En este mundo traidor/ nada es verdad ni mentira/, todo es según el color/ del cristal con que se mira». Esta cuarteta, del escritor y pensador español Ramón Campoamor, del siglo XIX, pretende desarticular cualquier posición religiosa, filosófica, política, económica… en definitiva, ideológica, que tenga pretensiones de verdad universal. Hay, sin embargo, una verdad a gritos: España está sufriendo en estos tiempos de su historia democrática uno de sus peores momentos, donde el desencanto de sus ciudadanos es manifiesto. 

Como país viejo, dentro de una Europa vieja, lleva toda su historia cargada en su espalda: sus regiones, entonces antiguos reinos, hoy comunidades autónomas —o como queramos llamar a las diferentes extensiones territoriales—, fueron unidas en 1492 por los reyes católicos, una vez ganada la última batalla a los árabes. Fundaron un Reino (país o nación), una «España Grande y Libre», y colocaron en su escudo todos los reinos, y el símbolo del águila real.

 La reina Isabel, con su ansia de crecer y creer en el futuro desarrollo de España, confió en el proyecto que Cristóbal Colón le presentó: encontrar la nueva ruta a Las Indias, para lo cual empeñó incluso sus joyas y así financiar ese viaje. De ahí nace Hispanoamérica, una vez que el hijo de la reina —en esos momentos rey de Portugal por cesión de sus padres—, respaldó a los navegantes portugueses para que se unieran a la aventura. Años más tarde, el nuevo continente se denominaría también Iberoamérica.

Años después apareció el concepto Latinoamérica, en el siglo XIX, creado por el sociólogo francés Michel Chevalier, cuando el emperador Maximiliano fue instalado en México y los franceses necesitaban justificar una expedición militar con la peregrina idea de extender su imperio. Todo para minimizar la importancia de España.  Por lo que algunas personas comenzaron a llamar a estas tierras Latinoamérica o «Latam», al decir de los anglófonos.

 Cuando los políticos españoles que visitan nuestra Hispanoamérica querida, en sus discursos utilizan otro término, empieza a notarse la falta de amor por la Historia como base de la cultura. No significa que sean palabras incorrectamente utilizadas en lo gramatical, es que no muestran el orgullo de sus orígenes y de su Nación. 

Es sabido que la imágen exterior de un país la dan los medios de comunicación. Cuando estos no son objetivos, y se dejan manipular, pueden desinformar a los ciudadanos y a todos aquellos que los vean y escuchen. Eso sucede en nuestro país, sobre todo utilizando la televisión pública para formar una opinión falsa de la realidad de España. Aquí es aplicable la frase con la que comenzaba este editorial, porque sus repercusiones son más que evidentes…

En esta nación, con 82,6 millones de turistas, distribuidos en sus diferentes comunidades autónomas, las tribulaciones de algunos políticos han hecho que Cataluña pierda parte de su imagen y descienda turísticamente, llegando a ser considerada en algunos países como un destino no adecuado. Eso es grave, y es obra de la desacertada política de los gobernantes catalanes. 

Las situaciones políticas de cada país afectan la imagen turística del mismo, como ha sucedido con Ecuador, Chile y Bolivia en estos últimos meses. En un país como El Salvador, el nuevo gobierno abandona la continuidad en la labor de promoción turística: este año no acude a FITUR, y así malgasta la inversión realizada en años anteriores. Sin embargo, Panamá, con un nuevo gobierno, crea un nuevo ente público privado para que, de forma independiente, pueda seguir las políticas adecuadas y de continuidad a la promoción internacional del destino.

Hace cuatro décadas, muy pocos países de Iberoamérica tenían conciencia clara de la importancia del turismo. Como españoles, deberíamos sentirnos muy orgullosos de cumplir 40a. ediciones de la feria de turismo más importante del mundo para la conexión con Iberoamérica, y la segunda más importante del mundo. Cuando este 22 de enero, en Madrid, los Reyes de España hagan el corte tradicional de la cinta en la 40 Feria Internacional de Turismo (FITUR), estaremos igual a horas de celebrar en el epicentro de Madrid los quince años de nuestros Premios Excelencias, labor altruista del Grupo Excelencias, que año tras año recorre de ida y vuelta el camino entre la península y las Américas y el Caribe.

Nacieron nuestros Premios en FITUR 2005, en un principio premiando la excelencia en el turismo y la gastronomía. Mas nuestra pasión fue creciendo hasta convertirse en un referente para La Habana en 2008, Ciudad México en 2010, además de otras capitales.

Hemos compartido la pasión por la excelencia, y nuestros centenares de premiados son personalidades relevantes, ayuntamientos e instituciones, asociaciones y empresas del turismo mundial que han fundado una impronta en su destacado aporte en beneficio de la sociedad. Los quince años de los Premios Excelencias en los 40 de FITUR son nuestro más sano orgullo, y otra expresión de buena política en su relación con el Turismo. Lo que sostiene esa palabra que para nosotros tiene total sentido y conserva intacto su significante: Iberoamérica.