Naturaleza Real y Maravillosa
16 mil kilómetros cuadrados de terreno llano, diversidad de atractivos, incluidos los de los amantes del riesgo, mas de 100 kilómetros de playas en los que la vegetación y su entorno ofrecen fabulosos panoramas tropicales, y una combinación de costas y cayos, provee a esta provincia de una fisonomía peculiar. Fundada en 1514 y denominada como Santa María del Puerto del Príncipe, mudó su enclave por dos veces hasta adoptar finalmente el nombre aborigen de su definitivo asentamiento: Camagüey, regado por las aguas del Río Tínima y el Hatibonico.
Los arrecifes de coral que se extienden al norte de toda la cayería de la provincia pertenecen a la barrera arrecifal de la región septentrional del archipiélago cubano. Esta maravilla se prolonga desde la Península de Hicacos (Varadero) hasta más allá del límite oriental de la provincia de Camagüey con mas de 400 kilómetros de longitud, superada en extensión solamente por la Gran Barrera de Coral Australiana con 2000 Km.
El jardín de arrecifes está conformado por diversos tipos de corales en forma de colonias con una gran policromía donde se distinguen los colores blanco, verde, amarillo, violeta y rosados, entre otros. También es posible apreciar zonas con coral negro, muy utilizado en la confección de diversos objetos ornamentales. Tanto en la barrera como en sus alrededores existe un exuberante desarrollo de la vida animal y vegetal provocado por la alta carga de nutrientes y oxígeno que transportan a las masas de aguas oceánicas que entran a mezclarse en esta zona con las aguas de la plataforma. En la barrera coralina viven gran cantidad de pequeños cangrejos, medusas, moluscos, estrellas de mar y diminutos pecesillos de variados colores.
Asociado a este ambiente coexiste una abundante fauna de peces y unas 60 especies marinas de alto valor comercial y turístico, que unido a los atractivos antes mencionados, dotan a la zona de un increíble potencial para el buceo, la pesca superficial y la fotocaza submarina. En el polo turístico Santa Lucía, la barrera coralina se encuentra a una distancia de 1,5 Km. y 0,2 Km. de costa con una orientación noroeste-sureste y se extiende por mas de 20 kilómetros desde la Bahía de Nuevas Grandes(este), hasta el canal de entrada de la Bahía de Nuevitas(oeste), y se prolonga hacia el occidente por todo el acuario marino al norte de la provincia de Camagüey. El límite exterior de la barrera coralina presenta un frente abrasivo que recibe el embate de las olas oceánicas de alta energía y su efecto amortiguador permite el desarrollo de un complejo abiótico-biótico de gran diversidad, singularidad y belleza con profundidades menores de los 3 metros y aguas tranquilas e ideales para realizar con seguridad diferentes actividades turísticas. Precisamente, esa condición protectora impide la erosión de las playas y las perdidas de arena, así como evita las penetraciones del mar en zonas emergidas. En toda su extensión, la barrera presenta quebrados o abras que facilitan el intercambio de sustancias y energía de las aguas profundas con el mar interior.
Estos quebrados son utilizados por las embarcaciones de recreo y ocio para acceder a diferentes frentes del litoral. Viajar hasta el Laberinto de las 12 Leguas en su costa sur, es contemplar la majestuosidad de un archipiélago del Mar Caribe cubano. Pasear sobre él en un pequeño avión es ver sus islotes como fragmentos flotantes de tierra firme o pequeños hijos de curiosas formas al resguardo de la gran isla madre. Pescar o simplemente recrearse en sus méganos, es adentrarse en una naturaleza salvaje y al mismo tiempo acogedora. El clima de la provincia en general es cálido, con temperaturas que promedian entre 25 y 26 grados Celsius. Enero es el más frío de los meses, con 21 grados centígrados como media y julio el más caluroso con 27,3 grados centígrados. Las precipitaciones lluviosas están en el orden de los 1 326 milímetros anuales, mientras las brisas marinas, frescas y húmedas, refrescan constantemente el territorio.
Aventura en la aventura Todas las rutas naturales de Camagüey se recorren con el disfrute de la brisa perfumada por las esencias del monte. Las mayores reservas se localizan en la Sierra de Cubitas con grandes bosques de árboles como el Cedro, la Jía, el Ocuje y la Ceiba. Junto a estos gigantes vegetales y a lo largo de los 260 kilómetros de la sierra, se desarrolla una vigorosa flora con más de 300 especies, entre las que abundan las orquídeas. La Reserva Ecológica Limones-Tuabaquey en la Sierra de Cubitas está ubicada a 27 kilómetros de la ciudad. Posee una extensión de 20 kilómetros cuadrados y se caracteriza por la existencia de altos valores de la biodiversidad exponentes de la complejidad geologo-geomorfológica de la región.
Tiene valores paisajísticos únicos asociados al Cerro Tuabaquey, el Paso de los Paredones y el Hoyo de Bonet. Se localiza un buen número de especies endémicas y más de medio centenar de cavidades cársicas (cuevas, cavernas y simas), con altos valores naturales e histórico culturales pues encierran pictografía y arqueología aborigen pertenecientes a grupos agroalfareros. Esta reserva cuenta además con simas subterráneas de gran profundidad como la Cueva del Agua que no son mas que 200 metros de galerías inundadas. Posee lagos subterráneos con abundante fauna cavícola como lo es Lago Rolando, elevaciones cársicas con cotas superiores a los 300 metros como el Cerro Mirador de Limones, el Cerro Tuabaquey y lagos artificiales ricos en agua dulce. La Belén, ubicada a 56 Km de la ciudad, constituye una de las mayores áreas de importancia para las aves donde se han reportado mas de 130 especies, muchas de ellas ya desaparecidas en el resto del país. La destacada biodiversidad dada por la existencia de aves endémicas y otras en peligro de extinción, indica la presencia de una calidad biológica superior. De las 23 especies de aves endémicas cubanas, en el área se reportan 17. Es lugar de refugio para las aves y, además, la zona constituye una muestra de los bosques cubanos de llanura, pues registra la presencia de troncos de arboles fosilizados concentrados en el nombrado “Bosque Fósil”.
Pedro Regalado Ruiz, biólogo camagueyano nos aporta, que otrora se llamó la Sierra del Chorrillo y que el lugar pertenece a un grupo orográfico en el que su nombre se supone fue derivado de los numerosos manantiales que en forma de surtidores de agua pura casi brotaban por todas partes. Fue zona que sirvió de refugio a los negros esclavos de las haciendas vecinas y se argumenta también que existieron varios “palenques” en el corazón mismo de la sierra. La flora en este lugar es característica pues recoge vegetación primaria, es decir, la original que cubrió al lugar antes de la intervención del hombre, en las que los bosques poseen hojas de tamaño mediano, bosques de galería (semejante al anterior pero con algunas especies características condicionado a la orilla de ríos y arroyos) y el complejo de vegetación de mogote, debido a que se desarrolla con caracteres peculiares sobre el carso cónico con ausencia casi total de suelo. Según el biólogo camagueyano, también se desarrolla una vegetación secundaria en la que predomina el bosque de Yaya, Pastizales con arboles aislados, un Palmar también con la presencia de arboles solitarios en los que predomina la Palma Real y el matorral secundario llamado comúnmente “manigua”.
La fauna tiene una particular atracción y es la presencia de algunas especies de aves que en el mundo se encuentran en peligro de extinción. Entre las más notables esta el Carpintero Churroso, el Pitirre Real, la Torcaza Boba, la Paloma Perdiz, el Gavilán Colilargo, el Cao Ronco y el Catey Periquito. Camagüey cuenta también con la reserva ecológica Nuevas Grandes, ubicada en la costa norte de la provincia, en las inmediaciones de la Bahía de igual nombre. Este lugar se caracteriza por la presencia de ecosistemas costeros-marinos con alto grado de conservación y destacan en este conjunto las colinas carsificadas que apenas alcanzan los 30 metros de altitud y un amplio desarrollo de formas cársicas tales como grutas, farallones, cacimbas y lapiez.
La naturaleza del territorio exhibe paisajes que prometen un intenso goce. Los cayos e islas del archipiélago Jardines de la Reina ofrecen la ocasión para disfrutar de hermosas playas aisladas y apreciar una naturaleza salvaje y al mismo tiempo acogedora como un escenario optimo para el senderismo, la observación de aves endémicas y el pleno disfrute de una región que podría decifrarse, sin dudas, como un lugar donde todo va de lo real a lo maravilloso.