Fumar un habano ha sido desde siempre signo de distinción, pero también un acto sensual y provocativo, un placer íntimo insuperable, ya sea degustándolo como culminación de una cena, maridándolo con un excelente café, espirituoso, vino o licor, o simplemente en la soledad de nuestros pensamientos. Y es que los habanos a lo largo de los siglos han trascendido fronteras y sexos, de forma tal que actualmente son apreciados igual por hombres o mujeres apasionadas, quienes gustan de perderse entre las volutas de humo en sus más íntimos secretos, como mismo hacían los antiguos taínos, que veían en el tabaco un vehículo para hablar con sus dioses. Comunión con deidades o con nuestros ocultos deseos, el habano es pasión pero también arte y ciencia. Es deseo satisfecho pero a su vez moderación en el consumo, para evitar que el placer se convierta en vicio. La clave de su disfrute está, como en todo en la vida, en lograr el perfecto equilibrio, ese mismo que ha buscado a través de sus diferentes ediciones Excelencias Gourmet, que hoy pone en sus manos una nueva entrega, donde habanos, espirituosos, vinos, coctelería, alta cocina o viajes, por solo citar algún tema, buscan entre nuestras páginas la perfecta armonía. Una vez más, los invitamos a seguirnos acompañando, en bonanza o dificultades, pues juntos hemos aprendido a descubrir que gourmet es también equilibrio.

José Carlos de Santiago