Tabaco con Historia De Pasión
No hubo Montescos o Capuletos, ni tampoco adolescentes que llevaron su amor hasta la tumba, pero la historia de los puros Romeo y Julieta también ha sido desde su nacimiento fruto de la pasión y la voluntad, que han logrado hacer de esta marca, con 131 años de fundada, una de las más conocidas y apreciadas en el mundo de los habanos.
Su nacimiento puede ubicarse el 22 de febrero de 1876, cuando apareció publicado en la Gaceta Oficial de La Habana un aviso que consignaba: "D. Inocencio Álvarez y D. José García han solicitado permiso de esta Alcaldía de Corregimiento para matricular una marca de tabaco denominada 'Romeo y Julieta' para el uso de la fábrica de su propiedad establecida en la calle de San Rafael número 87. Lo que se anuncia por medio de la Gaceta oficial á fin de que los dueños de marca puedan examinar el diseño de la que se pretende matricular y el que se crea con derecho á oponerse, presentar sus reclamaciones en la Secretaría de este Corregimiento en preciso término de diez días á contar desde la fecha de esta convocatoria." Y firmaba "El Marqués de Bella-Vista".
Así fue como Romeo y Julieta dejó de ser solo una obra teatral de Shakespeare y se convirtió también en marca de puros. Hasta 1886 los asturianos Inocencio Álvarez y José (Manín) García se mantuvieron asociados en la explotación de la fábrica de San Rafael 87, en La Habana extramuros. En ese año deciden separarse, quedando el primero como único propietario.
Fue en 1899 que la tabaquería se trasladó para el viejo edificio en la calle Ánimas 129, sede anteriormente de La Eminencia, marca fundada hacia mediados de siglo por los hermanos Antonio y Ramón Allones. Un año después vendería Álvarez la "Romeo y Julieta" a Prudencio Rabell, quien con anterioridad había adquirido de José Luis Susini la fábrica de cigarrillos La Honradez. Pero sin dudas fue Don Pepín quien impulsó al estrellato definitivo a los Romeo y Julieta. Contando solo nueve años, José Rodríguez Fernández, su verdadero nombre, fue enviado hacia Cuba desde su natal Asturias, donde había nacido en 1866. Aquí, al cuidado de sus tíos, llegaba para "hacer las Américas".
Desde muy joven comenzó a trabajar en la fábrica de puros Cabañas y Carvajal, donde no solo aprendió el oficio de torcedor, sino que además asimiló los secretos de la industria tabacalera y empezó a escalar posiciones, al punto de que llegó a desempeñarse como gerente de exportaciones.
Así, el asturiano, conocido ya en los predios tabaqueros como Don Pepín, estaba en 1903 en condiciones de negociar con Prudencio Rabell la compra de la "Romeo y Julieta", lo cual hizo realidad uniéndose a los también españoles Ramón Argüelles Busto, Antonio Rodes y Baldomero Fernández, con quienes constituyó una empresa a la que bautizaron Rodríguez, Argüelles y Cía. S. en C.
Entre las primeras iniciativas de Don Pepín estuvo la construcción de un regio edificio, inaugurado en 1905, sobre los terrenos limitados por las calles Belascoaín (Padre Valera), Concordia, Virtudes y Lucena, ocupados hasta entonces por una de las plazas de toros de la ciudad. Curioso resulta el hecho de que la taquilla donde se vendían las entradas para las corridas, fue utilizada durante más de diez lustros por la fábrica para pagar sus haberes a los trabajadores.
No tardó la "Romeo y Julieta" en convertirse en una de las tabaquerías más importantes del país, con más de mil trabajadores y una producción diaria por encima del medio millón de puros. En 1940 la Rodríguez, Argüelles y Cía. S. en C. quedó disuelta, constituyéndose en su lugar la Romeo y Julieta, Fábrica de Tabacos S.A., con Don Pepín como Presidente, el cual, al morir en La Habana el 4 de octubre de 1954, fue sucedido por su sobrino Hipólito Rodríguez.
El 15 de septiembre de 1960 la resolución número 20260 del Ministerio del Trabajo de la República de Cuba, dispuso la intervención de la fábrica, la cual, poco después, se trasladó hacia Belascoaín 852, en el capitalino municipio de Centro Habana.
Allí, en un edificio que une modernidad y tradición, continúan naciendo hasta hoy los Romeo y Julieta, un habano que con 130 años de historia sigue teniendo el mismo encanto de la famosa leyenda de amor.