CUBA pais de cultura
NO ES RARO QUE MUCHOS VIAJEROS QUE LLEGAN A ESTE ARCHIPIÉLAGO HAYAN SIDO ATRAÍDOS PRIMERO QUE POR SUS PAISAJES O PLAYAS, POR LA RIQUEZA DE SU CULTURA MÚLTIPLE Y SINGULAR, QUE SE DISFRUTA EN CUALQUIER ESQUINA.
Mezcla de razas y etnias, de leyendas y tradiciones, Cuba es quizás una de las naciones con mayores confluencias culturales del mundo, desde que Cristóbal Colón iniciara con su llegada en 1492, un proceso de transculturación que todavía hoy se mantiene vivo y es palpable casi en cada fibra de la nación cubana. Arquitectura rica, donde se mezcla el medio punto, la bóveda, el arco o el estilo neoclásico; pueblo danzante, reconocido por su ballet clásico, sus «bailaoras» criollas o las contorsiones de las danzas afrocubanas; gente musical, que lo mismo arrolla en una conga, despieza un son, le canta al amor con una guitarra o saca arpegios de un piano; público culto, que es capaz de absorber millones de libros, valorar las mejores muestras del cine mundial o aplaudir e incluso criticar obras cumbres del teatro internacional.
Así es Cuba, un mosaico cultural al cual es posible viajar solo para empaparse al menos de su cultura, porque para conocerla de verdad hay que vivirla a fondo. No es raro entonces, que muchos viajeros lleguen a este archipiélago atraídos en primer lugar por la música, la literatura, el cine o las imágenes arquitectónicas de este país, donde la fuerza de su cultura se ha convertido en una motivación de viaje muy fuerte a la hora de elegir este destino. Quien llega a La Habana, por ejemplo, quedará seducido por el encanto de su arquitectura que muestra con orgullo edificios emblemáticos como el Capitolio y el Gran Teatro de La Habana, o por el ritmo pegajoso del son que se canta en sus calles.
Tampoco podrá dejar de visitar un sitio de la bohemia como La Bodeguita del Medio, o de disfrutar un Daiquirí en la barra del restaurante Floridita donde el Nobel de Literatura Ernest Hemingway hilvana algunas de sus novelas como Islas en el Golfo o El Viejo y el Mar. Pero la capital no lo es todo. Desde Occidente hasta Oriente acompaña al viajero la cultura, que le guía e incluso cambia el destino preconcebido para detenerse en el Mural de la Prehistoria, en Viñales; en Matanzas, la ciudad de los puentes; en Villa Clara y su parque central custodiado por el Niño de la Bota; en Cienfuegos, -cuna de Benny Moré, el más famoso sonero cubano-, y Patrimonio Mundial gracias a su rica y delicada arquitectura; en Trinidad, también reconocida con igual mérito de la UNESCO, que parece una ciudad anclada en el siglo XIX; e incluso en Bayamo, la villa que prefirió ser quemada antes que esclava de la Corona española; para terminar en el Santiago de la trova y el son, del carnaval y su Castillo del Morro, donde hasta las piedras bailan cuando suena la conga.
Los días en Cuba pueden tener un sentido diferente si se tiene la posibilidad de vivir las festividades populares que se suceden a lo largo y ancho de la Isla, ya sea en carnavales o parrandas típicas
Las orquestas en las calles, el baile en cada esquina o las tradicionales comparsas como la del Alacrán o Los Guaracheros de Regla, dan vida y color a una nación que no por lo popular renuncia a disfrutar del ballet o la música clásica.
CARNAVALES Y PARRANDAS Los días en Cuba pueden tener un sentido diferente si se tiene la posibilidad de vivir las festividades populares que se suceden a lo largo y ancho de la Isla. Carnavales como los de La Habana no lo dejarán indiferente: ritmo intenso, orquestas en las calles, tradiciones centenarias que dan vida a Comparsas como La del Alacrán o Los Guracheros de Regla; también los de Santiago de Cuba en los que se baila desde la puesta a la salida del sol a golpe de tambores y cornetín chino; o las Parrandas de Remedios, donde cada bando muestra con orgullo sus vistosas carrozas mientras la noche se llena de música y fuegos artificiales, constituyen un espectáculo sublime para -como dice un buen son cubano- «el alma divertir». MÚSICA Son o guaracha, trova o regaettón, ópera o sinfonía. No importa el ritmo, los cubanos son musicales por excelencia, capaces de improvisar una conga con un palo, una lata y dos botellas, de armar una rumba en cualquier esquina, o de formar una orquesta de música de cámara antigua y asombrar a medio mundo interpretando obras rescatadas de partituras religiosas de la Edad Media. No hay mucho misterio en esto. El cubano, el ritmo lo lleva adentro, incluso desde el vientre materno. Es el resultado de la mezcla cultural y también de un largo proceso de aprendizaje desde el siglo XIX, del cual han nacido el casino o el feeling, que ha «cubanizado» el rock y transformado el jazz, y que convierte cualquier parque de ciudad en un escenario magnífico para la puesta en escena de una obra del Ballet clásico o para hacer sonar las claves y los cueros de tambor que dan vida a un guaguancó. LITERATURA Más allá de galardones y distinciones internacionales, los escritores cubanos han alcanzado fama universal. José Martí, Cirilo Villaverde, Alejo Carpentier, Nicolás Guillén, Dulce María Loynaz; o más recientemente intelectuales como Roberto Fernández Retamar o Miguel Barnet, conforman una pléyade de hombres y mujeres de letras que dan lustre y nombre a la literatura cubana. Sin embargo, lo que más la distingue y diferencia de otros pueblos son los lectores cubanos, siempre ávidos de cualquier libro, consumidores de novelas u obras científicas, de cómics o tratados enciclopédicos, capaces de devorar a lo largo y ancho de la isla, en apenas un mes, cinco millones de ejemplares de libros puestos a la venta durante el mayor acontecimiento cultural del país, la Feria Internacional del Libro de La Habana.
La arquitectura diversa de Cuba, y especialmente los restos de la época colonial que se conservan en ciudades como La Habana y Trinidad constituyen un elemento muy atractivo para muchos viajeros.
ARTES PLÁSTICAS Luz y versatilidad en el uso del color. Eso tipifica a la pintura cubana, que no ha podido sustraerse a la luminosidad del trópico, como tampoco ha podido escapar en sus temas a la amalgama africana, española y china, toda y una al mismo tiempo cultura cubana. Es por eso que son tan reconocidas y apreciadas las obras de artistas como Carlos Enríquez, Wifredo Lam, Mendive, Ponce, Fabelo, Choco, Kcho, Flora Fong, Alicia Leal, Montoto, entre tantos otros, que lanzan en cada lienzo un grito de atención ante una realidad rica en matices y figuras, en colores y formas. Difícil es encontrar en otro país tanta diversidad de pinturas, esculturas y artesanías, que igual recorren los grandes circuitos internacionales del arte o forman parte del patrimonio de un hotel, una escuela o una clínica de salud comunitaria, pero que son todas muestra de la capacidad del cubano de recrear y fusionar las tendencias del arte para entregar finalmente un producto novedoso. MUSEOS Cuba es un país-museo. Cada calle es una invitación al pasado, que puede estar en la verja colonial todavía en uso, o en el auto de los años 30 del siglo pasado, que aún funciona como taxi. No hay ciudad, villa o pueblo cubano, por pequeños que sean, que no tengan al menos un museo dedicado a preservar la memoria histórica. Los hay de todos los tipos. Monumentales y dedicados a las Bellas Artes, como el ubicado en el corazón de La Habana; los que recogen múltiples facetas históricas, como el del Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba; gigantescos y al aire libre como el Valle de la Prehistoria en Baconao, también en Santiago de Cuba; curiosos, como el Napoleónico, formado con la colección que atesoró un rico hacendado admirador del Corzo francés; o el Valle de los Ingenios, en Trinidad, un inmenso territorio que guarda los restos de lo que otrora fueran grandes haciendas e ingenios azucareros.
No hay ciudad, villa o pueblo cubano, por pequeño que sea, que no tenga al menos un museo dedicado a preservar su memoria. Y los hay de todos los tipos. Ya sean monumentales y dedicados a las artes, históricos e incluso de curiosas colecciones
Galerías de arte o festivales culturales de todo tipo, en Cuba los hay para satisfacer cualquier gusto, en eventos que mueven multitudes e invitados de renonmbre de todo el mundo
CINE Y ARTES ESCÉNICAS Desde las muestras de lo mejor de la filmografía universal, las innovaciones del Nuevo Cine Latinoamericano, e incluso aquellos que hacen «cine pobre», todos encuentran un espacio en esta isla, a donde llegan atraídos por festivales que mueven multitudes e invitados de renombre mundial que se placen de conocer Cuba, por el solo gusto de disfrutar de un buen filme entre espectadores que son verdaderos cinéfilos y consumidores de toda la cinematografía sin importar latitudes. En materia de artes escénicas también hay para todos los gustos. Llega a Cuba el que viene a disfrutar del Festival Internacional de Ballet, y a descubrir qué hace diferentes a los bailarines y bailarinas cubanos. Viene también el que quiere aprender danzas yorubas, el que practica la danza callejera, quien desea apreciar una obra de teatro universal, o el que se deja seducir por una atrevida puesta en escena. Y no falta, tampoco, el que apenas gusta de bailar, y que aún en Tropicana, bajo las estrellas, o en un hotel perdido en la inmensa cayería, disfruta de esa exclusiva oportunidad. CONGRESOS Y EVENTOS Si en alguna nación del mundo hay eventos y congresos, es en Cuba. No pasa una semana sin que se inaugure uno o se clausure otro. Desde grandes convenciones que agrupan a miles de invitados hasta modestos eventos de apenas unas decenas, todos encuentran su espacio. La pedagogía, las neurociencias, la informática, la medicina, las tradiciones afrocubanas, la historia, la psicología, la economía política, la biotecnología, y hasta el ron o el habano, todos y muchos más tienen su espacio y lugar, su posibilidad de intercambio y de ampliar conocimientos.
Cuba es un país-museo. Cada calle es una invitación al pasado, que puede encontrarse en la verja colonial todavía en uso, o en el auto de los años 30 del siglo pasado, que aún funciona como taxi