadas por coches tirados por caballos y comparsas carnavalescas y otras manifestaciones culturales concurrentes a la cita del baile nacional dominicano.
Además de los bailables se organizan actividades como la Feria de Artesanía, Feria del Pescado, Feria Gastronómica, Feria del Dulce Criollo, Exposiciones de Pinturas, Esculturas y Caretas, Concurso Nacional de Cocteles, Festival del Dulce Criollo, Bailables Populares, Competencia de Kartismo y juegos populares. «El merengue ha evolucionado rítmicamente pero siempre es merengue», afirmó a Excelencias del Caribe, Joseíto Mateo, uno de los más profusos creadores de esta música que combina güira, tambora y acordeón.
ORÍGENES El merengue no es sólo música, representa una conducta ante la vida. Este ritmo surgió de la evolución de la contradanza que trajeron los extranjeros a estas tierras americanas como parte de la penetración cultural.
El término «merengue» (en francés «meringue» y en creole «mereng»). Es parte de una familia de bailes generalizados en el Caribe con diversas manifestaciones. Hoy es el baile nacional de la República Dominicana.
Esta música nació en el campo. Los campesinos de las varias regiones de la isla transformaron la contradanza a sus propias maneras, utilizando instrumentos musicales autóctonos. Lo que hoy en día se llama «el merengue dominicano» viene de la región norte de la República Dominicana, conocida como el Cibao.
Según asegura el joven merenguero dominicano José Gabriel Severino, «El Jeffri», esta es la música más alegre del continente. Esta opinión también la comparte Joseíto Mateo, pues aunque entre uno y otro hay varias generaciones, ambos lo aman y defienden. También los dos merengueros afirman que es una música evolucionada, que se ha enriquecido pero tiene elementos que garantiza sus atributos de origen. Y al hablar de evolución y de nuevas sonoridades, Joseíto Mateo destaca la figura de Juan Luis Guerra a quien atribuye importantes contribuciones.
Los discos «Ojalá que Llueva Café» y «Bachata Rosa» (con la canción «La Bilirrubina») consagraron a Juan Luis Guerra como un artista de renombre internacional y vendió millones de discos en España, Estados Unidos y Latinoamérica dando gran difusión a la música dominicana en el mundo.
Algo que distinguió al merengue, antes y después, es su carácter popular. Desde el principio se interpretó con instrumentos que estaban al alcance del pueblo: bandurrias, el tres, el cuatro.
A fines de siglo pasado incorporó el acordeón diatónico de origen alemán, que por su fácil manejo desplazó la bandurria. Hoy se baila en salones y en la calles, en cualquier rinconcito de la ciudad, en «colmadones» (bodegones que viernes y sábado pasan a ser lugares de recreo), en todos ellos se disfruta de esa típica sonoridad.