Mohamed Zeidán (Líbano) Hombre Habano del Año en Venta al Detalle y Negocios. Comerciante de tabaco cubano Existen varias características que le dan a un producto la denominación de lujo. Primeramente, su contenido. ¡En ningún otro lugar del mundo crece tabaco mejor que en Cuba! Es la perfecta combinación de suelo, clima y la pasión que acompaña todos los estadios de su producción.

Segundo: Su acabado. Al haber heredado todo ese bagaje de muchas generaciones, torcedores en extremo hábiles ejecutan su arte con una perfección asombrosa, difícil de ser imitada.

Tercero: Su apariencia es sedosa, uniforme, atractiva, llena de aromas y muy bien presentada. Una vez que la caja es abierta, deja al fumador bendecido con su divinidad implícita.

Por último, el Habano es solo lujo, es el elemento que acompaña a los grandes conocedores. Y por cierto, sí, es necesario ser un conocedor para entender los misterios del Habano.

Ricardo Salas (Cuba) Especialista de marketing de la Internacional Cubana del Tabaco Fumé mi primer habano a los nueve años; mi padre solía dejar los restos en los ceniceros de la casa y antes de que la abuela los enviara a la basura pude hacerme de uno, apagado aunque todavía de regular tamaño. Habituado ya a esa edad a los sencillos ceremoniales del cigarrillo, lo encendí, iluso principiante con la pretensión de consumirlo tal cual. La lamentable experiencia me alejó del humo hasta que en la adolescencia, en medio de los cañaverales del Central Urbano Noris en Holguín, decidí a la par de mis compañeros del pre universitario complementar mis bizarras apariencias mitad Beatle, mitad machetero, con un tabaco suministrado gratuita y quizá erróneamente por el Plan Zafra a sus movilizados permanentes.

El paso del tiempo se encargaría de atemperar los ardores de juvenil esnobismo y, en la consagración profesional y consciente al producto mágico, el tabaco pasó de ser el rubro de exportación de los planes de estudio y el discurso económico a tornarse el sabor guajiro de la cosecha, la maravilla artesanal de su confección, la galería trotamundos de sus cajas multicolores, el ceremonial majestuoso de su encendido, la autobiografía a la luz pública que somos al fumarlo, espiral intangible, convocatoria de sueños, musas y ancestros, portal de La Habana, nostalgias de mi Santiago, clase de Historia, diva y líder, canción y poema, pintor y poeta, sol de mi tierra y tarde de invierno en el Caribe, corazón de mi patria, alma de Cuba.

Abel Expósito (Cuba) Gerente de La Casa del Habano de Partagás y Hombre Habano del Año en la Venta al Detalle El Habano es el mejor tabaco del mundo. La calidad de este producto ha mejorado en los últimos años increíblemente; sobre todo gozan de gran aceptación los estuches de 10 y 5 tabacos y las Ediciones Limitadas. Se hace un gran trabajo en la fábrica y los egresados como torcedores son excelentes, garantías del futuro de esta industria. El Habano es destacable tanto por su tiro y combustión, como por la presentación. En particular resalto las Ediciones Limitadas de capa oscura.

Gary Heathcott (Estados Unidos) Publicista y amante de los Habanos Con más de 500 años, el puro cubano alardea y presenta solo mejoras. Yo no puedo nombrar otro producto que, luego de cinco siglos de existencia se aprecie y disfrute ahora más que nunca.

En una sociedad donde un buen puro es quizás el último baluarte legal del puro placer, el Habano se encuentra en la cima de todas las categorías mensurables debido a su calidad, consistencia y sabor.

Samuel Menzi (Suiza) Hombre Habano del Año en la esfera del Comercio al Detalle. Comerciante de tabaco, dueño de una Casa del Habano en Zürich

Los Habanos marcan las pautas para todos los tabacos. Los productores comparan sus puros con los cubanos. Los Habanos son los únicos que desarrollan el sabor durante el fumar.

Miguel Campoy (España) Subdirector de Marketing Operativo de la Corporación Habanos S.A. Los Habanos para mí son el aroma de Cuba. Un tabaco de otros orígenes lo puedes fumar en cualquier ocasión, sin distraerte de lo que estés haciendo. Sin embargo, fumar un Habano significa un momento especial. Significa relajarme, reflexionar, poder parar un instante el reloj y sentirme uno. Sentir que soy uno, y observar desde la distancia, como el resto está ahí esperando; observar, entre el humo del Habano, las paredes sin límites de este humidor natural que es Cuba.

Massimo de Giovanni (Italia) Creador del sitio Web www.elmundosecreto.com; farmacéutico, publicista, periodista y comerciante Un Habano es un producto de alta calidad, alta ingeniería y una obra irrepetible y única en cuanto a ser hecho totalmente a mano. El Habano es la exaltación paroxística del gusto y el paladar, es el fiel compañero de la soledad intrínseca en cada uno de nosotros. Por eso amo a Cuba y sus puros que expresan hasta el final la cultura y la tradición de la gente cubana para revelar los lados más escondidos y las tallas más gustosas del estilo de vida en la Isla Grande.

Roberto Rodríguez Pardal (Argentina) Titular de la Manufactura de Tabacos Manrique de Buenos Aires; estanco fundado en 1928 He probado desde pequeño el inconfundible aroma de los tercios de Pinar del Río. He visto a toda mi familia portar en sus bocas durante todo el día los primorosos María Guerrero. He jugado arriba y entre los fardos de rezago. He despalillado, empalmado y seleccionado hojas para capa, tripa y capote; he torcido, encajonado, estampillado y fileteado envases de cedro, hasta ver la joya final terminada, lista para degustar. De manera que llevo en mis mucosas el fino aroma de los mejores puros del mundo.

Me indigno cuando escucho que en otros países -caribeños algunos- se pretende mancillar el honor del fumador curtido en esas lides de retirar el tabaco del humidor, abrirlo cuidadosamente, encenderlo con religiosa unción, observarlo como quema y tira y luego rendirse ante su sabor. ¿No tienen en cuenta que esos marquetineros territorios carecen de la sal, las aguas, la tierra, el clima de la isla y por sobre todas las cosas la sabiduría de sus artesanos tabaqueros? ¿Cómo pueden hacernos creer que son Habanos, cuando lo único que tienen de Cuba es una marca usurpada?

Afortunadamente, los ingentes esfuerzos por defender los tabacos de la Isla, que también es mía, están dando sus frutos. Ahí está el fallo de una corte de los Estados Unidos impidiendo el uso de la marca Cohiba.

En mi casa, se importaban los rezagos 15a de Pinar del Río adquiridos en Sobrinos de Antero González. Todavía conservo enmarcado el mapa de más de medio siglo de las zonas tabacaleras. También comprábamos en Menéndez y Cía. de la calle Amistad 405 (donde estaba H. Upmann) de quienes tengo las facturas. Entonces, al degustar un tabaco cubano, ¿cómo no reconocer a Vuelta Abajo, Partido, Remedios, Oriente con sus primera y segunda de Mayarí y Sagua de Tánamo?

¿Qué otro país del mundo puede hacer gala desde 1492 que nos garantizará, con las manos del heroico esfuerzo de sus hijos, seguir torciendo tabacos, produciendo tercios y manojos atados con rafias y envueltos en yaguas? Solo Cuba amigos, porque el tabaco Habano es solo de Cuba.