Olga Sinclair, fiel al arte.
Tras 35 años de éxitos en la pintura, y exposiciones en México, Washington, Miami, Madrid, Londres, Amsterdam, Yakarta, Caracas, Bogotá y Florencia, Olguita Sinclair (Panamá, 1957) tiene sueños y metas que la ayudan a seguir ¿Cómo se logra ser fiel al arte?
--Gracias al aspecto espiritual. Los artistas a veces no le dan mucha importancia, porque piensan que en el proceso creativo prima sólo lo intelectual. A mí me llena mi fe cristiana y el amor por y de mi familia. Debes tener fe en ti mismo y estar en constante búsqueda.
-¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades de la cultura en Panamá?
-Somos un país joven en el que está todo por hacerse. Pero en Panamá todavía nuestros gobiernos y nuestros políticos no han tomado conciencia elevada de que las artes son importantes para el desarrollo. Las escuelas de arte no tienen los niveles académicos, ni en la práctica, ni en la parte estética ni filosófica. Existe también un vacío en sus programas culturales.
¿Qué te lleva a la escultura en bronce? ¿Te atrae hacerlo a escalas mayores?
--Hace un año le comenté a un amigo mi sueño de dar este paso y me fui a estudiar a México. Fue una experiencia increíble. Solo tenía una idea base y en el camino se fue elaborando el resto. Los años de pintora me fueron ayudando a visualizar las esculturas. Lo de llevarlo a gran escala sería un reto. A Panamá le falta presencia de arte urbano. En esta ciudad todo es edificio y carreteras y un par de esculturas muy malas, con todo respeto. Mi sueño es poner esculturas a la salida del Aeropuerto de Tocúmen, en el Corredor Sur y en la entrada de San Miguelito.
¿Cómo te llevas con el título de artista consagrada?
-- Es un honor ser considera consagrada. Me siento bien porque hay que reconocer que Panamá es medio machista, y me encanta que seamos ciertas mujeres las que estamos ayudando a echar adelante el país.