Extraordinarios son los resultados de impacto que el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) ha alcanzado en sus 20 años de vida, tanto en la investigación, desarrollo, producción, como en la comercialización de productos que son reconocidos hoy internacionalmente por su exclusividad y probada calidad.

Sus orígenes están vinculados con la producción del interferón leucocitario, un lustro antes, y así lo expresa en sus declaraciones a Excelencias Especial Cuba, el doctor Francisco Machado Ramírez, vicedirector general del CIGB, quien refirió detalles que avalan la relevante labor de los científicos de esa institución pionera de la Biotecnología cubana y una de las más de cincuenta que integran el Polo Científico del Oeste.

Numerosas son las investigaciones y resultados de primer nivel mundial que se han obtenido en Cuba en la fabricación de vacunas humanas y veterinarias, medios diagnósticos, anticuerpos monoclonales, bioproductos y fármacos.

En el CIGB, desde la creación del interferón, que fue su primer producto y que además ha tenido un desarrollo muy grande en nuevas aplicaciones -puntualizó el doctor Machado- se distinguen otros como el factor de crecimiento epidérmico recombinante, o la vacuna contra la hepatitis B (Heberbiovac HB), con la cual está inmunizada toda la población cubana menor de 25 años y está registrada en cerca de 35 países de Latinoamérica, Europa, Asia y África.

La vacuna recombinante contra la garrapata (GAVAC) es otro de los productos de la institución científica, que ha reducido ostensiblemente la incidencia y mortalidad provocadas por las enfermedades transmitidas por ese ácaro al ganado bovino, y que hoy ha traspasado las puertas del CIGB para fabricarse también en su homólogo ubicado en la oriental provincia de Camagüey.

Entre los más novedosos fármacos está además el Citoprot-P, para el tratamiento del pie diabético avanzado, con ventajas únicas en el mundo, pues es capaz de cicatrizar las úlceras y evitar en muchos casos la amputación de extremidades, algo que afecta a un por ciento considerable de la población que padece de diabetes a nivel mundial .

Este medicamento, que ya tiene registro aprobado en Cuba, bajo la prescripción de especialistas de angiología se aplica a toda persona que tenga una indicación de amputación en cerca de 30 hospitales del país. Otro de los éxitos más recientes es el primer anticuerpo monoclonal recombinante obtenido a partir de plantas genéticamente modificadas (planticuerpos), que se empleará en la producción de la vacuna contra la hepatitis B.

Como una precisión de suma importancia, mencionó la integración que se ha logrado entre todas las instituciones científicas lo que ha posibilitado la consolidación y el éxito que muestra en la actualidad la Biotecnología cubana.

En tal sentido, el doctor Machado Ramírez hizo referencia a la vacuna contra el Haemophilus influenzae tipo b, elaborada a partir de un antígeno sintético, y que inmuniza contra la bacteria causante de meningitis y neumonía a niños menores de un año, así como también la vacuna pentavalente que ya está registrada y se aplicará en el país y que con un solo pinchazo inmunizará a los pequeños contra esas enfermedades y la difteria, tos ferina y tétanos.

El CIGB, es el centro de investigación más grande de la Isla, y posee además de sus áreas de investigación, una planta de producción y una entidad comercializadora, Herber Biotec S. A., representante exclusiva de sus fármacos y de otras instituciones del Polo Científico.

Símbolo de los logros obtenidos por la biotecnología cubana a lo largo de dos décadas, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología es hoy uno de los pilares de la industria biotecnológica cubana, cuyos productos de alta calidad se comercializan en varios países del mundo.

¿QUÉ ES LA BIOTECNOLOGÍA? Las raíces de la biotecnología como ciencia se ubican en el siglo XIX, cuando el bioquímico suizo Johann Friedrich Miescher descubrió en 1869 el ácido desoxirribonucleico (ADN), experimentos que en la década de 1940 tuvieron un gran impulso gracias a la labor del microbiólogo canadiense Oswald Avery, y sus colegas Colin MacLeod y Maclyn McCarty.

Ya en la década de 1950, los norteamericanos James Watson y Francis Crack descubrieron la estructura del ADN, un trabajo que posibilitó que en 1973 los científicos de las universidades de Stanford y California lanzaran al mundo los primeros ejemplos de manipulación del material genético.

La biotecnología puede ser definida como la modificación de células vivas, cultivo de tejidos o moléculas derivadas de un organismo para obtener o modificar un producto, mejorar una planta o animal, o desarrollar un microorganismo, cuyos usos en el sector industrial productivo permite obtener nuevos bienes y servicios.

El espectro de aplicación de la biotecnología es amplio y sus perspectivas de desarrollo incalculables. Sus logros hoy están presentes en múltiples esferas, como la producción de medicamentos, la creación de nuevas terapias para el tratamiento de enfermedades diversas como el cáncer, la hepatitis B, la meningoencefalitis o el VIH, así como en las industrias agroalimentaria, agrícola, energética, química e incluso en la informática, donde se experimenta la fabricación de chips más potentes gracias a la utilización de ADN.

Algunos logros de la biotecnología cubana

Vacuna contra la meningitis tipo B y C.

Vacuna polivalente contra Haemophilus influenzae tipo b

Vacuna recombinante contra la hepatitis B.

Interferones como el alfa-interferón.

Más de cien anticuerpos monoclonales.

Estreptoquinasa recombinante para tratar el infarto de miocardio agudo (IMA).

Enzimas de utilización industrial.

Policosanol (PPG) para tratar las lipidemias aterógenas.

Sistemas diagnósticos para enfermedades como el SIDA-VIH y la lipoproteína (a).

Factor de crecimiento epidérmico.

Equipos médicos y programas de computación.

Sistema Ultra-Micro Analítico (SUMA).

Eritropoyetina recombinante humana para pacientes con insuficiencia renal crónica.

CUBA, UNA POTENCIA EMERGENTE Aunque antes del triunfo de la Revolución cubana en 1959 la biotecnología en el país era prácticamente desconocida, ya desde el siglo XIX existía en la isla un pensamiento científico de avanzada con figuras de nivel mundial como Carlos J. Finlay, Tomás Romay y Alvaro Reynoso.

Gracias a múltiples programas educativos que permitieron crear la base profesional necesaria, ya desde la década de 1980 Cuba se planteó una estrategia de desarrollo de la biotecnología, y en 1981 se creó el Frente Biológico del cual formaban parte diversas instituciones científicas.

En esa misma década se crearon varios centros científicos, como el Centro de Investigaciones Biológicas, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), el Centro de Producción de Animales de Laboratorio (CENPALAB), Centro Nacional de Biopreparados (BIOCEN), Centro de Inmunoensayo y el Centro de Inmunología Molecular (CIM).

Además fueron remodelados y ampliados otros para su inserción en la industria biotecnológica, como el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) y el Instituto Finlay.

Desde mediados de la década de 1980 a la actualidad la biotecnología se ha extendido a varias provincias de Cuba, con la inauguración del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Camagüey y el Centro de Biotecnología de las Plantas de la Universidad Central de Villa Clara, así como instituciones análogas en Ciego de Ávila, Sancti Spiritus, Holguín y Santiago de Cuba.

El país posee además una extensa red de biofábricas para la producción de vitroplantas en aras de mejorar el sector agrícola, y se han logrado nuevas variedades más resistentes a enfermedades y plagas en cultivos como la caña de azúcar, papa, tabaco, plátano, hortalizas y cítricos.

Igualmente hay avances en la biotecnología animal, con la obtención de vacunas veterinarias de nueva generación y la producción de animales transgénicos.

A diferencia de otras industrias similares, la biotecnología cubana no solo produce en aras de mejorar la calidad de vida de su pueblo, sino que también colabora en la producción y exportación de productos a otros países con limitados recursos económicos, que no pueden pagar los precios monopólicos de las grandes transnacionales.