JORNADAS ACTUAR

Actriz de radio, televisión, teatro y cine, Oneida Hernández Lorenzo, una de las mejores voces de la locución en Cuba, reconocida como la primera imagen femenina del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana por más de treinta años y conductora del programa Te lo cuentan las estrellas, del canal Cubavisión, confiesa a la revista Arte por Excelencias su amor y vocación por esta carrera, donde el sentimiento adquiere relevancia.
«La locución, al igual que la actuación, tiene su dramaturgia, sin llegar a ser dramática. El locutor transmite una actitud mental y un sentimiento que es tan importante como el razonamiento. Un actor flojo de sentimientos está casi terminado, porque si no provoca al público, no consigue comunicar. El corazón de ambos debe latir en consonancia con el receptor; eso es lo que diferencia la actuación de uno u otro profesional con igual experiencia: si no conmueves, no llegas.
»A mí no me duelen prendas en entregarme totalmente, y a veces se me da el sentimiento en demasía, pero eso no me molesta. Como actriz debo encarnar el personaje y darle vida, recurrir al sí mágico de Stanislavski: si yo fuera esa persona… Apelar a mis emociones es imprescindible para conmover al público».
Oneida recibió el Premio Actuar por la obra de la vida 2010, junto a grandes actores y actrices como María de los Ángeles Santana, Marta Velazco, Luis Lloró y Luis Rielo, con quienes compartió escenarios desde 1960 hasta su jubilación en la emisora Radio Arte. Simultáneamente, trabajó en la compañía de teatro Rita Montaner por más de seis años, bajo la dirección de Gerardo Fulleda León.
«Si volviera a nacer sería actriz. La actuación es vocación total, arrolladora; al practicarla se sufre, sobre todo cuando no valoran lo que puedes dar. Pienso que siempre hay papeles para una actriz. Aprendí de la máxima del teatro español: no hay papeles pequeños… todos son importantes, y en el más pequeño, sin hablar una palabra, un actor puede dar todo el sentimiento del mundo.
»La técnica se aprende en la academia, pero ser actor, eso viene contigo como el color de tu piel o de tus ojos.  Yo tuve siempre muy claro que quería ser actriz, aunque nunca supe por qué. Desde muy niña me gustaba cantar, diseñar, recitar… y como tenía ciertas facilidades mi familia me apoyaba. Con 18 años, al comprender que en el entorno campesino donde vivía me sería imposible realizar mi sueño, decidí venir para La Habana, adonde llegué en 1959, al final de la caravana de Fidel Castro».
Su debut en la emisora Unión Radio Cadena Nacional fue casi accidental; la programación era en vivo y, al faltar una actriz, el director aceptó que hiciera el papel. Quedó complacido y le animó a matricular en la Escuela de Artes Dramáticas de El Vedado, donde recibió su primera formación artística con grandes directores como Loly Buján, Elvira Cervera, Roberto Garriga, Mario Rodríguez Alemán… Allí, además de recibir técnicas de actuación y de expresión corporal, entre otras disciplinas de cultura general, conoció la ética de cómo dirigirse al público, de quien ha recibido cariño y admiración durante casi cincuenta y cinco años de su vida artística.
«No recuerdo mi primer empleo pagado, porque en aquella época lo hacía por amor al arte; solo quería probar mi vocación y tener la oportunidad de demostrarlo. Con 21 años, y siempre a pura prueba, comencé a hacer teatro en la Sala Arlequín de Rubén Vigón. Allí estuve muchos años; mientras, trabajaba como actriz y locutora en radio y televisión, sobre todo en la programación educacional, escenificando novelas, dramatizados y obras de la literatura universal cuyo objetivo era motivar el amor por la lectura y elevar así el nivel cultural del pueblo.
»De todos los personajes que he interpretado, me gustó mucho la Adela de La casa de Bernarda Alba, la esposa de Leonardo en Bodas de sangre y la Pepa de la película cubana Café amargo. El año pasado interpreté en Radio Arte a una negra esclava de nación que hablaba a media lengua; el personaje estaba tan bien escrito y transmitía tanta ternura que, aunque no tenía nada que ver con mi dicción, me fue muy placentero hacerlo y me demostró que quiero seguir siendo una actriz en pleno desarrollo.
»Me considero una mujer afortunada porque he trabajado en lo que me gusta; como actriz y presentadora de espectáculos pude ir a África en la década de los ochenta, formando parte de una brigada artística, donde les transmití esperanza y alegrías a las tropas nuestras que estaban en Angola y Etiopía. En 1964 trabajé durante un año en la entonces Radio Pekín como locutora y correctora de materiales traducidos del chino al español, y en 1967 en la Unión Soviética realicé una función similar y el noticiero de cine La URSS al día».
Licenciada en Historia, Oneida ha recibido innumerables reconocimientos, como la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Raúl Gómez García y la Majadahonda como artista internacionalista, Premio y Mención del Concurso Caricato 2002 de la Uneac, Micrófono 70 Aniversario de la Radio Cubana y Premio Caracol de Actuación de la Uneac 2017. Es Artista de Mérito de la Radio y la Televisión cubanas.