Panamá. Puerto de Origen
El acontecimiento que ha lanzado a Panamá a los primeros planos en la explotación y desarrollo de la modalidad de turismo de cruceros en América Latina, constituyó para este país un nuevo paso en la evolución de sus ofertas para el sector turístico. Ahora desde Colón, turistas de cualquier procedencia, tienen la oportunidad de visitar destinos exóticos en el Caribe como la ciudad amurallada de Cartagena de Indias, la también colombiana ciudad de Santa Marta con toda la tradición cultural e histórica de esa nación y las islas de Aruba, Curazao y Bonaire, además de disfrutar de excursiones y variedad de opcionales en tierra panameña. El lujoso crucero Enchantment of the Seas con capacidad para 2 730 pasajeros y 840 tripulantes, partirá todos los domingos desde una terminal recién estrenada en una operación cuya primera temporada comenzó el pasado 7 de diciembre y terminará el 14 de abril de 2009. Ya está programada y se mercadea la segunda temporada, la cual está previsto que inicie el próximo diciembre y se prolongue hasta abril de 2010. Para Panamá y en especial para el puerto de Colón 2000, es un sueño que en sólo 8 años de recibir cruceros hayan ganado el prestigio y mostrado la eficiencia necesaria para captar una operación regular de home port; y todas las líneas de cruceros que trabajan en la región, ahora tienen los ojos fijos en la actividad. La nueva terminal, fue construida en tiempo récord con un costo de 12 millones de dólares. Brinda trabajo a un grupo de 30 maleteros, considerados los héroes de la estación portuaria, pues mueven diariamente más de 6 000 maletas. También emplea a 20 agentes de seguridad y en total, a más de 100 habitantes de la ciudad de Colón. Un itinerario encantador Después de zarpar, la primera parada del crucero es Cartagena, ciudad puerto que ofrece toda la riqueza de su arquitectura colonial custodiada por 14 kilómetros de murallas. Balcones floridos, portales, iglesias, mercadillos de artesanías, agradables hoteles y restaurantes, serán los escenarios para los turistas que hagan el crucero. Cartagena fue fundada en 1533 por Pedro de Heredia; en 1984 la UNESCO la reconoció como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad; y desde 1991 es un Distrito Turístico y Cultural de la República de Colombia. Al bajar del crucero y visitar esta ciudad, usted entrará a una historia llena de episodios relacionados con el comercio colonial, oscuras acciones de la Inquisición española, de duros asedios y ataques piratas y hasta de épicas batallas de la independencia americana. Cartagena de Indias es espectacular y es uno de los puntos altos del viaje en el crucero. En el viaje inaugural conjuntos de bailes folclóricos, autoridades y empresarios colombianos concientes de la importancia de la operación del Enchantment of the Seas, acudieron a darle la bienvenida a turistas y tripulantes. Tras una noche de navegación, se amanece después frente a la ciudad de Santa Marta, una de las más antiguas de América del Sur; y famosa por acoger al Libertador Simón Bolívar, en sus últimos días de vida. El lugar es encantador, con su aire apacible, sus calles flanqueadas por casas coloniales y el ambiente sano y hospitalario. Ahora le toca el turno a las maravillosas islas de las llamadas antillas holandesas, famosas por el sol, el mar, las playas y sus brisas. La primera de ellas es Aruba, con un lema muy apreciado y coherente con la realidad: Una isla feliz. El crucero se acomoda en el puerto de Oranjestad y enseguida se abren las posibilidades de giras maravillosas. Una de ellas es a bordo de unos brillantes buses rojos, donde se agitan maracas, se canta y se baila y se recorren divertidos bares. A nosotros nos tocó el emocionante recorrido en un convoy de jeeps. Esto fue espectacular: comenzamos por buenas carreteras y luego entramos en caminos de tierra que atraviesan esta isla llana, semidesértica, cubierta de cactus, piedras y barrida en su parte norte por vientos. Esta combinación da como resultados parajes de gran belleza, enmarcados por un mar de un brillante azul intenso. La caravana de más de 10 jeeps supera lentamente arroyuelos y trazos difíciles hasta llegar al Faro Blanco y después, a las refrescantes aguas de las playas del sur de la isla. Es la zona hotelera de Aruba. Curazao, que está a unos 56 kilómetros de Venezuela, es el nuevo destino. Desde la cubierta los pasajeros descubren la colorida y singular arquitectura colonial holandesa. Decenas de almacenes y restaurantes se encuentran al paso. El lugar es precioso, con gente muy amable y alegre; y para finalizar, una parada en Bonaire, verdadero paraíso para los amantes del mar, con sitios especiales como la playa de Sorobon. El crucero navega de regreso a Colón, Panamá; y como en cada jornada con variada y exquisita gastronomía en sus restaurantes; y servicios de primera. Piscinas, gimnasio, bares, discoteca, teatro con alegres espectáculos, entre otras opciones, hacen que no cese la diversión a bordo. Ahora esperan en el puerto de origen, divertidas excursiones a los fuertes coloniales de Portobelo, el Canal de Panamá y la cercana Ciudad de Panamá, para cerrar con broche de oro este maravilloso viaje por el Caribe