con un área de 256 370 km2, la nación andina hace galas de su denominación “País de los cuatro Mundos”, por contar con costa, selva, la sierra y las islas Galápagos, Patrimonio Natural de la Humanidad y Reserva de las Biósfera.

Además de su exuberante flora y fauna autóctona, volcanes de picos nevados, playas, bosques amazónicos y decenas de nacionalidades indígenas, distingue al territorio la amplia variedad de opciones, en cuanto a precios, para el descanso, los deportes extremos o el contacto directo con su cultura y tradiciones.

La Sierra, la región más visitada en todo Ecuador, es una alternativa muy socorrida porque permite el intercambio, a bajos precios, con lagos, ríos, páramos prístinos, pueblos coloniales y mercados artesanales indígenas.

La Ciudad Mitad del Mundo, en Pichincha, provincia donde se ubica Quito (la capital), es el lugar turístico más visitado en toda la nación, por tanto, un lugar de parada obligatoria.

Viviendas ancestrales, la Plaza del Cacao, el Museo de la Cerveza Artesanal, Planetario y el emblemático Monumento Ecuatorial, que reúne los principales acontecimientos desde la llegada de la Misión Geodésica Francesa conformada por académicos, quienes midieron el arco de meridiano, forman parte de sus encantos.

Pero si de permanencia se trata, Mindo, con una de las más altas concentraciones de biodiversidad, recibe a locales y extranjeros con alojamientos, gastronomía y actividades para todos los bolsillos.

Hostales y hoteles acogen a los turistas interesados en conocer su orquideario y mariposario o en disfrutar, al aire libre, de senderismo, canopy y tubbing.

Las pirámides de Cochasqui, sitio de investigaciones arqueológicas, y la Laguna del Quilotoa, formada en el cráter de un volcán, son otras buenas opciones.

En la Amazonía también nos esperan sorpresas, al alcance de todos, con lugares como Puerto Misahuallí, donde te adentras en el mundo de las comunidades indígenas y con el típico recorrido en canoa conoces la vida y costumbre de los pueblos ancestrales.

Bebidas como la chicha y la guayusa, un buen Maito de pescado, envuelto en hojas de plátano, o los pinchos de chontacuro (gusano de chonta), son parte de la culinaria típica que se ofrece en la zona.

Imposible resulta permanecer varios días en Ecuador y no llegar a la costa, donde el goce no solo está en la combinación del mar y el sol, sino también en sus asentamientos pesqueros y los platos reconocidos a nivel internacional, como el ceviche de camarón, encebollado, un bolón de verde o el encocado.

Montañita, Canoa, Puerto López, Bahía de Caraquez, San Lorenzo, Mompiche son algunas de las playas disponibles para un baño sereno o un día de surfing.

Ecuador, en su conjunto, es una buena invitación para pasar vacaciones en grupos, parejas o en familia, pues en solo dos o tres horas vas de una tupida selva a un pico nevado, o de allí al mar.

Sus volcanes, en especial el punto más alejado del centro de la Tierra y el más cercano al sol, el Chimborazo, con una altitud de 6 263 msnm, constituyen vistas únicas que dejarán postales para el resto de la vida.

Junto a él, el Cotopaxi, Tunguragua, Antisana, Cayambe e Illiniza, entre otros, son algunas de las maravillas naturales de este país sudamericano, donde se impulsa el turismo, con idea de convertirlo en una de las

principales fuentes de ingreso para la economía nacional.

Injusto sería no hablar de las Islas Galápagos, costosas, pero refugio ideal para los amantes de la biología y la biodiversidad.

El complemento perfecto, los museos y ciudades mágicas como Loja, donde el festival de Artes Vivas la ha convertido, en los últimos tres años, en la capital de la cultura latinoamericana; la Cuenca, colonial, majestuosa y hospitalaria; y Otavalo, con sus mercados artesanales.

Ancestral, megadiverso y multiétnico, Ecuador invita a conocerlo y a vivir una experiencia inolvidable para amantes de la adrenalina, seguidores de la historia, intrépidos aventureros o simplemente personas necesitadas de descanso y contacto con la naturaleza.