- Una colmena de ilusión.
No es una casualidad que La Compañía de Teatro Infantil La Colmenita haya nacido un 14 de febrero. Su trayectoria revela increíbles historias de amor y amistad.
La historia de La Colmenita se remonta a los años 90, cuando su director Carlos Alberto Cremata –a quien todos conocen cariñosamente como Tin– recièn egresado del Instituto Superior de Arte, reunió a un grupo de jóvenes y fundaron su proyecto. En sus inicios montaron obras de comedias cubanas y otros clásicos de la literatura universal, al tiempo que junto a su madre, la actriz Iraida Malverti, realizaba los guiones de una popular serie televisiva para los niños, lo que sirvió de motivo para incursionar en el trabajo actoral con los más pequeños. No imaginó Tin que formaría una Compañía que 25 años después sería referente e inspiración del teatro infantil en Cuba y el mundo.
¿Cómo resume Carlos Alberto Cremata este cuarto de siglo de La Colmenita?
“Primeramente confieso que nunca pensé llegar a veinticinco años de fundada la agrupación. Actualmente contamos con la quinta generación de colmeneros. Lo más importante es haber vivido en familia y habernos contagiado de valores para crecer como seres humanos más íntegros. Como afirmó el Héroe Nacional José Martí: –cada hombre que viene a la Tierra, tiene derecho a que se le eduque para luego, en pago, retribuir al enriquecimiento de los demás–.
“La Colmenita no solo ha contribuido a la formación artística-estética de sus integrantes y de la población en general, ha servido de inspiración en Cuba y el mundo para la creación de nuevas agrupaciones con esta misma proyección.
“Estos años se han convertido en una especie de bola de nieve. Muchas familias han demandado que sus pequeños se vinculen a la agrupación, pues hemos contribuido a preservar el amor a la familia y esto ha servido, a su vez, como pretexto para unirlas alrededor del proyecto. La identificación con lo que hacemos permitió que se fueran reproduciendo otras Colmenitas, primero en la capital cubana, luego en otras provincias del país y también en otros países. Se han creado 21 Colmenitas en nueve estados de Venezuela, igualmente tenemos presencia en México, Dominicana, Colombia y España. Se puede decir que hemos polinizado en varios lugares del mundo.”
Embajadora de Buena Voluntad de la UNICEF, La Colmenita vincula la actuación con la interpretación musical. En su repertorio incluyen temas de la música popular cubana y latinoamericana, también clásicos internacionales como Los Beatles. Los pequeños colmeneros han protagonizado los eventos más relevantes de Cuba y se han presentado ante intelectuales, políticos, artistas y músicos de muchas latitudes, dejando siempre sorprendidos a todo el que disfruta de sus espectáculos, por la espontaneidad y la madurez interpretativa que proyectan.
Otra característica que los define es la adaptación de cuentos universales y otros de inspiración propia. Niños de La Colmenita han protagonizado filmes cubanos multipremiados en festivales internacionales, tal es el caso de la película Havanastation, del realizador Ian Padrón; Y sin embargo..., de Rudy Mora, entre otras.
¿Cuál es la filosofía de la Compañía?
“Sin dudas es hacer feliz a nuestro público, esto nos llena de gratitud y regocijo. Sentimos mucha responsabilidad con lo que hacemos. Cuando presenciamos que los espectadores lloran de emoción, sentimos que hemos hecho bien nuestro trabajo, que llegamos y tocamos la sensibilidad de todos los que asisten a nuestras funciones.”
La compañía ha actuado en disímiles escenarios de España, Japón, Bélgica, Alemania, Francia, Venezuela, San Francisco, Los Ángeles y San Diego, en Estados Unidos. Entre sus actuaciones más destacadas están: “El Festival de Teatro Infantil Toyama 2000”; “El Festival Infantil de Lingen”, Alemania; “El Festival Internacional de Hué”, en Vietnam y en la celebración del bicentenario del nacimiento del célebre escritor Hans Christian Andersen en Dinamarca.
Su director Carlos Alberto Cremata, un hacedor de sueños, un pedagogo natural, no dirige una compañía, sino una gran familia, donde prevalece la solidaridad y el respeto.
Cada abejita nos despierta ese sentimiento de continuar siendo niños. Basta con acercarse a estos pequeños artistas para vivir a flor de piel la emoción. La Colmenita es orgullo, ejemplo de lo que se puede lograr con amor, una muestra que ubica a los infantes en los primeros planos del arte, y convierte la inicitativa de Tin en un hecho para festejar.