Alejandro de Humboldt (1769-1859) Considerado por el ilustre educador criollo José de la Luz y Caballero como “el segundo descubridor de Cuba”, por sus investigaciones geográficas, del clima, los suelos, la geología, la flora, la fauna y los procesos agroindustriales del azúcar de caña. Todo ello realizado durante sus dos viajes (de 1800 a 1801 y después en 1804). Se le adjudica una frase de absoluta vigencia: “La naturaleza es el reino de la libertad”.
Don Cornelius Souchay En 1813, don Cornelius Souchay crea una gran plantación de café en el espacio de la actual provincia de Artemisa, al oeste de la capital cubana. El Cafetal Angerona, hoy Monumento Nacional, fue considerada la hacienda productiva más extensa del país y contaba con 750 000 plantas de café y más de 450 esclavos, quienes recibían un singular trato humano. Técnicamente implantó un sistema de recogida, de transportación y distribución del agua muy avanzado para su época.
Hermann Friedrich Wilhelm Michaelsen A finales del siglo XX, el conocido y polifacético intelectual Hermann Friedrich Wilhelm Michaelsen, creó en su propia mansión, en Santiago de Cuba, una sociedad artística destinada a cultivar y propagar la mejor música clásica alemana. Michaelsen fue fundador del Club Náutico de Santiago de Cuba en 1899, del que fue su presidente durante muchos años.
Johann Christoph Gundlach (1810-1896) Nació y estudió en Marburgo, Alemania. Viajó a Cuba en 1838 y dedicó 57 años de su vida a brindar relevantes aportes a las ciencias naturales cubanas, hasta su muerte acaecida en La Habana. Se le atribuyen los estudios sobre aves endémicas como el Carpintero Real y el Zunzún.
H. Upmann La familia Upmann (foto tomada en 1910) no solo legó una de las más famosas marcas de habanos, sino que en su descendencia figuran músicos, deportistas, doctores y científicos.
Paso de los Alemanes El paisaje cubano cuenta también con un topónimo relativo a la nación germana. Se trata del llamado Paso de los Alemanes, singular formación geológica resultante del desprendimiento de una terraza marina emergida en la costa norte, ubicado sobre la única carretera que enlaza los municipios de Baracoa y Maisí, en la provincia de Guantánamo. Existen referencias de que tal nombre se debe a que los terrenos en que se encuentra dicho accidente natural y por donde se trazó el vial, eran propiedad de una familia alemana, a finales del siglo XIX, que cobraba impuestos por atravesar ese tramo.
Casino Alemán Foto del Casino Alemán de La Habana tomada durante la inauguración de la nueva sede, en 1927.
Pablo Lafargue Fue precisamente Pablo Lafargue, mestizo nacido en 1842 en la ciudad de Santiago de Cuba, el esposo de Laura, la segunda hija del genial pensador materialista alemán Carlos Marx. Este matrimonio tuvo lugar en Inglaterra, en 1868. Fue Pablo para Marx no solo el yerno que dio felicidad a su hija, sino también un cabal intérprete y seguidor de sus ideales de transformación social. Ya en 1867 había sido presentado al ideólogo alemán Federico Engels, fomentándose entre ambos una digna amistad.

LA PRESENCIA DE GERMANOS EN CUBA NO FUE TAN NUMEROSA COMO LA ESPAÑOLA O LA AFRICANA, PERO SUS ACCIONES HAN DEJADO HUELLAS EN LA CIENCIA, LA INDUSTRIA Y LAS ARTES DE LA MAYOR DE LAS ANTILLAS

 

Le presentará esta carta un caballero alemán, de hermoso corazón y viva inteligencia en los negocios.
Carta de José Martí a su amigo Manuel Mercado, en 1889.

Poderosas serían las razones por las que José Martí, en medio de intempestivos destierros e incesante bregar patriótico, se interesara por la lengua y la cultura alemana. No solo destaca su admiración hacia la imperecedera producción literaria de Johann Wolfang von Goethe, Friederich Schiller y Heinrich Heine, sino su identificación con esta nación, al punto de escribir en 1874, a los 19 años de edad, la pieza teatral Adúltera, en la que todos los personajes tienen nombres germánicos.
No por mera coincidencia cronológica, en su artículo escrito en 1885 sobre las elecciones presidenciales en EE. UU., el Apóstol cubano expresa el siguiente encomio: “El hijo del alemán es culto, respetuoso, fuerte y dado a su trabajo...” Aunque ya desde la séptima década del siglo XVIII se estableció en Hamburgo una exitosa fábrica de tabacos con materia prima procedente de Cuba, a mediados del siglo XIX la Isla Grande comienza a resultar atractiva para emprendimientos económicos por parte de los alemanes. No sin cierta paradoja histórica, por cierto, si se tiene en cuenta que en plena época de las guerras independentistas contra el colonialismo español, son desembolsadas significativas inversiones de estos en varios renglones del desarrollo industrial, como la fabricación de cervezas, la transportación ferroviaria y la producción azucarera.
Vale mencionar también la administración a cargo de la empresa alemana Heydrich y Co. del Acueducto de Matanzas desde poco después de su fundación hasta 1912, así como la existencia de una empresa alemana, que desde las primeras décadas del siglo XX impulsó la industria de cordeles, sogas y jarcias, a partir de los cultivos de henequén existentes en Cienfuegos y Matanzas.
Entre los años 1955 a 1957, con la proliferación de los grandes establecimientos comerciales (supermercados) se establecieron en La Habana varios bajo la marca alemana Ekloh. Dos de los más notables estuvieron ubicados en la esquina de las calles 17 y K, en El Vedado, y otro en la intersección de las avenidas 41 y 42, antigua localidad de Almendares, hoy municipio Playa.
Una familia alemana
que prestigia a Cuba
Así ocurrió con el matrimonio de Hermann Friedrich Upmann y Johanne Friederike Berkemeyer. Uno de sus siete descendientes, Hermann Dietrich Upmann, nacido en la localidad de Bielefelen 1816 y emigrado al Nuevo Mundo en 1839, fundaría el 1ro. de abril de 1844 la Real Fábrica de Tabacos H. Upmann. Se asume entre las pioneras inversiones de procedencia extranjera en el país, con capital asentado en Bremen, Alemania, a pesar del omnipresente dominio hispánico.
Por su calidad y reputación, gran pujanza alcanzó esta marca de habanos, en medio de los casi dos millares de fábricas existentes en el país, al punto que a finales del siglo XIX, en menos de 10 años, se apropió de 28 diferentes marcas. Los también alemanes Heinrich Kaufen y Paul Meyer estuvieron asociados a esta emblemática marca.
Otro alemán, Luis Marx, realizaría un gran aporte a la industria tabacalera, que ante nuevas exigencias de los principales mercados del mundo, se requería de un nuevo tipo de hoja, de tono más claro pero de igual territorio de sabores (fortaleza), lo cual logró con la técnica del cheese cloth o tela de huecos, actualmente conocida como tapado, en una finca de Alquízar, provincia de La Habana. A pesar de que a la muerte de Hermann Dietrich, sus hijos Hermann y Albert continuaron con la dirección de la fábrica en 1897, las lógicas penurias económicas acaecidas al finalizar la II Guerra Mundial, provocaron la quiebra de esta fábrica propiedad íntegra de alemanes, para pasar a sucesivos propietarios de diferentes países, hasta su nacionalización en los primeros años de la Revolución Cubana.
La familia Upmann no se limitó a fomentar y legarnos una de las más famosas marcas de habanos a nivel mundial. En su descendencia figuran Germán Enrique Tomás “Cuco” Upmann Machín, notable deportista, ganador de una Copa Davis, en tenis. De su matrimonio con Celia Sara “Cuqui” Ponce de León y Pérez del Castillo, nació la doctora y destacada profesora de Ciencias Médicas Celia María Upmann Ponce de León. Con posterioridad, fruto de sus nupcias con Hortensia Carmen Villar Valdés-Miranda, nació la pianista y consagrada maestra de música Hortensia María Upmann Villar. Y no es en balde el nombre que ostenta un citadino callejón habanero, ubicado en el tramo de la calle San Martín (también conocida como San José) entre Infanta y Basarrate, en el municipio Plaza de la Revolución: H. Upmann.
Existen o están muy vinculados con Cuba apellidos originalmente germánicos que, como muchos otros del mundo, su etimología corresponde a lugares, oficios, nombres de pila y hasta relacionados con animales o sucesos. Entre ellos se cuenta con Müller (molinero), Schmidt (herrero), Bauer (campesino), Becker (panadero), Zimmermann (carpintero), Fischer (pescador), Koch (cocinero) y Schneider (sastre).

El Casino Alemán de La Habana
El 17 de noviembre de 1861 sesiona la Junta Anual de la “Sociedad Alemana de Beneficencia”, donde se discute la proposición de fundar un casino alemán, donde los residentes en Cuba pudieran reunirse, celebrar sus fiestas nacionales y mantener sus tradiciones culturales.
La asociación Casino Alemán de La Habana se inaugura oficialmente el 25 de enero de 1862, en su primer local en la calle Obispo No. 27, en la Habana Vieja, como institución sociocultural que, pese a altas y bajas producto de las guerras mundiales, perdura con buena salud hasta la actualidad.

Y continúan queriéndonos…
Destaca el mercado alemán entre los de mayor incremento de turistas en las más recientes temporadas, cuyas cifras superan en un 40% a períodos anteriores.
Espontánea muestra de cómo se manifiesta en los alemanes de hoy día la percepción de lo cubano, puede encontrarse en un singular medio con que la informática facilita una dinámica fuente de información y espacio para el intercambio, a través del sitio www.facebook.com/kubanews. Música, deportes, novedades, nuevas amistades, acontecer histórico y social se entrecruzan con la brevedad que la modernidad permite, bajo puntos de vista que enarbolan concordia y respeto.

Fuentes: Martell Álvarez, Raúl: Fumando en La Habana. Los Upmann; una familia alemano-cubana. Ediciones Cubanas ARTEX, La Habana, 2016.
José Martí y la lengua alemana.
Disponible en: https: //www.ecured.cu/José_Martí_y_la lengua_alemana