Hace unos cincuenta o sesenta años las películas más futuristas presentaban la cocina actual a base de pastillas, comidas hidratadas y totalmente sintéticas, alimentándonos de sobres y empacados. Si viéramos la cocina cotidiana de las personas en muchos países, quizás esos visionarios no estuvieron tan lejos de lo pensado. Los productos sintéticos, pre elaborados y enlatados pugnan por robarle el espacio en los fogones a las recetas tradicionales, los ingredientes naturales y el calor de las cazuelas. Incluso, la alta cocina no está ajena a la química experimental, a la deconstrucción de sabores y olores, a la propia alta tecnología. Aparentemente hay una contradicción que pudiera pensarse insalvable entre la cocina tecnológica y la tradicional. Nada más alejado de la realidad., pues Una y otra marchan parejas, nutriéndose e impulsándose mutuamente. Ser gourmet hoy significa no renunciar a las raíces, pero a la vez entender que estas son solo el comienzo de un árbol que tiene muchas ramas y da disímiles frutos.