Cuba
Perfecta comunión entre la promesa de unas vacaciones inolvidables y la oportunidad de disfrutar momentos trascendentes de la mano de la cultura, la historia, un pueblo alegre, su manera de vivir, el campo, los paisajes… todo lo que de este país puede ser singular e irrepetible, más allá de sus playas de ensueño en cayos y tierra firme.
Auténtica, Cálida, Hospitalaria, Alegre y Musical.
«Como un recuerdo de un viejísimo, ancestral amor, me hirió Cuba. Amor tan primitivo que aún más que amor, convendría llamar apego. Carnal apego, temperatura, peso, correspondiente a la más íntima resistencia; respuesta física y por tanto sagrada, a una sed largo tiempo contenida.» María Zambrano.
disfrutar lo auténtico del destino, que es precisamente lo que le hace diferente, llama el lema de la campaña de promoción turística con que las autoridades del ramo presentan a Cuba en todo el mundo, desde hace un año. Esto es entrar en contacto con la gente, sus vidas; pulsar el espíritu solidario y alegre del cubano; reconocer su universo turístico múltiple y diverso en modalidades, productos, escenarios y servicios. Cuba, conocida de sobra por sus playas y espacios marineros, puede significar también, el conjunto de todo lo que posee y ofrece independientemente de sus atractivos como gran destino de sol y playa. Significa un todo indisoluble, formado por su historia, las costumbres, la música, el medio natural, la educación y la hospitalidad, la grandeza de su legado patrimonial, una geografía interior que es un caleidoscopio de paisajes sorprendentes, pintorescas ciudades y regiones. Un país que exhibe alta cultura y calificación de sus ciudadanos, orgulloso de su mezcla étnica a partir de lo español, africano, aborigen, francés, alemán, hebreo y chino. Mosaico de razas en el que se encuentran todos los tonos posibles, como un arcoiris de cromatismos humanos en que el común denominador es la vibración cordial, la transparencia, el sentido de la responsabilidad y el desprendimiento. Además del lugar paradisíaco, cálido y precioso que desde 1492 develara al mundo tras su primer viaje a esta tierra, el navegante Cristóbal Colón, Cuba es una fuerza interior que imanta o seduce a todo quien pasa por ella y también por eso, es auténtica como destino –así lo demuestra la experiencia: quien viene una vez, después repite. Su historia, sin ser de muchos siglos, resulta monumental en cuanto a hechos; su cultura, desde que nació como expresión identitaria, se ha negado a existir sin penas ni glorias; y su gente, que es decir el cubano, es la más bondadosa y alegre que se pueda encontrar, emprendedora y sensible, sin que jamás haya permitido que se le pisotee, no importa el precio a pagar, ni la hecatombe que sobrevenga. Para un turista moderno al que ninguna gloria parezca capaz de equiparársele al privilegio de disfrutar de un atardecer de oro bajo un cocotero a la orilla de una playa hermosa cerca de un hotel cinco estrellas, Cuba puede ser el lugar perfecto. Pero lo puede ser aún más, para quien decida soltarse las amarras del programa prefijado; y perderse sin rumbo por los vericuetos de una Isla cuyos más grandes tesoros se encuentran allí, donde menos cabe imaginarlos. La trama es de una dulzura inconmensurable y el final invariablemente consistirá en descubrir que como este país no hay otro, sobre todo por los cubanos. Matizan estas bondades más de 250 museos en toda la Isla, unas 60 salas de teatro con programación continua, 80 compañías teatrales, de danza y canto lírico, un Conjunto Folclórico Nacional de 45 años y un Ballet Nacional de Cuba fundado hace seis décadas, que es ya, desde hace tiempo, también universal. Un país cuya cultura se resume en el interlocutor cotidiano, en su parecer, en la capacidad de dialogar e intercambiar ideas; en las tradiciones, recetas y secretos de la cocina local; la jovialidad de la gente, la alegría contagiosa y la seguridad. Auténticas son la naturaleza cubana, las experiencias que deparan al visitante en un destino que se distingue por su diversidad en materia de propuestas y posibilidades para la industria de los viajes, la proyección de sus políticas turísticas, sus paisajes, el sentido de la hospitalidad de un pueblo que se distingue por su jovialidad, esos cientos de instantes de seducción que colman los días, las horas, cada segundo y espacio; y que parecen ser la fuerza descomunal que sigue moviendo a Cuba hacia el futuro.
«… ahora que las riberas de Cuba se han desvanecido en la lejanía, escribo para decirte todo lo que me aflige el sentimiento de haber abandonado esta isla hechicera.» Infanta Eulalia de Borbón
Ciento por ciento cubanos
Manuel Marrero Ministro de Turismo de la República de Cuba
«Cada día vamos a dar un papel mucho más importante a esas modalidades que permiten mostrar a Cuba tal y como es, de una manera auténtica, como afirma el lema de nuestra campaña promocional Cuba Auténtica. Queremos que nos conozcan tal y como somos, ciento por ciento cubanos. Tenemos varias insatisfacciones, y una es el hecho de que no hemos sabido aprovechar aún todo el legado histórico y cultural, todas las villas y ciudades patrimoniales, y haber insertado en un escalón mucho más alto un turismo cultural y de recorrido masivo, con mucha fuerza, que hoy todavía tiene un volumen con el que no estamos satisfechos. Por lo tanto, seguirá siendo prioridad desarrollar el turismo de ciudad, cultural, histórico y patrimonial, algo que nos permitirá contar con un turismo más integral, diferente, que complemente el turismo vacacional de sol y playa. No somos conocidos como un destino de naturaleza, muchos no conocen nuestros saltos de agua, nuestros paisajes, nuestras grandes reservas naturales y cadenas montañosas y la diversa flora y fauna de Cuba. Tenemos muchas metas por delante, pero tenemos la ventaja de contar con la infraestructura y las fortalezas que nos han dado la historia, la cultura y la naturaleza y, sobre todas las cosas, un pueblo excepcional que con su hospitalidad y jovialidad, hace que todo el que venga a Cuba, se sienta como en casa.».