Casa del Cientifico «Catalina».
Casa Harvard.
Sijú (Glaucidium siju).
Uña de mujer (Neoregelia spectabilis).
Palma corcho (Microcycas calocoma).
Rosa de Brasil (Brownea rosa-de-monte).
Tocororo (Protelus temnurus), ave nacional.
Palmetum

Situado a unos 20 km de la ciudad de Cienfuegos, el Jardín Botánico se localiza en la carretera que conduce a la villa de Trinidad. Sus orígenes datan de 1901, cuando Edwin F. Atkins, hacendado norteamericano y dueño del central Soledad del Muerto, comenzó a dedicar parcelas de su propiedad a la investigación de la caña de azúcar y a la introducción de plantas de interés económico y ornamental.

La colección resultante atrajo la atención de la Universidad de Harvard y sirvió como sostén a la creación de la estación científica conocida como Harvard Botanical Station for Tropical Research and Sugar Cane Investigation, la cual se convirtió en una institución de reconocido prestigio.

Desde 1961, el Estado cubano se hizo cargo de la institución y es a partir de ese año que comenzó a llamarse Jardín Botánico de Cienfuegos.

Este arboretum tiene 94 hectáreas con 117 familias botánicas que agrupan más de 1 500 especies, entre las que sobresalen las palmas, los ficus, las leguminosas y los bambúes, que representan 82 % de sus especies exóticas.

Asimismo, las de la colección de plantas vivas tienen una edad promedio de 70 años y en algunos casos son centenarias.

Prendas naturales

La colección de palmas destaca como piedra preciosa en la riqueza natural del Jardín Botánico de Cienfuegos. Entre sus variedades se encuentra la Talipot, que tiene la hoja más ancha del reino vegetal –alcanza hasta 5 metros– y la inflorescencia ramificada de mayor altura, además de la palma guano barbudo, endémico estricto de Cienfuegos. La extraordinaria colección es de las más atractivas de la región.

Aunque esa amplia gama de plantas ha sido afectada por fenómenos naturales, en general la muestra ha logrado sobrevivir a las inclemencias del clima cubano, incluso a una inusual helada en 1903, así como a fuertes huracanes que azotaron la zona en diferentes momentos.

Alrededor de 27 000 turistas cubanos y extranjeros visitan cada año el Jardín, atraídos por su fama y experiencia científica. Allí brindan el servicio de guía especializado para recorrer sus senderos, donde pueden observarse más de 50 especies de aves, entre las que sobresalen bellos ejemplares endémicos cubanos, como la Cartacuba, el Carpintero Verde, el Gavilán Colilargo y el Tocororo; además de otros que resultan atractivos por su plumaje o poca abundancia, y que han encontrado hábitat propicio en medio de este paraje rico en alimentos y protección, como las bijiritas, los zunzunes, los dameros y las siguapas.

Más de cien años después de su fundación, este sitio resulta hoy un paraíso de incalculable valor espiritual en el camino entre Cienfuegos y Trinidad, ciudades cubanas cuyos centros históricos han sido declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad y, a su vez, dos de los más atrayentes destinos turísticos de la nación caribeña