La más antigua de Cuba
Nadie dudó por aquellos años bautizar la torre de la Iglesia Parroquial mayor, como la más alta de la Isla. De estilo romano y barroco, constituye uno de los edificios más sobresalientes del centro histórico de la ciudad y es la más antigua de la Isla de Cuba.
Se terminó de construir en el año 1680, aunque en su origen la iglesia se edificó en Pueblo Viejo, en un lugar próximo al río Tuinicú, cuando el Adelantado Diego Velázquez fundó la villa del Espíritu Santo en 1514.
Después fue trasladada a las orillas del río Yayabo, donde se construyó de madera, con más amplitud y mejores condiciones para el culto. Pero con el crecimiento poblacional, la metrópoli proyectó un nuevo templo que sería la actual Iglesia Parroquial Mayor.
El Obispo Fray Alonso Enríquez de Almendáriz realizó la primera visita episcopal a la Villa en 1661, y elevó al Rey Felipe II una carta dando a conocer que ordenó reedificar la iglesia porque resultaba poco espaciosa según su punto de vista. La nueva edificación, con casa para el sacerdote, anexa al templo, fue costeada prácticamente por el Sargento Don Ignacio de Valdivia entre 1620 y 1680.
Cuentan que la torre no fue edificada al mismo tiempo que la Iglesia, y ha trascendido, por diferentes investigaciones, que en 1819 durante la segunda visita realizada por el Obispo Espada y Landa a la parroquial, se aprobó un diseño presentado y modificado más adelante por él para concluirla.
La labor le fue asignada al maestro de obras o albañil andaluz Domingo Valverde y en ese mismo año quedó terminada, con una cúpula que se aseguró en aquel entonces era la más alta de Cuba.
Asediada varias veces por intempestivas descargas eléctricas la torre presentaba años después un estado deplorable, por lo que el 1 de octubre de 1849 se le retiró el pararrayos.
Un año más tarde se demolió la alta cúpula y se construyó la que la remata en la actualidad, más baja que la anterior.
En esta iglesia se encuentra la conocida Puerta del Perdón, a la entrada principal de la Iglesia Mayor espirituana, debe su nombre a una joven que pidió como última voluntad, en su testamento, ser enterrada allí en muestra de humildad, por los pecados cometidos, al gozar de una vida lujosa.