Islas del Caribe

Algunos paraísos terrenales de esta región acaparan las preferencias de los enamorados de todo el mundo a la hora de contraer matrimonio, pasar la luna de miel o renovar votos. El poder seductor de estos encantadores parajes pasa de boca en boca y para una demanda creciente cada año aparecen nuevas propuestas que permiten disfrutar junto al ser amado esos momentos únicos de intensidad y pasión en que nada tiene más sentido que perder un poco la cabeza y dejarse amarrar más fuerte el corazón.

Una auténtica invitación al amor y relax constituyen estos países que también son parte del llamado mundo de lo real y lo maravilloso latinoamericano, arcoiris de pueblos, culturas y atractivos desde sus islas y cayos repletos de antiguas leyendas de piratas en medio de toda una gama de azules, hasta sus enigmáticos bosques interiores, ríos cristalinos, empinadas cordilleras, valles, volcanes y ciudades patrimoniales, que los operadores turísticos locales han decidido aprovechar en función de una oferta que requiere de los más finos escenarios y aderezos. Interesada en la captación de un segmento altamente rentable, la región ha avanzado en la concepción de un producto competitivo con un concepto diferenciado y especial para un segmento que puede dejar hasta poco más de mil 500 dólares por persona e involucrar entre 20 y 63 participantes por bodas con una estancia mínima de tres días, lo que supone una interesante tajada cada vez que se contratan estos servicios. Sólo de EE.UU. sale cada año al exterior en luna de miel medio millón de parejas y otro importante número lo hace directamente para contraer matrimonio, eligiendo con asiduidad algún destino insular caribeño.

Grandes amores entre islas pequeñas Varios hoteles de Islas Cayman utilizan como reclamo para este público hermosos cuentos de amores eternos consolidados al calor de sus playas o a la luz de sus atardeceres dorados; y todo esto con legendarios relatos de galeones hundidos entre los brazos de los corales que envuelven a la isla, hoy salpicados de joyas antiguas y doblones de oro. Son muchas las variantes para casarse en el archipiélago integrado por Little Cayman, Gran Cayman y Cayman Brac, pero los turoperadores experimentados en viajes exóticos y románticos suelen sugerir como mejor elección a la primera, la más pequeñita de estas islas y la menos turística quizás, pero con seguridad la más exótica, con alojamientos aislados y las infraestructuras elementales para asegurar la vitalidad de una marina, la cena más elegante y hasta matrimonios subacuáticos, sencillamente con traje de baño, aqualom, un notario buzo y un coro de mantas como testigos. Otro santuario marino ideal para recién casados en el Caribe lo es Anguila, de estrecha y larga fisonomía y un vivo corazón verde dominado por altos cocoteros y que no pasa de ser una tenue nota cromática en la inmensidad del mar color zafiro. Hay una treintena de excelentes playas entre las que destaca Sola Bay, con una arena de milenario origen coralino que muchos reconocen como la más blanca y fina del mundo. Alojamientos de primera esperan por los visitantes en este paraje perteneciente a la cadena de islas caribeñas de Sotavento; si bien los más afortunados siempre serán aquellos que puedan disfrutar de los lujos del Cap Juluca Resort, cuyas villas de diseños exclusivos con mochavaris para tamizar el sol y otros detalles moriscos, solarios privados, muelles propios y el máximo de intimidad, superan toda la expectativa previa del viaje para inscribirlo en la memoria como una experiencia irrepetible que será añorada por el resto de la vida como lo mejor que puede encerrar la ilusión del amor. Barbados, de apenas 34 kilómetros de largo por 22 de ancho, también ofrece esa grandeza que se anhela para este tipo de vivencias; y la siempre soleada Santa Lucía, otra cuenta más del fascinante rosario de las islas de Barlovento que cierran el mar Caribe entre Venezuela y Puerto Rico y donde literalmente colgados de las montañas se encuentran espectaculares alojamientos para el más espléndido viaje romántico como, entre otros, el Ladera Santa Lucía Resort, rodeado de una vegetación tropical que dulcifica la visión del paisaje salvaje y agreste. Antigua y Barbuda, las afrancesadas Guadalupe y Martinica o el archipiélago colombiano de San Andrés, han desarrollado infraestructuras elitistas como un mecanismo que las mantiene al margen de los grandes flujos turísticos en condición de verdaderas reservas a la altura del lujo y la distinción que requieren las ocasiones más especiales, con lo que han devenido sitios de los más recomendables para contraer matrimonio y amarse bajo el sol del Caribe sin ningún tipo de interferencias. Entre este tipo de propuestas una se ha mantenido desde hace años en el top ten caribeño de hoteles para bodas y lunas de miel. Es el Petit Saint Vicent Resort, un conjunto de 22 amplios bungalows dispuestos en un islote privado de San Vicente y Las Granadinas y concebidos de origen para parejas de enamorados que buscan disfrutar su estancia de manera absolutamente íntima, privada y discreta, lo que se asegura mediante un eficiente servicio de habitaciones. Además de que el acceso es solamente por vía marítima, uno de sus mejores detalles es que fuera del alojamiento, los huéspedes disponen de un buzón donde depositar sus solicitudes y necesidades a los camareros de turno y dos banderas para cada cabaña –de color amarillo para indicar que se puede recibir el servicio y otra roja con la que se pide evitar ser molestados. Cupido en las Antillas mayores Puerto Rico, La Española (compartida por Haití y República Dominicana), Jamaica y Cuba, las cuatro islas mayores del Caribe, sus grandes perlas que encierran todo el espíritu del trópico, su colorido y exuberancia, y donde los enamorados encontrarán además de parajes idílicos al borde del mar, paisajes deslumbrantes tierra adentro, música viva, grandes ciudades y arraigadas tradiciones. Son tierras que por sus escalas ofrecen mucho más que playas, otra dimensión de sensaciones, una visión más amplia y vital de la historia y la cultura; pueblos que en sí mismos son un espectáculo de diversidad y para los que la vida pasa por bailar y reír más allá de coyunturas o circunstancias aciagas. Por eso siempre hay un pequeño problema a resolver para quienes miran o desean viajar a alguna de las Antillas mayores: elegir. Puerto Rico, por ejemplo, tiene playas entre las más famosas de la región como Luquillo, La Pared, Racetracks, Siete Mares, Domes, Boquerón o el Sardinero; marinas y campos de golf de nivel mundial y, además, una capital hermosa que es San Juan, no lejos tampoco de ese gran monumento natural conocido como El Yunque, todavía un bosque encantado en el que sigue existiendo la certeza de que en un principio todo fue así, como un recuerdo vivo de los escenarios bíblicos donde se encontraron Adán y Eva. Hoteles para este segmento hay de todas clases y en todos los rincones posibles, y no falta el sentido de la atención más esmerada para estos huéspedes. Jamaica –tierra de bosques y ríos– tiene un hotel en Negril Beach, el Hedonismo II (y no es el único de esta marca), que está absolutamente pensado para el amor y la diversión libre; y donde playa, sol y placer se unen en una combinación perfecta que muchos eligen para sus fiestas de despedida de solteros. Pero son populares entre enamorados, también, las playas de Bloody Bay; y de una fama muy bien ganada Port Antonio, al este de la isla, donde Errol Flyn consolidó su reputación de Don Juan y fue rodada Laguna Azul, hermosa película de amor salvaje que descubrió para el mundo los poderes seductores del trópico. Discovery Bay, Runaway Bay y hasta las famosas cataratas de Dunn´s River Falls, que disponen de plataformas para acomodar invitados y realizar la ceremonia de casamiento, constituyen sitios de los más codiciados del país para contraer matrimonios con ingredientes exóticos como música de aves y adornos de flores recolectadas al momento. De hecho uno de los tópicos más publicitados de la oferta turística de Jamaica es su condición como destino de bodas y lunas de miel, con toda una experiencia acumulada en sus principales destinos, donde siempre hay instalaciones con un capítulo dedicado a este especial segmento con valores añadidos como cenas con fogata al pie del litoral, cestas de frutas y arreglos especiales en la habitación, entre otros. Son paquetes que incluyen los trámites de rigor hasta la expedición del certificado nupcial 24 horas después de la ceremonia, con la correspondiente legalización a instancias del Ministerio de Justicia. Punto y aparte lo constituye República Dominicana, que se distingue por sus destinos indeclinables y nombres ya inscritos entre las mejores opciones de turismo de clase mundial como Puerto Plata, Punta Cana, Playa Bávaro, Casa de Campo, La Romana y Cayo Levantado, entre otros. Playas aisladas a la sombra de una franja de cocoteros y naturaleza exuberante con melodías envolventes y el colorido único del trópico, sirven de asiento a hoteles de primera para los que han sido elegidos los más bellos escenarios, sin dejar de mencionar la ciudad de Santo Domingo, la más antigua fundada por los españoles en el Nuevo Mundo y que posee un Centro Histórico pletórico de joyas coloniales. Variedad de excursiones, deportes náuticos y ciertos tips muy especiales como un fee en alguno de los buenos campos de golf del lugar o una noche de bachata y merengue, resultan complementos muy agradables. El Oasis Canoa o el Tortuga Bay Hotel –formado por 15 complejos privados divididos en 50 suites sobre plataformas en el mar y decorados por Oscar de la Renta–; o el Barceló Bávaro Resort –un mega alojamiento tipo ciudad turística con variedad de servicios– y el lujoso hotel Casa de Campo, en Playa Juan Dolio, al sur, asociado al excelente campo de golf Diente de Perro, están entre las mejores alternativas para esta modalidad en el país. La Habana, Varadero, los cayos del norte de Villa Clara y el norte de la oriental provincia de Holguín, concentran las mejores ofertas de bodas y lunas de miel en Cuba, la mayor de Las Antillas, basadas en la calidad de estos destinos con excelentes hoteles y resorts de cuatro y cinco estrellas administrados por algunas de las más importantes cadenas internacionales representadas en el Caribe como Meliá, Iberostar, Barceló, NH Hoteles, Accor, Blau y Occidental, entre otros. Son ideales para casarse o tener una inolvidable luna de miel, de acuerdo con las expectativas de ese tipo de parejas que cada vez con más frecuencia busca combinar con la playa paradisíaca y los buenos servicios, algún ingrediente de aventura y la posibilidad de contacto con el país, a través de opcionales a sitios de interés cultural o geográfico, en lo que Cuba es líder en la región por su sistema de venta de excursiones y la amplia gama de atractivos de que puede disfrutarse sin necesidad de grandes y costosos desplazamientos. Entre las opciones más recomendables están el hotel Meliá Las Américas, el Sandals Royal Hicacos y el Paradisus Princesa del Mar, en Varadero; el Royal Hideaway Ensenachos Occidental Resorts, al norte de Villa Clara; y en Holguín, el Paradisus Río de Oro, un clásico en la materia. El servicio cubano para bodas considera desde el trámite notarial legal y el banquete, hasta las niñas doncellas, la decoración, la marcha nupcial y la grabación audiovisual de la ceremonia, ajustándose a los deseos y posibilidades de la pareja, como un traje a la medida.