Cuatro en una gaveta
Hoy extraje de mis archivos, no uno, sino cuatro expedientes al mismo tiempo. En un inicio, pensaba reseñar los vínculos que existieron entre dos artistas del Caribe: uno dominicano Jaime Colson (1901-1975) y otro cubano Mario Carreño (1913-1999) pero, cuando me disponía a comenzar a escribir, me di cuenta de que la historia era mucho más compleja y en el tema se podían implicar otros dos artistas: el cubano Mariano Rodríguez (1912-1990) y el mexicano Manuel Rodríguez Lozano (1896-1971). Así, determiné también circunscribirme al período 1936-1938 y empezar a mover datos, relacionar hechos e imaginar otros que no pude localizar.
Desde hace once años me dedico a la investigación de la obra de Mariano Rodríguez, por lo tanto, para mí no eran ajenas las habituales referencias a la influencia que Manuel Rodríguez Lozano pudo haber ejercido sobre la obra del cubano durante su estancia en México entre 1936 y 1937. Fue su maestro y así lo reconoció en una entrevista que hice para la revista Revolución y Cultura, a finales de 1976, sin embargo, nunca hemos tenido la oportunidad de cotejar en una exposición la obra de los dos. Cuando observamos algunas piezas del mexicano como: “Il verdaccio”, 1935, “El coloso”, 1936 o “Retrato de Tebo”, 1936, podemos reconocer la evidente influencia que ejerció Lozano sobre Mariano, aunque también es irrefutable la rapidez conque el alumno conformó su propio estilo en apenas dos o tres años. Al mismo tiempo que Mariano estudiaba en México, llegaba a ese país Mario Carreño, con el fin de ponerse al día con respecto al arte mexicano. Conoció a Diego Rivera, conversó animadamente con “El Mastodonte”, también con Orozco y Tamayo, sin embargo, lo que marcó –según algunas fuentes– su estancia en ese país fue su encuentro con el pintor dominicano Jaime Colson (1901-1975) quien ya había pasado por París y venía a husmear en el fenómeno del muralismo.
Marilú Ortiz de Rozas, autora del libro Historia de un sueño fragmentado. Biografía de Mario Carreño, enjuicia este encuentro: Si existiera en este mundo algún tipo de tribunal de justicia donde velar por la consecuente repartición de recompensas a quienes demuestren méritos y benevolencia, Colson tendría derecho a presentar un reclamo. De su historia propia no se consignaría como dato importante sino el que fue el mentor de Mario Carreño. Lo instruyó, lo formó. Despertó la atención del cubano sobre la pintura clásica y lo incitó a partir a Europa, a París…
Carreño en sus memorias, publicadas en 1991, menciona de pasada esta relación y nada indica que haya ejercido influencia sobre él.
Mariano, por su parte, no ha dejado tras sí muchas huellas. Su obra “mexicana” conocida, es escasa y nos damos cuenta de que Colson y Mariano coincidieron en México y que la obra del cubano entre 1938 y 1939 tiene escasos puntos de contacto con la del dominicano. Refiero esto porque hace algunos meses encontré en la página de Internet www.artcuba.com, un interesante artículo sin firma, donde se reflexionaba si Mariano recibió la influencia de Colson. El comentario llamó mi atención, pues hasta donde conozco, nunca se había mencionado este asunto con anterioridad. ¿Conoció Mariano a Colson en México? Ninguna información poseemos al respecto. Lo que sí está claro es que el artista dominicano viaja a Cuba en 1938 y organiza en el Lyceum una muestra bastante amplia de sus obras. En la portada del catálogo aparece un retrato que pudiera asociarse de cierta manera con la obra del cubano.
El crítico Ramón Guirao escribe en la revista Grafos sobre Jaime Colson y niega el término neoclasicismo para identificar al pintor, también lo aparta del surrealismo y reproduce seis dibujos y pinturas del artista, pero lo que apreciamos son básicamente ambientes metafísicos habitados por personajes con una filiación poscubista bien notable. (De pronto pienso buscar también el expediente de Ernesto González Puig, cubano, quien expuso obras semejantes en el Lyceum, en 1934. Decido no hacerlo para no enredar más esta pesquisa con el quinto expediente.)
Un hecho curioso es que Carreño refiere, de nuevo en sus memorias, que en 1938 parten hacia París desde La Habana, en el mismo paquebote: Colson, Carreño y Max Jiménez (Ver “Un tico en La Habana, Arte por Excelencias no. 1, 2008) por lo que la cadena continúa hasta París. Por su parte, Marilú en su texto, señala que los tres exponen en la Galería Berheim, pero el catálogo no lo consigna ya que en la portada aparece “Exposition Carreno (sic). Peintre cubain”. En este punto se me agotan los documentos y me detengo. Mi pregunta es ahora ¿Expusieron Max Jiménez y Colson junto a Carreño en París? ¿Existen imágenes? Seguramente la respuesta se encuentra en otro archivo o biblioteca. Esperemos…
Bibliografía
Carreño, Mario: Cronología del recuerdo, Santiago, Editorial Antártica S.A., 1991. Exposition Carreno. Peintre cubain. MM Berheim-Jeune et Cie, Editeurs d’Art, Paris. Gerón, Cándido: Enciclopedia de las artes plásticas dominicanas, Editora Tele 3, C. x A., Santo Domingo, 1989. Guirao, Ramón: “Jaime Colson”, Grafos, La Habana, mar. 1937, no. 4, pp. 22-23, ilus. Ortiz de Rozas, Marilú: Historia de un sueño fragmentado. Biografía de Mario Carreño, El Mercurio Aguilar, Santiago de Chile, 2007. Taracena, Berta: Rodríguez Lozano, Universidad Nacional Autónoma de México, México, D.F., 1971.