EL EXCEPCIONAL CONJUNTO NATURAL QUE COMPARTEN TRES PAÍSES VECINOS CONSTITUYE UNO DE LOS MAYORES PUNTOS DE ATRACCIÓN TURÍSTICA DEL PLANETA, CON SUS 275 SALTOS DE LOS CUALES ARGENTINA POSEE EL 80%

Corría enero de 1542 cuando el gran descubridor español Alvar Núñez Cabeza de Vaca se topó con las Cataratas de Iguazú mientras realizaba la travesía desde la costa sur del actual Brasil hasta Asunción del Paraguay, donde había sido nombrado gobernador por el rey Carlos I. Asombrado, escribió en su crónica: «El río da un salto por las peñas abajo muy altas, y da el agua en la bajo de la tierra tan grande golpe que de muy lejos se oye; y la espuma del agua, como cae con tanta fuerza, sube en alto dos lanzas y más».
En 1934 el gobierno argentino crea por ley el Parque Nacional Iguazú. Y llegado 1984, el conjunto de cataratas, junto con su selva circundante repleta de biodiversidad es declarado Patrimonio de la Humanidad por su valor excepcional para la herencia común de esta humanidad a veces tan destructora.
El 11 de noviembre de 2011 (11/11/11) las Cataratas de Iguazú, premio Excelencias 2011 (https://www.caribbeannewsdigital.com/node/53821), fueron elegidas como una de las 7 Maravillas de la Naturaleza en votación mundial en la que participaron más de mil millones de personas, destacando de manera extraordinaria entre las otras 454 nominaciones. De las 7 Maravillas de la Humanidad del mundo antiguo solo las Pirámides de Egipto siguen presentes (las demás fueron destruidas), sin embargo, estas «nuevas» sobreviven al tiempo como excepcionales lugares que la naturaleza ha ido creando durante millones de años. Esta elección tan peculiar hizo que las visitas se dispararan. Hoy constituyen uno de los mayores puntos de atracción turística del planeta. No conozco una sola persona que, al hablar de Cataratas de Iguazú, las desconozca.
¿CÓMO SON?
Aquellas «peñas altas» a las que se refería el descubridor miden 82 m en la Garganta del Diablo, que es el salto más alto de los 275 distribuidos en distintos niveles a lo largo de los 3 km de esta impresionante falla geológica con forma de gancho.
Si trazamos una línea central longitudinal que divida en partes iguales ese gancho, quedaría de una parte la zona correspondiente a de los saltos; y de otra Brasil, con el resto. Todo forma un conjunto único porque la naturaleza no tiene fronteras. ¡Pero atención, que las naciones sí!, y aunque es muy fácil pasar de un lado a otro, no se debe olvidar el pasaporte si queremos ir al país vecino porque hay trámites fronterizos (mínimos y rápidos pero obligatorios).
La parte brasileña es poseedora de excelentes miradores para contemplar frontalmente el excepcional conjunto natural que se abre a nuestra vista en toda su magnitud.   La parte argentina permite vivir las cataratas, experimentar los efectos sonoros, luminosos y medioambientales producidos por la violenta caída de millones de litros de agua por segundo a lo largo de más de 200 saltos, que podemos recorrer por arriba y por abajo.  Con el sonido constante del intenso fragor producido por las bestiales caídas de agua vamos pasando de uno a otro salto mediante plataformas, escaleras y senderos bien señalizados, impresionados por la sutil arquitectura de arcoíris erigidos por las innumerables gotas en suspensión que se elevan como niebla permanente, más allá de las dos lanzas que decía Cabeza de Vaca, billones de gotitas, que como diamantes efímeros, descompondrán la luz solar dando lugar al multicolor espectáculo. Sin duda, en aquellos momentos uno tiene la íntima sensación de sentirse privilegiado por disfrutar de algo único en el espacio y el tiempo.
A veces andando, y otras mediante un tren eléctrico, nos adentramos por el Parque Natural de Iguazú hasta llegar a la caída principal que llaman la Garganta del Diablo (más bien la llamaría por su magnificencia: el Ombligo de Dios). Una pasarela volada sobre el cauce permite acercarse más y más, hasta casi el mismo borde del precipicio donde caen gran parte del millón novecientos mil litros por segundo que es la cantidad ¡normal!, aunque cuando hay lluvias se puede multiplicar por 2, 3, 4... Un dato: el 10 de junio de 2014 se registraron 45 700 000 L/s, el máximo del que se tiene noticia, lo cual supone multiplicar la caída normal por 25. ¡Asombroso!
Cuando ha llovido fuerte, las aguas vienen marronas por los aportes de tierra rojiza que caracteriza a esta selva. Se puede observar en las fotos que ilustran este reportaje: unas de aguas claras con espumas blancas y otras de colores marrones con espumas doradas, correspondientes a dos viajes con y sin lluvias torrenciales.
El río Iguazú discurre lento trazando los típicos meandros en la planicie selvática, abriéndose camino perezosamente por entre la espesura de árboles gigantescos y demás vegetación, hasta que de momento aparece esta brecha gigantesca propiciando que todo su gran caudal se precipite decenas de metros formando las cataratas del Iguazú, nombre que proviene del idioma guaraní y que significa «agua grande».
Para conocer también el entorno terrestre, existe la opción de realizar un minisafari que nos adentrará por la selva (interconectada a la Amazónica que fue votada como otra de las 7 Maravillas de la Naturaleza), bien sea en todo terreno o en bicicleta. Lo recomiendo porque es muy emocionante llegar a sentirse «explorador». Durante el recorrido el guía nos ayudará a observar en su hábitat natural animales como tucanes, monos, coatís, gran variedad de mariposas, incluida la espectacular Morpho (nombre epíteto de Afrodita y Venus) de refulgentes alas de color azul metálico, y otros muchos animales. Esta selva está situada más al sur que la del Amazonas, es menos calurosa y, por experiencia te digo, más agradable en cuanto a evitar incómodos insectos.
MOJADOS PERO CONTENTOS
Desde las plataformas que se elevan por encima de la superficie del suelo a fin de no obstaculizar ni asustar el paso de la fauna, podemos contemplar con seguridad los asombrosos saltos, observar unas veces la tremenda fuerza del agua que cae bramando como si fuera la trituradora universal, mientras en otras se transforma en delicado encaje de líquidos hilillos acariciando las verdes hojas a su paso. La fuerza y la delicadeza se conjugan en este tablero perfecto de la naturaleza. 
También me fascina observar el rapidísimo vuelo acrobático de las golondrinas de agua, apareciendo y desapareciendo por entre la neblina de los saltos en cuestión de segundos. Por el paseo que viene marcado como Superior podremos ver las cataratas a vista de pájaro, luego hay escaleras y rampas por las que se accede a miradores más bajos, hasta casi la base de la catarata donde por la fuerza del agua caída pareciera estar en ebullición.
¿Cómo será la sensación de sentir en propia piel esa fuerza, votar sobre aquellas olas y deslizarse por los torbellinos? Para saciar nuestra curiosidad tenemos la posibilidad de abordar una lancha que nos puede llevar hasta debajo de los saltos con total seguridad. Es emocionante adentrarse por entre las altas paredes verticales de la falla geológica, notar cómo la lancha neumática se acerca más y más a las aguas turbulentas donde la estabilidad parece desaparecer, a la vez que ese sonido nuevo para nosotros de la caída inmensa se incrementa. La neblina del salto envuelve el ambiente entre olas cada vez más altas, la ducha está asegurada y la emoción del momento también, agua caída desde varias decenas de metros empapa los cuerpos (previamente proporcionan un saco hermético donde meter aquello que no puede mojarse, como la cámara fotográfica que utilizo hasta que veo que peligra, o los pantalones pues voy en bañador; la camiseta ya se secará al sol, la temperatura del agua es ideal). La habilidad del piloto junto al certificado de seguridad de las embarcaciones hace que el disfrute se desarrolle con garantía total.
La concesionaria del Parque ofrece otras muchas actividades como deslizarse por tirolina entre cascadas, hacer rappel por las paredes de la falla geológica, rafting en aguas bravas, observación de aves, visitas nocturnas, etcétera.
GUARANÍES
Los argentinos le han puesto el sobrenombre de misionera a esta parte de selva históricamente. Fue convertida al cristianismo por los jesuitas desde 1609 hasta 1768 en que fueron expulsados. La célebre película La Misión se basa en aquellos sucesos; de hecho, fue rodada por aquí y la foto del cartel promocional, con un jesuita clavado en la cruz precipitándose por una catarata, tiene como fondo la Garganta del Diablo.
Efectivamente los jesuitas dejaron aquí su impronta, pues no solo evangelizaban sino que también agrupaban a los guaraníes en nuevos poblados o reducciones muy bien organizados con la colaboración mutua de misioneros e indígenas, consiguiendo un excelente desarrollo del trabajo comunal. Fueron unos adelantados del derecho laboral. Un dato: la jornada de trabajo se establecía en seis horas; el resto se dedicaba al aprendizaje u otras actividades privadas o reguladas por los consejos donde formaban parte esencial cargos elegidos por los pobladores.
Seguramente imbuido por el tópico de la película La Misión, agarré un minibús urbano y me fui hacia donde están las aldeas guaraníes. Lo bueno de esta parte argentina es que a solo 7 km de las cataratas está Puerto Iguazú, con vida típica de pueblo donde se mezclan indígenas, criollos y turistas, pues aquí están los hoteles, restaurantes, comercios, cafeterías y alguna discoteca.
Me bajé en un lugar espectacular llamado La Aripuca. Este es el nombre que los guaraníes dan a una trampa en forma de pirámide hecha de palos, donde el animal queda atrapado al pisar una de las ramitas. La diferencia es que esta trampa para humanos mide 17 m de alto y está construida con troncos gigantescos de árboles de especies nativas, que han sido rescatados de aserraderos o aprovechados porque estaban muertos por caída de rayo. El objetivo es enseñar la más sorprendente biodiversidad, concienciando de lo que estamos perdiendo por la destrucción sistemática de la selva. Una visita guiada explica los objetivos conservacionistas de esta fundación, luego cada cual a su aire puede ir desde lugares donde escuchar música folclórica en directo a pasear por entre plantas selváticas y estanques.
Cerca hay aldeas guaraníes, me fui andando con toda confianza porque ese halo de pueblo pacífico y amable es realmente verdadero. El indígena guaraní es de trato afable, muy tranquilo y sonriente, si se muestra reservado lo es más por timidez que porque quiera imponer un distanciamiento. Ahora se están abriendo al visitante, han visto que el turismo puede ser una excelente fuente de recursos y lo quieren aprovechar, de modo que ofrecen su artesanía, explican sus ritos y costumbres ancestrales acompañadas del encanto de sus cánticos corales.
ASADOS
Estamos en Argentina y si digo: ¡comida!, ¿qué viene a la cabeza? ¡Asado!... a la estaca o a la brasa, siempre una delicia. Y si no comes carne, para variar tenemos pescado del mismo río Paraná. ¡Pescado de las cataratas! Incluso vi restaurantes vegetarianos que brindaban comida elaborada con productos naturales de la zona.
Si además buscamos un lugar amenizado con folclor argentino, la jornada puede terminar siendo una velada inolvidable. Lo bueno, como dije antes, es que en Puerto Iguazú nos mezclamos nativos y visitantes, lo que da un toque de autenticidad muy integrador.
La ventaja de tener la población relativamente cercana a las cataratas es que podemos disponer de alojamiento en todas las categorías, de transporte público (el bus pasa cada 20 min) y de toda clase de servicios. Pasear por el pueblecito, hablar con la gente, tener supermercados...  Todo ello supuso para mí una gran y agradable ventaja.