El caribe Cócteles para mitigar la sed…
El sofocante calor del Caribe hacía que allá por los años 30 del siglo pasado un corpulento norteamericano, amante de los tragos fuertes, recorriera algunas calles de la capital cubana para visitar dos sitios favoritos y degustar, en lugar de Scotch o Whisky, una mezcla de azúcar, jugos y hojas aromáticas bañadas en ron. Ernest Hemingway realizaba ese rutinario camino desde el hotel Ambos Mundos, en el mismo corazón histórico de la capital cubana, hasta sus lugares preferidos (La Bodeguita del Medio y El Floridita), hoy día famosos –en buena medida- por esos dos tragos ya emblemáticos de la coctelería cubana: el Mojito y el Daiquirí. Ambos constituyen la obligada carta de presentación del amplio surtido de bebidas en Cuba, cuyo elemento esencial es el ron, utilizado en todo el Caribe para la elaboración de una variada gama de cócteles debido a que su alto porcentaje de alcohol le permite mezclarse con diversos componentes sin perder su exclusivo sabor. Así, el ron se convierte en una bebida espirituosa ideal en todas las estaciones del año, aunque principalmente para climas calientes por su refrescante y rico sabor que además se mezcla perfectamente con una gran variedad de frutas como mangos, guayabas, piñas, cocos o bananas, sin esconder su presencia y aroma en la mezcla. Se trata de un licor alcohólico destilado, obtenido de la melaza de la caña de azúcar, planta originaria de Asia y traída por los españoles alrededor del año 1500 para sembrarla por todo el llamado Nuevo Mundo. Pero no es hasta principios del siglo XVIII que se empezó a escuchar de una bebida fabricada por los pobladores de las islas y que provocaba cierta embriaguez. Por ese entonces se le conocía como "tafia", brebaje proveniente de la fermentación del jugo de caña de azúcar que los esclavos africanos (principal mano de obra de los cañaverales) llamaban también "guarapo", porque les recordaba a la "garapa", una bebida propia de su tierra. Los piratas fueron los comerciantes por excelencia del ron y ellos se encargaron de llevarlo por todo el Caribe. Durante los siglos XVII y XVIII se exportaba a Europa y Estados Unidos, donde su gran demanda hizo que se fundaran destilerías en Nueva York y Nueva Inglaterra. A criterio de muchos, es el perfecto acompañante de toda ocasión. Sean alegrías o pesares, fiestas o tristezas, la presencia de este licor, nacido a orillas del mar; del vientre mismo de la caña de azúcar, es permanente. En los países productores es habitual ingerirlo solo o acompañado de hielo, pero las combinaciones en cócteles son muy apetecibles. Famosa resulta la Piña Colada, que mezcla el ron con crema de coco y jugo de piña, al igual que acompañada de jugo de tomate con una pizca de sal y pimienta que enaltecen el sabor, o simplemente acompañando cualquier zumo de frutas.
BEBER SIN ALCOHOL Pero para quienes buscan tragos refrescantes sin contenido alcohólico, el Caribe tiene también una variedad para escoger y nada mejor que un Fruit Punch que se encuentra en las islas. Con muy diversas formas de preparación, el conocido Fruit Punch es una amalgama de frutas refrescantes ideal para consumir en esta área del planeta. Zumo de piña, naranja, limón, con algo de granadina y azúcar, todo en un vaso con abundante hielo, es un regalo en los días de abundante sol. El guarapo, ya mencionado antes, extraído de la pulpa de la caña de azúcar es también, en un buen vaso con hielo, una excelente opción. En algunos países resulta frecuente hallar bebidas nativas, como el Mabí en República Dominicana, elaborado a partir del tallo de la Goanina lupuloide, un bejuco indio que –según estudios- contiene saponina, un fitoquímico que ayuda a eliminar los radicales libres, es diurético y tónico para el estómago. Con un sabor añejo refrescante, el mabí es clásico de la economía hogareña dominicana y por muchos años fue un modo complementario de subsistencia, aunque ya se produce de manera industrial. Una variante similar es en Barbados el mauby, una bebida no alcohólica preparada al hervir su corteza con especies amargas, para luego filtrar la mezcla y azucararla, o en Cuba el pru, elaborado a partir de la fermentación de raíces vegetales y hierbas que se consume, fundamentalmente, en la zona oriental del país.