EL ESCENARIO RESULTA UN LUGAR SAGRADO PARA ARA MALIKIAN, UNO DE LOS PROTAGONISTAS DE LA GALA DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DEL HABANO

No existe manera humana de encasillar a Ara Malikian, uno de los más geniales violinistas del mundo, para quien el escenario resulta un lugar sagrado como lo demostrará en el XIX Festival del Habano 2017, al cual ha sido invitado de manera especial. Tal vez tenga que ver con el hecho de que siendo un adolescente la vida lo llevó a abandonar su tierra y a convertirse en una especie de ciudadano del universo, dispuesto siempre a asimilar la cultura y las tradiciones de los lugares que lo acogieran, como señal de eterno agradecimiento. Y porque nadie mejor que él sabe que «la música, la cultura, tienen la capacidad de unir pueblos. No existe un antídoto más efectivo para combatir el odio y fomentar el respeto», insiste.
De origen armenio, Malikian nació en Líbano, en 1968. Su padre, instrumentista en la banda de un cantante famoso de la época, le despertó la pasión a muy temprana edad, cuando puso en sus minúsculas manos un violín, pero no cualquiera, sino el mismo con el cual su abuelo logró huir de Turquía, en 1915, y que le ha acompañado durante su brillante carrera. En lo adelante, Ara iniciaría un riguroso aprendizaje, porque el autor de sus días no bajó jamás la guardia con su exigencia. Cierto que en ocasiones el muchacho no consiguió aguantar las lágrimas, porque se le antojaba hacer otras cosas, pero siempre fue feliz. Tanto, que en esos años apenas se dio cuenta de que su país atravesaba un complejo conflicto civil.
De aquellos tiempos recuerda: «La guerra comenzó cuando yo tenía ocho años. Entonces pasábamos mucho tiempo encerrados en sótanos, donde la vida seguía: yo tocaba el violín, mi padre también; otro vecino traía una guitarra, otro cantaba… Incluso dentro de una tragedia como es una guerra, el ser humano siempre intenta divertirse y pasarlo lo mejor posible».
Gracias a una beca que le otorgaron en Alemania para seguir estudiando música (luego en Inglaterra también trabajaría las bases técnicas), a los 15 años marchó a Hannover este gran artista que ha conseguido grabar más de 40 exitosos discos, director de su propia orquesta y quien ha sido reverenciado por los exigentes auditorios del Carnegie Hall (New York), Salle Pleyel (París), Musikverein (Viena), Ford Center (Toronto), Auditorio Nacional y Teatro Real (Madrid), Zürich (Tonhalle), Barbican Center (Londres)... «Sí, sin mis padres, sin mis amigos, sin conocer el idioma ni la cultura, resultaron duros los primeros años en Alemania, ha confesado. Pero fue un aprendizaje a lo “bestia”, sobre todo aprendí a sentirme bien en cualquier lugar».
Aunque valora en grado sumo el haber entrado en contacto con un mundo mucho más académico, Malikian enseguida comprendió que este tipo de enseñanza no propicia, sin embargo, el desarrollo de la personalidad de quien sueña con llegar a ser un gran artista. «Los profesores quieren que sus alumnos aprendan ciertas obras, a tocar más o menos bien, pero no te enseñan cómo ser diferente. Verdaderamente empecé a crecer una vez que pude liberarme, a través de encuentros con amigos de otros países, de otras culturas, con músicos de otros géneros».
Así, con un estilo muy propio, el versátil e innovador Malikian logró ubicarse entre los más brillantes violinistas de su generación. Por eso a nadie extraña que consiga agotar las entradas en los teatros para sus conciertos en los que acude lo mismo a las obras clásicas que a originales adaptaciones de piezas representativas de la música popular del siglo XX. Se dice que el también compositor radicado en España acostumbra a realizar casi 500 funciones al año con más de diez espectáculos diferentes, que lo llevan a decenas de países. Pero él siempre se las arregla para llenar de buena energía y extraordinaria música el escenario.
«Hiperactivo, eléctrico y con la pilas siempre cargadas». De ese modo lo disfrutan sus seguidores y la crítica cuando se desborda en sus espectáculos. No importa que la actuación responda a una gira maratónica, o que no haya tenido descanso porque anda presentando un disco reciente como La increíble historia del Violín, Malikian siempre está dispuesto a entregarse sin reparos, y a sorprender rompiendo todos los límites con ese instrumento suyo que siente como si saliera de su cuerpo, «que extrae su vida de tí».