Si hacemos una revisión del desarrollo de la esfera aerocomercial en los últimos años advertiríamos cómo el mismo llevó a determinadas regiones del mundo a alcanzar destacados resultados.Es la más larga del mundo, la más manejable también —según el Libro de los Récords Guinness—, y conecta los dos polos del planeta, desde Alaska (Estados Unidos) hasta la Tierra del Fuego, en Argentina, o viceversa.
En la esfera aerocomercial se divide al mundo en regiones, resultados evidentes y pronósticos nos han mostrado los altos índices de desarrollo económico alcanzados.
Si nos detenemos en la región Asia-Pacífico podemos apreciar que la misma mantenía un ritmo de crecimiento anual sostenido de un 3,9% del PIB, un incremento de un 5,7% anual de tráfico de pasajeros, un 4,8% de incremento del número de aviones de sus flotas, esto la convertía en la región de mayor desarrollo, donde China juega el papel más protagónico.
A lo anterior se le suman en orden descendente, las regiones de Europa y América del Norte. Esto se reflejaba en el flujo de tráfico de pasajeros entre estas regiones, Europa-Asia Pacífico, Europa-América del Norte y América del Norte- Asia Pacífico.
El tráfico de pasajerosalcanzó un total de 4,59 billones en el 2019, donde se incluyen unos 700 millones de turistas que viajaron a través de fronteras internacionales por vía aérea.
El brote epidémico de la Covid-19 provocó la aplicación de medidas para contenerlo y la restricción del movimiento de personas se convirtió en la más efectiva para impedir la expansión de la epidemia.
En consecuencia, las principales aerolíneas de las regiones que mantienen vínculos con la región Asia-Pacifico comenzaron a cancelar sus vuelos, inicialmente a China y luego a otros países.
Muchos lo asumieron como una epidemia de carácter local, teniendo en cuenta las experiencias del brote de SRAS en el 2003 y el MERS en el 2015, pero la expansión del virus no se detuvo e hizo su aparición en Italia, luego en España y, de manera rápida, los principales países de Europa se vieron afectados.
Marzo, un mes trágico
De hecho, en marzo del 2020 la Covid-19había afectado a dos de las más importantes regiones que aportaban grandes flujos de pasajeros. De manera similar, llega a la región de la América del Norte, completandouna especie de cinturón en el que se interrumpía la comunicación aérea para restringir el movimiento de personas.
Cierre de fronteras, cancelación de vuelos, zonas en cuarentena y prohibiciones de vuelos hacia regiones y países afectados hizo que la demanda de pasajeros cayera en un 40% inicialmente.
Los organismos internacionales de la aviación dieron a conocer sus pronósticos sobre el desarrollo de la crisis, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA)  pronosticó pérdidas de ingresos para las aerolíneas entre $ 63 000 millones y $ 133 000 millones, pero semanas después, y ante la agudización de la crisis, estimó perdidas de $ 225 000 millones, y finalmente su pronóstico fue más negro al estimar que las perdidas podían alcanzar los $ 324 000 millones.
Si algunas aerolíneas mantuvieron un número restringido de vuelos, esto fue motivado por la repatriación de ciudadanos de diversos países varados por todo el mundo producto de la pandemia. Finalizados los mismos, las aerolíneas comenzaron a dar a conocer la puesta de sus flotas en tierra por periodos limitados de tiempo, que ante el desarrollo de la crisis se han extendido.
El final de la crisis, que se esperaba para el verano, ahora se predice para finales de año, momentoen que muchas aerolíneas habrán desaparecido y las sobrevivientes, iniciarán la recuperación en condiciones económicas precarias.
Los gobiernos han otorgado paquetes de ayuda económica a sus aerolíneas, algunos suficientes y otros no, a lo que se le agregan países que no han respondido al pedido.
Mientras, más de 14 000 aeronaves en tierra, la caída de tráfico comercial aéreo en más de un 90%, aeropuertos cerrados y un número alarmante de trabajadores del sector en cesación laboral, a lo que se agrega una industria turística detenida, constituyen el panorama actual.
Medidas
Una de las preocupaciones de los operadores aéreos es contar con la confianza del pasajero, queeste al abordar nuevamente una aeronave en la etapa postcrisis sienta la seguridad de contagiarsecon el virus. Es por eso que algunos fabricantes de módulos interiores de aeronaves lanzan novedosas propuestas, como la compañía italiana Aviointeriors, pero estas deben ser aceptadas por las aerolíneas teniendo en cuenta las normas establecidas por reguladores aeronáuticos y, sobre todo, por el costo de las mismas, que puedan incrementar los costos operacionales.
Avioninteriors ha propuesto dos variantes: Un denominada Janus, en referencia al dios de dos caras de la antigua Roma, en la que el asiento central de las filas triples estaría posesionado contrario a la dirección del vuelo, mirando hacia atrás. «Esta disposición permite que los tres pasajeros se separen con una mampara hecha de material transparente que los aísla entre sí, creando una barrera protectora para todos. Cada pasajero tiene su propio espacio aislado de los demás, incluso de las personas que caminan por el pasillo», asegura la compañía.
La segunda propuesta, considerada una respuesta rápida y más adaptable a las configuraciones existentes, consiste en emplear mamparas de material transparente. Denominada Glassafe, esta solución, «hecha de material transparente para que toda la cabina sea armoniosa y estéticamente liviana, cumple perfectamente el objetivo de crear un volumen aislado alrededor del pasajero para evitar o minimizar los contactos e interacciones a través del aire entre un pasajero y otro, a fin de reducir la probabilidad de contaminación por virus u otros».
Pero, tanto estas propuestas como otras que a diario son presentadas deben estar sujetas
a test previo donde se pueda determinar si realmente disminuyen el riesgo de entrar en contacto con las transpiraciones emanadas de otros pasajeros. Además de que por razones de seguridad y relativas a una evacuación de emergencia, los asientos deben estar en la dirección del vuelo y el espacio entre ellos debe permitir un acceso rápido y sin obstáculos. Las adiciones de mamparas plásticas a los asientos pueden convertirse en elementos agresivos luego de un aterrizaje de emergencia y consiguiente evacuación.
Al respecto, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) se ha manifestado en cuanto a las medidas que se deben adoptar durante la recuperación del transporte aéreo para brindar confianza y seguridad al pasajero.
Este protocolo está basado en cuatro acciones fundamentales, de las cuales se pueden derivar otras acciones:

1.- Previo a la llegada del pasajero al aeropuerto, el protocolo se centra en obtener información del mismo por medio de formularios electrónicos.
2.- En el aeropuerto las acciones están dirigidas a restricciones de acceso a personal acompañante del viajero a las instalaciones, excepto en los casos de personas discapacitadas que requieren acompañantes.
Se implementa el control de la temperatura, mantener el distanciamiento social, el uso de mascarillas, pasaportes de inmunidad y la realización de test clínicos rápidos dentro de las instalaciones aeroportuarias, que son sometidas a desinfección e higienización sistemática.
Para evitar la interacción humana, el check-in debe ser realizado previamente por dispositivos móviles, el despacho de los equipajes por el propio viajero y un proceso ordenado de embarque para mantener el distanciamiento social.
3.- Durante el vuelo, IATA señala que el riesgo de trasmisión es bajo dado la disposición de los asientos, el uso de filtros y dirección del flujo de aire a bordo, recomendando el uso de mascarillas y donde la tripulación ofrecerá toallitas desinfectantes para limpiar sus espacios.
4.- En el aeropuerto de destino, se aplicarán las medidas establecidas por las autoridades de cada país implantadas para la detección de pasajeros posibles portadores de la enfermedad.

Como se puede apreciar, el objetivo fundamental de los protocolos propuestos por IATA es evitar que personas sospechosas o portadoras del virus accedan al avión, mediante su detección por los medios que se aplican antes que el viajero aborde la aeronave.
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