Panamá País de maravillas
Poseedor de una de las más importantes rutas comerciales de la historia desde el lejano 1513 –cuando Vasco Núñez de Balboa atravesó a pie el istmo y descubrió el Océano Pacífico–, Panamá comienza a figurar en los catálogos de los principales turoperadores turísticos entre los destinos de obligada referencia cuando de oferta integral se trata. Y es que esta pequeña nación centroamericana bordeada por más de 2 500 kilómetros de costa, conjuga y ofrece a sus visitantes, los atractivos más diversos, diseminados por toda su geografía. Moderna, funcional, animada, cosmopolita y dotada desde 1914 de una de las más deslumbrantes maravillas ingenieras del planeta –el Canal Interoceánico–, la capital istmeña presume tanto de Panamá La Vieja y su casco histórico, Patrimonio Mundial de la Humanidad, como de la exuberante belleza del Parque Natural Metropolitano y el Parque Nacional Soberanía. Porque si algo destaca en Panamá es precisamente su espectacular diversidad natural, manifiesta en el hecho de que más de la cuarta parte del territorio se encuentra protegida por Parques Nacionales y Reservas Naturales que sirven de hábitat a más de mil especies de aves, 220 de mamíferos, 240 de reptiles y más de 10 mil de plantas vasculares.
"El hecho de que sea posible atravesar el país en apenas 90 minutos, ofrece al viajero la rara posibilidad de disfrutar de un amanecer auténticamente caribeño, al este; y de un atardecer junto a las aguas del Pacífico, en el oeste."
Así, a los ya mencionados parques Metropolitano y Soberanía puede añadirse el Parque Nacional Chagres, en la costa del Pacífico, en una de las regiones más extensas y mejor protegidas de selva tropical de la región. A este parque lo atraviesa el histórico Camino Real, que lleva hasta orillas del Mar Caribe, donde a su vez se asienta el Parque Nacional Portobelo, el puerto más importante de las costas americanas en época de la colonia.
El puente natural de Las Américas En la región occidental está el Parque Internacional La Amistad, con los imponentes bosques nubosos de las tierras altas de Chiriquí y donde puede realizarse una caminata siguiendo el Sendero de los Quetzales, alrededor del Volcán Barú, la mayor elevación del país, a 3 475 metros sobre el nivel del mar. Muchos consideran como una experiencia sobrecogedora la transición de los frescos y húmedos bosques de Chiriquí a los arrecifes y manglares de Bocas del Toro, un archipiélago bañado por el Mar Caribe y formado por nueve islas, 51 cayos y 200 islotes. El Parque Nacional Darién, que define la mística del bosque tropical del oriente del istmo y posee una variedad excepcional de ecosistemas y el Parque Nacional Coiba, ambos Patrimonio de la Humanidad, resultan igualmente sitios de obligada visita en el puente natural de las Américas. No sólo por la posibilidad de acercarse al refugio de varias especies en extinción, entre ellas el águila arpía, símbolo patrio panameño, sino porque también es factible convivir allí con algunas de las siete etnias indígenas que pueblan el suelo istmeño y descubrir los sabores exóticos de la cocina local, aprender a pintarse el cuerpo con «jagua», hacer cestas con fibras naturales, o elaborar las «chaquiras», collares de vistosa policromía elaborados con cuentas obtenidas de conchas y huesos. Por supuesto, que estos escenarios naturales son también apropiados para la práctica del senderismo, el rafting (de preferencia en las tierras altas de Chiriquí, donde los ríos que fluyen desde el Volcán Barú propician la existencia de rápidos de clase III y IV) y el canopy, entre otros deportes extremos.
"Panamá exhibe una espectacular diversidad natural, manifiesta en el hecho de que más de la cuarta parte del territorio se encuentre protegido por Parques Nacionales y Reservas Naturales que sirven de hábitat a más de mil especies de aves, 220 de mamíferos, 240 de reptiles y más de 10 mil de plantas vasculares."
Costas para el relax y la aventura Las extensas costas que bordean a Panamá son, asimismo, una invitación permanente al disfrute del sol y las playas en sus dos litorales. De este modo, el hecho de que sea posible atravesar el país en apenas 90 minutos ofrece al viajero la rara posibilidad de disfrutar de un amanecer auténticamente caribeño y de un atardecer junto a las aguas del Pacífico. Por supuesto, que la nación istmeña regala a los amantes de la vida marinera un enorme abanico de propuestas: desde el snorkeling y el buceo en Bocas del Toro –y de modo particular en el Parque Nacional Marino Bastimentos, que con una extensión superior a las 13 mil hectáreas posee los arrecifes mejor conservados de la zona–, hasta las increíbles olas y puntos de quiebre que para los que gustan del surf, reserva la Península de Azuero. Mientras, quienes gustan de la pesca del marlin azul y negro pueden practicarla en Darién, el Archipiélago de las Perlas (que dicho sea de paso cuenta con algunas de las mejores playas del Pacífico), así como en la ya referida Península de Azuero. También para los pescadores de agua dulce hay sitios de maravilla, entre los que sobresale el Lago Gatún, en el curso del Canal de Panamá y donde abundan el róbalo, el sábalo y las percas. Con tales atributos naturales, un pueblo alegre y hospitalario, un notable tesoro patrimonial y una rica historia en la que se entretejen asaltos de piratas y corsarios con buscadores de fortuna que viajaban al norte en el primer ferrocarril transcontinental, Panamá –como aseguran las autoridades turísticas del país– se queda en ti.
"Los escenarios naturales de Panamá son muy apropiados para la práctica del senderismo, el rafting, de preferencia en las tierras altas de Chiriquí, donde los ríos que fluyen desde el Volcán Barú propician la existencia de rápidos (de clase III y IV); así como el canopy y otros deportes extremos."
Las maravillas turísticas de Panamá A propuesta del ministro del ramo, el popular cantautor Rubén Blades, la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) promovió el proyecto de votación popular para elegir las 10 maravillas del país. La elección tiene como propósito promover los lugares increíbles con que cuenta el territorio, no sólo para incentivar el arribo de visitantes foráneos, sino también el turismo nacional. Nueve de las maravillas turísticas corresponderán a igual número de provincias en que está dividido el país, mientras la décima, serán las siete etnias indígenas asentadas en su territorio que representan poco más de un 10 % de la población total y cuyo legado histórico-cultural, es de muy alto valor. Los 27 sitios aspirantes son, en la provincia de Chiriquí: el Golfo de Chiriquí, los Cangilones de Gualaca y el volcán Barú; en Bocas del Toro, las islas Pájaros y Bastimentos y el Golfo de los Delfines; en Coclé: la India Dormida, el Parque Arqueológico El Caño y la Iglesia de Natá de los Caballeros. Por la provincia de Colón aspiran a la condición de maravilla turística el fuerte de San Lorenzo, la Isla Grande y el Cristo Negro de Portobelo; por Darién, Bahía Piña, Río Tuira y Punta Patiño, y por Herrera, el Parque Nacional Sarigua, el Montuoso y la Iglesia de Parita. Las islas Iguana y Cañas y la Iglesia Santa Librada son los nominados por la provincia de Los Santos, mientras por la de Panamá, están en lidia el Lago Bayano, Panamá La Vieja y los Altos de Campana. Por último figuran, el Parque Coiba, la Iglesia de San Francisco de la Montaña y La Yeguada