Entre finales de julio y principios de agosto, media España cuelga el cartel de «Cerrado por vacaciones». Con temperaturas que muchas veces superan los cuarenta grados Celsius, la vida en las ciudades interiores se detiene y todo el que puede emigra hacia la costa. En esta época, el litoral mediterráneo triplica o cuadruplica su población, y españoles, alemanes, rusos o británicos se disputan cada metro de playa disponible en Benidorm o Marbella.

Como es obvio, el circuito de arte también se paraliza. Nadie sale a comprar pinturas o esculturas en verano, así que las galerías cierran y los artistas y marchantes, seres humanos al fin y al cabo, también se van a la playa. De ahí que alguien tuviera la idea de crear una feria de arte en pleno julio y con sede en Marbella, la capital de la Costa del Sol, famosa desde los años setenta por ser el balneario preferido de la jet set española y europea.

Cinco años después, Art Marbella sigue consolidándose como la única feria de arte moderno y contemporáneo del período estival: con horarios de verano (del 30 de julio al 3 de agosto, de las 18:00 a las 22:30 horas) y pensada para clientes veraniegos que llegan de todo el mundo para disfrutar de esta playa española y, quién sabe, si de paso, comprar alguna pieza para llenar sus barcos, chalets, palacios o museos.

Arte por Excelencias, media partner de la cita desde sus inicios, ha sido testigo también de esta quinta edición, en la que participaron casi cuarenta galerías de América, Europa y Asia. Y lo primero que llamaba la atención al llegar al Palacio de Congresos y Exposiciones Adolfo Suárez es su renovado exterior: tres mil trescientos metros cuadrados cubiertos de un mural cubista del malagueño Curro Leyton, con una picassiana paloma de protagonista. 

Dentro, el montaje de los stands era un tanto geométrico, pues la feria ha aprovechado el diseño de su hija Marbella Design —celebrada a principios de julio—, para darle más protagonismo a los proyectos especiales y exponer las obras en espacios similares a los que habitarán en el futuro.

De los proyectos especiales (A través del tiempo, curado por Violeta Janeiro; All About Eve, por Kamran Diba & Maryam Eisler; Entre Lurigancho y Badohi, la lana vive, por Pepe Cobo & Irene Infantes) no sacamos nada en claro, aunque aplaudimos que se siga dando espacio a proyectos como Genalguacil Pueblo Museo y al Ayuntamiento de Marbella, que este año ha re-presentado Miradas de una ciudad, en las que Jesús Chacón retrata a esos «pintores, músicos, cineastas, actores, atletas… que consiguen que el alma de Marbella perviva y se ensanche».

La exposición se vio antes en el Museo del Grabado de Marbella, de ahí que se haya re-presentado, cuando lo normal es que el ayuntamiento local encargue un proyecto específico para la feria; también echamos de menos el premio de adquisición que entregó la corporación municipal el año pasado. 

Sin embargo, los Solo Shows de algunas galerías sí que fueron relevantes, como el de esculturas del iraní Masoud Akhavanjam (Toro Arte Contemporánea, Italia) y El surrealismo con minerales fundidos, de Miguel Ruiz Jiménez (Galería Javier Román, Málaga). 

Esta es la primera vez que el iraní —presente también en la Bienal de Venecia, con versiones en gran formato de estas piezas— expone en España. «Y está teniendo mucha aceptación», nos confirma Irina Machneva, curadora de la muestra y miembro del Host Comittee de Art Marbella. 

«De hecho, estamos pensando abrir una galería o showroom en Madrid en los próximos meses. Akhavanjam viene de una familia de coleccionistas muy importante de Irán y sus piezas están en colecciones privadas de todo el mundo. Además, participa habitualmente en ferias de arte en Dubái, Abu Dhabi o Miami». 

Sobre el programa VIP de la feria, Irina

nos cuenta: «Este año ha sido muy bueno. Hemos estado en Málaga visitando el Pompidou, y en La Térmica, viendo la expo-

sición de Bansky. También en talleres de algunos artistas y en las after-parties, que son muy importantes, porque permiten ampliar la red de contactos. En general, el programa VIP de Art Marbella es siempre muy interesante». 

Masoud Akhavanjam, quien nos mira un tanto tímido desde el fondo de su stand, nos dice sobre los orígenes de su inspiración: «…cuestiones filosóficas y temas sociales de la vida diaria. No quiero decir temas políticos, pero lo son. Porque todo lo social es un poco político. Se trata de la coexistencia de todos. ¿Quién es la víctima en esta cultura? Situaciones personales como no ser egoísta y preocuparse por otras personas, por el mundo, por otras sociedades o grupos». 

Por su parte, la galería Javier Román, una de las que más y mejores espacios ocupa —junto a otra de las incondicionales de Art Marbella, la madrileña Gaudí—, dedicó su Solo a las surrealistas piezas en minerales fundidos de Miguel Ruiz Jiménez. Sus platos y murales (de entre catorce y setenta y tres mil euros) son únicos, debido a un proceso artesanal que recupera una técnica milenaria, heredada de los antiguos habitantes del reino nazarí de Granada. 

De Javier Román es, en nuestra opinión, una de las obras más interesantes que se expuso en Art Marbella. Se trata de The Diagonal of Marilyn 1/1, de Martín Lagares, un clásico remake a lo Andy Warhol, en resina, papel y cristal, de nueve rostros con gafas que miran en distintas posiciones. Por suerte o desgracia, a nuestra llegada ya se había vendido, ¡por novecientos euros!

También fue un placer volver a disfrutar del delicado espacio de Aurora Vigil-Escalera, conocer las nuevas cajas de luces de Peter Demetz (quince mil euros) en Lucía Mendoza y admirar un inmenso marco vacío (a modo de escultura) en medio del stand de la parisina Dutko. 

También vimos por doquier a personajes famosos como Dalí, Picasso, Chaplin, Grace de Mónaco…, aunque en realidad quien sí estuvo por aquí fue el expresidente del gobierno español, José María Aznar, además de otros famosillos que prefieren pasar desapercibidos (el año pasado casi chocamos en una esquina con la actriz Amaia Salamanca).

En el stand de la editorial barcelonesa Artika, admiramos el estuche-escultura Jaume Plensa 61, de uno de los artistas mejor cotizados del panorama español. Y ojeamos Las mujeres de Botero y los Garagatos de Joaquín Sabina, todas ediciones limitadas, elaboradas «siguiendo minuciosos procesos artesanales que convierten cada ejemplar en una pieza única e irrepetible», de esas que, de poder pagarlas, deberíamos llevarnos a casa. 

El arte contemporáneo sigue las corrientes actuales de volver a clásicos de nuestra infancia, tan bien explotadas en España por la mayoría de las marcas de ropa. Así, hay esculturas, pinturas o instalaciones un tanto pop de Micky y Minnie Mouse, Blanca Nieves (y la bruja, ambas dentro de sendos espejos), la Pantera Rosa, Garfield, Homero Simpson… Aunque en este caso aparecen en galerías americanas, principalmente: Proyecto H Contemporáneo (Ciudad de México) y Pabellón 4 (Buenos Aires). 

También el malagueño Juan Miguel Quiñones (Reiners Contemporary Art) viaja a la infancia y trae un solo de juguetes en mármol. El artista es famoso por sus polos de mármol, como el inmenso Drácula que instaló Urvanity en una céntrica calle de Madrid, durante la pasada Semana del Arte.

 

América presente otra vez

El arte latinoamericano ha estado bien representando en Art Marbella, gracias a la presencia de varias galerías de Argentina, Brasil, Canadá, México y Estados Unidos. Una de las incondicionales de esta cita es Rofa Projects, plataforma con sede en Maryland, Estados Unidos. Su directora es Gabriela Rosso, una vieja conocida de nuestra revista, a quien, por supuesto, hemos vuelto a saludar. 

Así supimos que este año su propuesta gira principalmente en torno a la obra de mujeres artistas de América Latina: Metamorfosis es una colaboración entre la mexicana Erika Harrsch y el músico norteamericano Philipe Glass, en la que ella «usa sus partituras originales para producir estas piezas con mariposas, que es su tema principal, junto a las migraciones, la identidad o la sexualidad…». 

Por su parte, la peruana Ana De Orbegoso usa los huacos, que son imágenes o representaciones de la civilización de los mochicas, de Perú. Ella toma esos huacos (también llamados cabeza-retrato) y «los hace contemporáneos, con resinas y en varios colores; los llama neo-huacos. Toma la historia de su país para acercarnos a ella, pero desde una visión más contemporánea». 

Su compatriota Luisi Llosa «trabaja mucho el tema feminista, por eso estas frases grabadas en bloques de acrílico con cemento dentro: “Tenías todo menos remedio”, “Hoy soy distinta”, “Algunos cariños no se pueden evitar”. Son frases muy fuertes. Una cosa un poco lapidaria». Además, hay «unos dibujos en el aire, cajas que están como flotando, proyecciones, geometrías, movimiento…». Son piezas de las argentinas Cristina Ghetti y Gladys Nistor, quienes trabajan la abstracción geométrica. 

También hay obras del colombiano Yosman Botero, que ya reconocemos por su particular forma de pintar acrílicos, que luego junta para crear un efecto tridimensional, muy difícil de fotografiar, por cierto. 

Sin embargo, la pieza más imponente del stand es una escultura cinética del bonarense Colectivo Doma: Involución primate. Creada para la exposición que celebró el bicentenario de la independencia de Argentina, se trata de una maquinaría que gira en sentido contrario, demostrando cómo el hombre va otra vez camino de convertirse en un primate. 

Y afuera, vemos varias instantáneas del fotógrafo marbellí Jesús Chacón. Gabriela nos confirma que Rofa Projects representa a Chacón en las Américas. Y mientras comentamos estos Instantes invisibles que el artista ha captado en su ciudad, nos despedimos prometiendo volver a vernos en 2020, cuando la sexta edición de Art Marbella vuelva a colgar el cartel de «Abierto por vacaciones».