Fue en ese recodo de la geografía capitalina, privilegiado por los aires de un mar bastante cercano, donde el escritor cubano Cirilo Villaverde contextualizó las escenas más paradigmáticas de su novela Cecilia Valdés en el siglo XIX, considerada un pilar literario por expresar la esencia híbrida de la identidad nacional. 

En ese mismo entorno, la temperamental mulata Cecilia, descendiente de esclavos, y el refinado Leonardo Gamboa, hijo de un hacendado español, viven una convulsa historia de amor con un desenlace trágico. Sin embargo, más allá de la trama y los personajes, la obra es un retrato realista de la sociedad que empezaba a definirse en la época. 

Hoy no es posible transitar por la Loma del Ángel sin pensar en Cecilia y en todo el simbolismo que su carácter legó a las mujeres cubanas. Su Plaza conserva tantas tradiciones, que la Isla podría explorarse profundamente en ese íntimo rincón urbano. Y como para continuar revelando los valores cromáticos de la idiosincrasia de Cuba, un peculiar espacio ha abierto sus puertas desde hace un año, para expresar desde el arte los tonos, formas, y texturas del mundo moderno. 

Se trata del Cafe & Boutique de la prestigiosa diseñadora cubana Jacqueline Fumero, quien encuentra en la cotidianidad de su tierra los vestuarios más afines a las féminas y se especializa en confecciones realizadas a la medida que adquieren el valor de la exclusividad; exponiendo así la sensibilidad de las mujeres a partir de sus prendas y joyas. 

En este instante, dos colecciones importantes ocupan a Jacqueline Fumero. Una, de gran vestir, y otra, de batas cubanas. Esta última, precisamente inspirada en Cecilia Valdés, combinará elementos tradicionales y contemporáneos, y se presentará al público en pasarela con el preludio de un acontecimiento memorable: el retorno a la Plaza de la proverbial mulata vuelta bronce, a finales de junio. La fusión artística no podría ser más autóctona. Pero, sin dudas, si se incluye el café sería una experiencia sublime.