Pese a la sacudida del potente huracán Gustav en Pinar del Río, el 30 de agosto, ya en octubre sus infraestructuras turísticas estaban recuperadas en un 90 por ciento y se recibían los primeros visitantes de la inminente temporada alta, ahora en pleno curso. Igual panorama fue conformándose poco a poco en los otros destinos turísticos afectados en Cuba por el paso del huracán Ike, que irrumpió en territorio nacional una semana después.

En Santa Lucía (Camagüey), Trinidad (Sancti Spíritus) y Holguín, se trabajó duro y hoy la realidad es que están prestando servicios las 46 mil habitaciones hoteleras del país, los receptivos, transportistas y demás eslabones–prestatarios de la industria.

Evaluaciones preliminares de los daños ocasionados por el azote de ambos meteoros entre el 30 de agosto y el 9 de septiembre, cifran las pérdidas en alrededor de 5 000 millones de dólares.

Maritza Ballester, del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, precisó a esta revista datos asombrosos: al paso del huracán Gustav, la estación meteorológica de la localidad de Paso Real de San Diego, en Pinar del Río, registró una racha de viento máximo de 340 kilómetros por hora —la mayor reportada en el mundo para un fenómeno de este tipo—, mientras que oscilaron entre los 150 y los 240 kilómetros por hora en otras zonas de la provincia e incluso con superior velocidad, en las inmediaciones del Valle de Viñales.

Alojamientos de este paraje mundialmente famoso declarado por la UNESCO Paisaje Cultural de la Humanidad, como Los Jazmines, La Ermita y Rancho de San Vicente, sufrieron afectaciones de seriedad, pero ya funcionan normalmente.

Durante su recorrido de más 1 000 kilómetros de este a oeste sobre, o muy cerca del archipiélago cubano, el Ike produjo vientos muy fuertes en Holguín, con rachas de hasta 185 kilómetros por hora. Los hoteles soportaron las embestidas pero sufrieron daños, ahora ya borrados. De hecho, para observar en directo los trabajos de recuperación realizaron visitas al territorio turoperadores alemanes, canadienses e ingleses, que terminaron reconociendo el esfuerzo realizado.

Como dato curioso, vale mencionar que Cuba no era azotada en tan breve tiempo por dos huracanes desde 1948. Esta vez, el Gustav y el Ike entraron al país siendo huracanes de gran intensidad, pues el primero lo hizo con categoría 4 en la escala Saffir–Simpson de 5 puntos y el segundo con categoría 3.

Sin embargo, y gracias en primer término al colosal empeño de los trabajadores del ramo, el sector turístico cubano llegó a la temporada alta con prácticamente la totalidad de sus alojamientos y servicios a plena capacidad, para enfrentar de manera exitosa los compromisos contraídos y alcanzar el crecimiento planificado de 13 por ciento, en relación al 2007.