Café del Oriente
Sitio de estirpe, apropiado para bohemios y para gente amante de la buena mesa, es también el recodo de los gourmets.
El Café del Oriente. es hoy el lugar ideal para una tertulia con todas las de la ley y para los amantes de la buena mesa. En la esquina de las calles Oficios y Amargura, lo primero que resalta es su fachada de piedra, típica de las mansiones del siglo pasado, de dos pisos, ocupando la planta baja el Bar-Café con un mostrador con 20 banquetas y 40 espacios en mesas. La parte alta, de más lujo, constituye propiamente el restaurante, con 82 plazas y donde predomina un clima intimista. Este local abrió sus puertas el 17 de diciembre de 1997. Combina platos fríos y algunas entradas calientes, con mariscos y carnes. El perfecto acompañamiento es una buena carta de vinos entre los cuales se cuentan los Marqués de Cáceres, muy solicitados, o los Oporto. Combina también los habanos más demandados, como son los Cohiba lanceros, Cohiba panetelas, o Montecristo No.4. Abierto desde las doce del día hasta la medianoche el restaurante y de nueve de la mañana hasta las dos de la tarde. La compañía Habaguanex, a la que pertenece la instalación, pretende crear un rincón de lujo en las cercanías de la Plaza de San Francisco.
Encanto en el corazón de Madrid
El grupo Lezama, al que pertenece el Café de Oriente, según nos cuenta Gregorio Morales, su gerente, fue fundado por D. Luis Lezama, sacerdote, periodista y alma indiscutible del proyecto. Comenzó con la Taberna de Alabarderos hace ahora 25 años y como resultado de una singular historia. Luis Lezama era cura de Chinchón y viajaba con jóvenes maletillas de pueblo en pueblo para torear. Después de un tiempo pensaron en crear algo más estable, ya que estos chicos, en su mayoría, no tenían familia; es en ese momento cuando alquilan la Taberna de Alabarderos y comienza su andadura en el mundo de la restauración, con todos estos jóvenes. En diciembre del 1982 se abre una parte del Café de Oriente, en el local que fue en la antigüedad un convento y aun antes de ser café, fue una imprenta. En abril de 1983 se abre el salón de té y el restaurante del Café de Oriente. El precio medio oscila entre 6500 y 6800 pts, pudiendo también consumir menú en el salón de té. El Aljibe, en la Botillería, es una imitación perfecta de la muralla árabe del siglo XVII. El detalle más curioso del local lo constituyen los gorriones, símbolo distintivo del Café. Ellos llegaron dos años después de inaugurarlo, comenzaron a entrar de la plaza cuando abrían las ventanas. Les cogieron tanto cariño que les permitieron quedarse. Benito, llamado así por su parecido con un camarero muy “menudo”, es dominante e inteligente.