LA HISTORIA ESTÁ LLENA DE EXTRAÑAS COINCIDENCIAS. EL FINAL DE PACKARD COMO MARCA DE AUTOMÓVILES ES UNA DE ELLAS, Y DE LAS MÁS LAMENTABLES. JUNTO A STUDEBAKER PROTAGONIZÓ UNA DE LAS AGONÍAS MÁS RETORCIDAS DE LOS AÑOS CINCUENTA EN LA INDUSTRIA NORTEAMERICANA, Y POR IRONÍA DEL DESTINO SU FINAL FUE –PRECISAMENTE- EN “BRAZOS” DE LA AÑEJA FIRMA DE SOUTH BEND. PARA MAYOR COINCIDENCIA AMBAS FIRMAS FUERON FUNDADAS POR HERMANOS

Se pueden buscar culpables en hechos aislados que pudieron acelerar ó retardar su final. La falta de visión de su junta directiva para cambiar la filosofía de producción –basada en una elevada calidad sin actualizaciones en el diseño-; retraso tecnológico; y hasta alguna fricción interna pudieran ser algunos de ellos. Pero la suerte de esas compañías –Packard y otras como Kaiser; Willys ó la propia Studebaker- estaba escrita de antemano. La descomunal concentración de capitales que se produciría luego de la Segunda Guerra Mundial (S.G.M.) las dejaría sin posibilidades de subsistencia, la feroz lucha por el mercado haría imprescindibles los recursos de enormes organizaciones para respaldar los productos. En los Estados Unidos de los años cincuenta solo General Motors; Ford y Chrysler disponían de ellos y arrasaron los últimos vestigios de las pequeñas y medianas compañías aún existentes desde los inicios de la industria en los albores del siglo XX. Luego de establecer en el mercado, como la mayoría casi absoluta de las marcas, los mismos modelos previos a la S.G.M. los nuevos autos de Packard están listos en 1948, con un estilo agradable y cálido, el cual debe atraer compradores. Y lo hace. Aún cuando es el año de presentación del mítico Cadillac inspirado en el P-38, que haría historia en los anales de diseño. Los verdaderos problemas comienzan un año después, cuando prácticamente el resto de la industria impacta el mercado con nuevos modelos, cargados con todo el arsenal a sus manos. Sorpresivamente Packard recibe los peores golpes de Buick, un auto por debajo de su rango de precios, pero con autos que resultan una competencia imbatible. Las cifras de ventas caen rápido. Los Packard lucen fuera de moda y su rendimiento es bajo: no existe aún un motor V8 disponible y el largo capot de los autos descubre a todos el mastodóntico motor “ocho en línea” que nadie quiere comprar. La compañía hace esfuerzos por subsistir: transforma su planta de Conner Avenue en una moderna ensambladora, para poder fabricar por primera vez desde su fundación -en 1899- sus propias carrocerías. En un esfuerzo desesperado de dos agonizantes se une a Studebaker el 1ro. de Octubre de 1954 y forman la Studebaker-Packard Corp., con sede en Detroit.

Finalmente el motor V8 aparece en 1955, junto al de marcas muy por debajo de su sector de mercado, como Chevrolet. Pero entonces sucede lo inaceptable: la calidad de terminación de los autos es tan mala que muchos dealers deben reparar los autos antes de venderlos. El año de 1956, sería un poco más de lo mismo. Sin apenas cambios en su diseño, los autos ofrecían ahora motores V8 capaces de entregar un rango de potencia entre 274 H.P. a 310 H.P. destinados a las diferentes series existentes: Clipper Deluxe/Super; Clipper Custom/Executive; Packard Line; y Caribbean. Eran todos autos con un excelente equipamiento para la época, rebasando a muchos de sus competidores en este aspecto. Entre las ofertas destacables se encontraban reglajes eléctricos para los asientos, controles de ventanillas eléctricos, el control electrónico de cambios en la transmisión automática Ultramatic y la sin rival suspensión, en el mercado norteamericano de la época, de barras de torsión en las cuatro ruedas que hacía moverse el auto como si dispusiera de una suspensión de aire.

A pesar de todo este despliegue, apenas se vendieron 13 432 vehículos Packard ese año de una producción total de 28 835. Las operaciones de Packard en Detroit cesaron ese año el 15 agosto, luego que desde el 27 de julio el control de la compañía pasara a Curtiss-Wright Corp., la conocida empresa de aviación.

El año de 1956 sería histórico para la mítica marca de autos de lujo. Marcaría el fin de los verdaderos autos Packard, aunque se mantendría su presencia por dos años en el mercado con modelos salidos de las fábricas de Studebaker en South Bend, Indiana. Serían autos mediocres -se conocieron como “Packardbaker”- y sobre plataformas Studebaker, casi réplicas de sus modelos President y Hawk con pequeños cambios de apariencia. De cualquier forma este intento también estaría condenado al fracaso y la producción de cualquier vehículo con el nombre Packard cesó definitivamente el 13 de julio de 1958. De la mayor marca de autos de lujos norteamericana de apenas veinte años atrás no quedaba nada. El nombre Studebaker-Packard Corp. se mantuvo para la compañía hasta 1962.