TALLER DE LA GRAFICA
Tras esa fachada que abre sus puertas al Callejón del Chorro, empedrado que desciende hasta la Plaza de la Catedral de la Habana, se funden al amparo de la creación las técnicas más antiguas del grabado, con temas de una modernidad que le da a la obra un empaque de tradición.
Nada más asomarnos al interior de esta peculiar construcción, presentimos el misterio que envuelve a todo gremio de artistas. Cofradía que nos remite a los tiempos de Eduardo Laplante, Victor Patricio Landaluce, Francisco Javier Baéz y aquellos anónimos litógrafos que embellecieron la industria cubana del Tabaco, con una amplia colección de estampas y anillos. Hemos penetrado en el Taller Experimental de Gráfica de la Habana. El mismo que el 30 de julio de 1962 fundara, con el apoyo del entonces Ministro de Industria, Comandante Ernesto Che Guevara, un reducido grupo de grabadores y técnicos: Orlando Suarez, José Venturelli (chileno), Armando Posse, José Contino, Alfredo Sosabravo, Antonio Canet, Umberto Peña, Antonia Eiriz, Juan Sánchez, Ana Rosa Gutiérrez e Isabel de la Hoya; conjurados bajo el noble empeño de revitalizar el grabado en Cuba. Esta primera década constituyó un período de aprendi-zaje del oficio. De manera espontánea el Taller fue convirtiéndose en una extensión de las escuelas de arte, garantizando el desarrollo del grabado en Cuba. Paralelamente se produjo un significativo intercambio con artistas extranjeros, que dejó como saldo una visión más universal de los procedimientos y conceptos estéticos del grabado. Ambas lí-neas de trabajo, unidas a una constante búsqueda de nuevas soluciones, coexisten en nuestros días. Hablamos de una oleada de grabadores agrupados en tendencias, experimentos, revalorizaciones, polémicas y reconciliaciones, donde podemos encontrar artistas incomprendidos o laureados: José Gómez Fresquet (Frémez), Gilberto Frometa, Nelson Domínguez, Roberto Fabelo, Zayda del Río, Eduardo Roca (Choco), Luis Miguel Valdés, José Omar Torres, Roger Aguilar, Carlos del Toro, Angel Ramírez, Julio García (Piroh), Zenén Vizcaino, Angel Rivero (Andy), son algunos nombres entre los tantos que conforman las diversas generaciones de grabadores que han dejado su huella en este Taller, conformando un Universo que nos permite hablar de una Historia del Grabado Cubano, en la cual el Taller Experimental de Gráfica, se yergue como uno de los protagonistas. Entre las propuestas del Taller se mantienen la realización de ediciones príncipe, con un tirada exclusiva de 15 a 23 ejemplares, así como los cursos prácticos en las técnicas de xilografía, litografía, calcografía y colagrafía, nombradas en correspondencia con el material utilizado como soporte: La Litografía, basada en su orígenes en el principio de la incompatibilidad entre el agua y la grasa, consiste en dibujar en una piedra pulida. Haciendo uso de las gubias u otros instrumentos cortantes para estampar en surcos los vuelos de la imaginación, se le llama Calcografía a la estampación sobra láminas de cobre o zinc y Xilografía al grabado en madera. La Colagrafía más reciente, es una técnica novedosa que descansa en el collage, proporcionando diversas maneras de expresión a través de texturas y composición de colores. El uso de medios centenarios, las ediciones generalmente de carácter exclusivo, la pluralidad de asuntos, diseños, formatos y procedimientos que distinguen el quehacer de cada artista, así como ese aire de cofradía que se respira al traspasar los umbrales del Taller Experimental de Gráficas de la Habana, son los resortes que mantienen vivo el interés de iniciados y profanos por asomarse a ese Mundo.