- El cielo abierto de Centroamérica.
América central es cada vez más un espacio común a la creciente conectividad área de la región, para disfrutar al máximo de sus privilegios turísticos
Como nunca antes, recorrer un circuito turístico por playas, montañas y ruinas arqueológicas de Centroamérica, se ha convertido en una de las aventuras más perseguidas por aquellos viajeros que prefieren la emoción de la movilidad.
Estos puentes aéreos, ahora más diversificados, no solo facilitan la actividad turística directamente, sino que además impulsan el desarrollo del comercio en la región.
Diversos sectores han encontrado en el transporte aéreo una herramienta de trabajo factible, como es el caso de los bancos, en la transportación de valores, y el de las empresas de bienes raíces para fotografiar propiedades que desean vender o comprar.
Ejecutivos, profesionales del sector inmobiliario como abogados, arquitectos e ingenieros, dejan su coche a un lado para trasladarse en avión o helicóptero a sus tareas cotidianas. Pero, ¿quién asegura que luego del trabajo, recorrer los principales puntos turísticos del área, no resulte una tentación?
A bordo de una aventura
Volar desde Isla Ometepe, en Nicaragua, hasta San José, Costa Rica, y luego aterrizar en Bocas del Toro, Panamá, en apenas 3 días, era imposible hace unos años. Hoy, las zonas turísticas más atractivas de cada uno de los países centroamericanos se han conectado para regalarnos, durante un viaje, un mosaico de culturas y entornos naturales.
De camino a Nicaragua, Isla Ometepe es, sin dudas, una maravillosa primera escala para un interesante viaje.
En el inmenso lago nicaragüense llamado por los conquistadores españoles “el mar de agua dulce”, sobresale esta isla, cuyo nombre en náhuatl significa “dos cerros”. Con 276 km2 de extensión, alberga dos majestuosos volcanes unidos por un corto istmo, que la convierten en uno de los destinos naturales preferidos por turistas nacionales y extranjeros.
Desde siempre estos dos cerros han significado un lugar paradisíaco, no solo por el ambiente hospitalario de sus habitantes, sino además por los deslumbrantes paisajes que denotan de su riqueza arqueológica, sus tranquilas playas y las numerosas reservas naturales, donde puede apreciarse una importante biodiversidad.
De la naturaleza salvaje, aterrizamos en la citadina San José, capital de Costa Rita, una ciudad colmada de atractivos sitios que reflejan la historia de un pueblo, su arte, cultura y desarrollo.
En medio de una cadena montañosa volcánica y verdes colinas, San José se emplaza como una urbe moderna y dinámica, hospitalaria y metropolitana. A medida que esta ciudad se ha expandido, también lo ha hecho en sus cantones, entre ellos Escazú, considerado por la mayoría de los costarricenses locales, una de las zonas más elegantes y exclusivas de la ciudad y un paraje ideal para quienes persiguen el descanso y la relajación.
Nuestra última escala, pero no menos divertida, es al norte del Caribe panameño, en Bocas del Toro, la playa más famosa de Panamá. Conocida como el “Galápagos del Caribe”, este es uno de los sitios biológicamente más diversos del planeta y uno de los mejores destinos de ecoturismo en el país.
Bocas del Toro tiene el balance perfecto entre desarrollo y belleza natural. Para desandar sus encantos puede usted volar por la selva en el zipline de Playa Red Frog, caminar los bosques de Old Bank o quizás montar a caballo en la Quebrada de Sal. Puede descubrir comunidades indígenas y aprender cómo hacen chocolate orgánico, artesanías tradicionales y comidas típicas.