Café por favor...
Hay infinidad de historias y leyendas sobre como fue descubierto (en Etiopía por un pastor de cabras de nombre Kaldi allá por el siglo X), o viejos escritos médicos que ya lo mencionan como medicina (900 A.C), se habla mucho de su importancia en los países árabes y como llega a Europa, siendo Venecia el puerto de entrada procedente de Turquía entre 1615 y 1630, sin mucho éxito.
Los Ingleses y los Holandeses ya lo introdujeron formalmente en Europa por 1640, cuando las rutas marítimas entre el Viejo Continente y las Indias permitieron romper el monopolio Arabe y se empezó a traer café de Indonesia, en especial de la isla de Java.
En 1723, un oficial del ejército francés, Gabriel Mathieu de Clieu se llevó algunas de estas plantas, que le habían sido regaladas al Rey Luis XIV en 1714, a la Martinica Francesa en el Caribe, de ahí se extendió su cultivo a las diferentes islas y colonias, principalmente Cuba, y se estima que fue entre 1785 y 1790 que los primeros cafetos fueron llevados a Córdoba, Veracruz, en los mismos años, otros relatos hablan de una cafetería en pleno zócalo de la ciudad de México. México, hoy es considerado el quinto productor mundial, 12 estados cultivan café, siendo estos: Chiapas, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, San Luis Potosí, Nayarit, Colima, Jalisco, Querétaro y Tabaso y en ese orden de importancia.
El café, como lo conocemos, ha servido de fuente de inspiración, ha estado presente en el nacimiento, durante y después de conflictos bélicos, ha servido de ofrenda de paz, en fin, ha sido amado y ha sido odiado y todo por la cafeína.