Jean-Marie Bruno en su despacho de la Embajada de Francia en Cuba.
Jean-Marie Bruno en la inauguración de la muestra On/Off, en la Casa Humbolt.

Que un mes posee treinta días es una verdad relativa, no solo porque los hay de treinta y uno y hasta alguno que se quedó corto con sus veintiocho. Otros no caben en cuatro semanas y un poquito y deciden expandirse, como es el caso del Mes de la Cultura Francesa en Cuba (10 de mayo al 30 de junio), que al decir de sus organizadores es «un evento que valoriza las profundas relaciones de cooperación artística y de amistad entre los dos países».
La revista Arte por Excelencias tuvo en encuentro exclusivo con su principal promotor, el señor Jean-Marie Bruno, embajador de la República Francesa en nuestro país. Y aunque esta entrevista refleje imprescindibles conceptos sobre una cooperación amplia y constante, solo será parte de una certeza que se forja al asistir a cada uno de los espacios que se generan en ese acontecimiento que estremece año por año la vida cultural de la capital cubana.

Desde que se asentaran en el sur del oriente del país colonos dedicados a la cosecha del café, se incrementó la influencia francesa en Cuba. ¿En qué momento nos encontramos de los intercambios culturales entre ambas naciones?
Es una historia larga de intercambios culturales que comenzó hace más de doscientos años. Estamos en una nueva etapa, más dinámica y activa, de la cooperación cultural entre nuestros dos países, después de la decisión del presidente François Hollande, cuando visitó Cuba en el 2015, de lanzar aquí un Mes de la Cultura Francesa.
En muchos países tenemos Años de la Cultura, Cruzadas de la Cultura, como la que hubo entre Francia y China, o las que tuvimos en Colombia y México. En Cuba decidimos hacer un Mes de la Cultura Francesa, además de un Mes de la Cultura Cubana en Francia.
Es la tercera vez que la embajada organiza este evento, con dos objetivos: primero, permitir al público cubano descubrir la creatividad y la diversidad de la creación cultural francesa contemporánea; segundo, crear una cooperación duradera entre el mundo de la cultura francesa y el mundo de la cultura cubana en todas las manifestaciones: artes plásticas, danza, teatro, arquitectura y urbanismo, todo un abanico que permita un intercambio entre nuestras sociedades.
Primero el Festival de Cine Francés, convertido en el segundo suceso cinematográfico de la Isla; luego el Mes de la Cultura Francesa. El cine y las artes plásticas como principales protagonistas. ¿Qué otras manifestaciones pudieran potenciarse más en el futuro?
El Festival de Cine Francés tiene ya muchos años, en el 2018 fue la edición 21. Fue una iniciativa individual de algunos amigos de Cuba que decidieron organizar este evento de una manera un tanto artesanal en sus comienzos, y que después desarrollaron con más apoyo a partir del éxito que tuvo en el público cubano. Ahora se hace en cooperación con la embajada, pero tiene su propio camino.
El Mes de la Cultura Francesa es un evento diferente, organizado solamente por la embajada, con el apoyo de los auspiciadores. Como tú has dicho, hay artes plásticas, pero también danza, teatro y otras artes. Intentamos trabajar todo el ámbito cultural con la idea de poder crear puentes, cooperaciones duraderas entre los sectores culturales de ambos países.
Somos dos naciones que consideran que la cultura no es una mercancía, que la cultura es un derecho, que es parte del desarrollo integral del ser humano, y que el Estado tiene un papel particular en el fomento de la expresión cultural y en la igualdad de acceso a la cultura. No son muchos los países que poseen esta idea sobre la cultura, es la razón por la que Francia fue uno de los más activos en la Unesco en la promoción del concepto excepción cultural en los intercambios económicos y comerciales en el mundo. La cooperación cultural entre Cuba y Francia existe porque tenemos ideas similares sobre la importancia de la cultura en la sociedad.

En Cuba son varios los sitios emparentados con la cultura francesa: el Museo Napoleónico, la Casa Humbolt, la Alianza Francesa, el Palacio del Segundo Cabo… ¿Cómo contribuirán dichas instituciones a las celebraciones por el aniversario 500 de San Cristóbal de La Habana?
Es un proyecto en el que empezamos a trabajar con los organizadores. Francia está lista para brindar su apoyo en los eventos que se organicen. Aunque hace medio milenio no estábamos tan cerca como ahora, por supuesto que consideramos la fecha como un momento de la mayor importancia en la vida del país, y nuestra embajada será uno de los mejores socios en esas celebraciones.
En el Mes de la Cultura Francesa hemos incluido un taller de arquitectura sobre rehabilitación sostenible que vincula la historia de La Habana y la necesidad de una ciudad que se corresponda con el desarrollo sostenible que buscamos en común los dos países. Sus resultados podrán aplicarse en la ciudad misma, al servicio del patrimonio cultural.
Para todos los que hemos tenido la suerte de vivir en Cuba, La Habana es algo mágico, un lugar único en el mundo. Tiene una belleza inigualable, difícil de encontrar en otra parte. A pesar de su deterioro, posee una unicidad que la modernización no puede hacer perder. Espero que en los años que vengan la situación económica permita restaurarla más, conservando su especificidad, su alma particular.