Espectaculares duelos entre Max Angles y Alejandro Noa, formidables demostraciones del “Puchy” León, progresos sorprendentes de Gustavo Rabaza y el debut de la primera niña motociclista cubana, sellaron por todo lo alto la temporada 2009 en la pista de Cocomar.

Las dos últimas reuniones del año reservaron un torrente de emociones para la familia de los deportes con motor.

Cali cadas como las mejores carreras de los últimos tiempos, luchadas rueda a rueda y metro a metro, la competitiva categoría juvenil enseñó todo el desarrollo potencial y enorme futuro que proyectan dos escolares de 11 años de edad: Max Angles y Alejandro Noa. Cuatro mangas inolvidables, dos de ellas decididas sobre la propia raya de sentencia. Colosal disputa que bien merecía un espacio de cine o televisión. Una caída de Angles dio el triunfo a Noa en la cita de noviembre e igual desenlace invirtió el lugar más empinado del podio en la última justa del año.

Incentivados por esas soberbias actuaciones de los dos alumnos más aventajados, unos metros por detrás se observaba otra tremenda batalla entre Osmani Beovides y Javier Valderrama, digna también para ser llevada al celuloide. A ellos seguía el persistente cubano-belga Lorenso Rodríguez. Ausente en la última cita del año debido a serias lesiones sufridas por su papá en un accidente de tránsito, el imbatible José Carlos “Puchy” León, invicto en más de 25 presentaciones en Cocomar, volvió a dominar en la séptima válida a todos sus rivales en esa categoría infantil y estampó récord de velocidad para una vuelta: 1 minuto, 9 segundos y 99 centésimas. Sus escoltas en el podio fueron Kevin Martí y Gustavo Rabaza. Este último sorprende por su intrepidez y evidentes progresos en cada presentación.

Y en medio de los hechos trascendentes que cerraron 2009, se produjo el debut de una pequeña escolar de 8 años de edad, Amanda Rodríguez, quien se convirtió en la primera corredora de motociclismo en Cuba. Amanda, alumna del profesor y destacado piloto del equipo Cuba Manuel Angles, desea imitar a sus coterráneos del municipio de San José de las Lajas, Steven Gutiérrez (5 años) y Fabián Álvarez (7), quienes ya demuestran una evolución admirable entre los participantes infantiles.

Completamente sorprendidos, cientos de espectadores presentes en la instalación animaron a la niña en sus maniobras sobre 12 vueltas a la pista (dos mangas), en las que demostró, pese a su inexperiencia, todo el valor y la seguridad que tiene en si misma y la proyección que se vislumbra para futuras reuniones. Aunque más rezagada siempre en la hilera de competidores, Amanda marcó un tiempo de 1:41,20 minutos como mejor resultado. Luego de tres años de trabajo, el motociclismo infantil y juvenil es una segura realidad y otra opción capaz de satisfacer los deseos y preferencias de la población. Esta actividad apunta a ocupar cada día mayores espacios dentro del movimiento deportivo cubano.