En apenas 48 mil 482 kilómetros cuadrados, este país tiene todo lo necesario para garantizar al turista el estado de dicha con el que soñó antes de emprender el viaje.

Cultura e historia; diversión y buen comer; valles, bosques y montañas; relax y aventura; merengue y bachata; sol, mar y playa; gente amable y hospitalaria; un cóctel que aviva la sangre y alegra el alma; un destino turístico de clase mundial con marinas de primer nivel, decenas de campos de golf entre los mejores de toda América Latina y cerca de 50 mil habitaciones hoteleras de alto estándar situadas en una geografía que atesora lugares tan encantadores que no parecen de este mundo. Por eso y mucho más, República Dominicana es una maravilla. Santo Domingo, su principal puerta de entrada, tiene un centro histórico repleto de monumentos y joyas coloniales que es Patrimonio Cultural de la Humanidad; y son de ineludible referencia las playas, tantas y tan hermosas, que constituyen un privilegio del que pueden preciarse, pocos lugares del planeta. Las hay populosas, exclusivas, de apariencia virgen y desoladas; de un azul añil o de un tono turquesa; de arenas muy blancas o más bien doradas; de suave o fuerte caída, atrapadas entre fabulosos entornos en tierra firme y coloridas barreras coralinas… Las de Puerto Plata, Samaná, Punta Cana, son sencillamente únicas. Pero ya que esta tierra parece predestinada a existir como una suerte de paraíso donde perderse unas semanas a conciencia, sin más planes que ser feliz y sentirse libre cual un Robinson Crusoe moderno, también tiene una campiña fragante y espacios naturales irrepetibles, como la exuberante región de Cibao, considerada, además, el corazón espiritual dominicano, por ser donde se encuentra la ciudad de Higüey, que acoge al Santuario de la Virgen de la Altagracia, patrona de este pueblo musical y amistoso. Mezcla fabulosa de mar, naturaleza, cultura y ocio, República Dominicana es como una postal del paraíso…, o mucho más, considerando las ventajas que suponen sus excelentes infraestructuras y servicios, que la han convertido en uno de los grandes destinos turísticos del hemisferio occidental.