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La temporada de 2020 se avizora como una de las más reñidas de los últimos tiempos.

La llegada de Álvaro Bautista en el 2019 al Campeonato Mundial de Superbike multiplicó la emoción en la parrilla. En la montura de la Ducati, el talaverano exigió el máximo de Kawasaki y el campeón Jonathan Rea, una dupla que ha ganado las cinco últimas campañas.

Bautista, quien traía cartas credenciales de la Moto GP, desembarcó en las motos de serie con 11 victorias consecutivas, un paso que no pudo sostener ante el empuje de Rea, dueño de 17 triunfos, 16 segundos lugares, un tercero, dos cuartos y un quinto.
Se dice fácil, pero Jonathan sumó puntos en las 33 carreras para añadir otro campeonato a sus vitrinas y demostrar que hace falta mucha pericia y una excelente máquina para vencer sus intenciones.

A las puertas de la campaña de 2020, que comienza a finales de febrero en el circuito australiano de Phillip Island, algunos movimientos de pilotos e inversiones en las motos presagian que  el reino de Rea puede estar amenazado como hace mucho tiempo no se podía pronosticar.

Sucede que, tras el inicio arrasador de Bautista sobre  la Ducati Panigale, Honda se hizo de los servicios del español para el presente curso y le depositó en sus manos un modelo totalmente renovado con la Honda CBR1000RR que, según trascendió, cumplió una pretemporada para meter miedo a la competencia.

Por si fuera poco, el movimiento de Álvaro provocó que Ducati confiara sus destinos a otro con talento demostrado, el británico Scott Redding, igualmente con experiencia en la categoría reina (2014-2018). Redding, campeón en 2019 del circuito británico con Ducati, se conjugó de la mejor manera con la Panigale V4R y tendrá los reflectores encima cada vez que se prendan las luces verdes de cada uno de los circuitos.

Serán ocho meses de la lid de superbike con 13 sedes para cumplimentar 39 carreras. Nadie duda que la Kawasaki ZX-10RR, la Honda CBR1000RR y la Ducati Panigale V4 R tengan todos los ingredientes que se necesitan para llevarse el trofeo a casa.

En el caso de Honda, que regresa como equipo oficial a la competición de motos en serie,  intentará acabar con 13 años de sequía en la categoría, algo que contrasta con lo que vive la firma japonesa en Moto GP. La última vez que dominó la competición fue en 2007, cuando James Toseland consiguió el último de los seis campeonatos que un piloto de Honda ha cosechado en la historia de superbike.

Para Ducati, máximo ganador de galardones, el recién llegado Redding y el experimentado Chaz Davies pretenderán que la Panigale se haga sentir para revivir las emociones de la corona vivida por última vez en 2011 con el español Carlos Checa. Mientras que Kawasaki, rey de la década, aspira a retener los trofeos ganados en 2019 en todas las distinciones: piloto, equipos y constructores.

Este curso tendrá más participantes que en las últimas dos temporadas, y al menos 10 pilotos con respaldo oficial tienen opciones de triunfar, pero los tres mencionados deben estar un paso adelante.