Trinidad de Cuba es un sitio donde lugareños y visitantes se sienten atrapados por la magia, pues aunque el tiempo parece haberse detenido en sus esquinas, la esencia predominantemente doméstica de su Centro Histórico Urbano la convierte en patrimonio de todos, que no se preserva estático en una burbuja, sino que se abre al mundo cada día.
La ciudad es un testimonio del ambiente colonial de los siglos XVIII y XIX que se mantiene vivo gracias al accionar diario de sus pobladores, quienes interactúan entre magníficos ejemplares de la arquitectura vernácula, espaciosas casas con patios y jardines interiores, aleros volados, gruesos muros de mampuestos o tierra, techos de madera cubiertos por tejas, revoques de cal, decoraciones murales y demás atributos que distinguen la ciudad del resto de las primeras fundaciones en la Isla.
Ceñida por la fresca brisa del mar y las montañas, su arquitectura armoniza con sus calles empedradas que conforman plazas y plazuelas, lugares de encuentros de visitantes, artistas y jóvenes que se inician en diferentes proyectos culturales como las artes plásticas, los tejidos en yarey y textiles, la cerámica y la trova, que no deja de cantar a la ciudad hasta el amanecer.
Los trinitarios, conocedores y guardianes de su herencia, proclaman con orgullo los valores excepcionales de su ciudad, sus costumbres, sus leyendas, entremezcladas hoy con un sinnúmero de galerías de arte, pregones callejeros, establecimientos comerciales de variados tipos, que buscan el adecuado balance entre modernidad y tradición.
La Oficina del Conservador de la Ciudad y el Valle de los Ingenios, creada en 1997, tiene como misión fundamental preservar el acervo cultural, arquitectónico y espiritual de Trinidad como expresión de la historia y la identidad nacional. Mediante el Plan de Manejo y Gestión del sitio se trazaron las estrategias encaminadas a la recuperación de edificios de alto valor, se realizan intervenciones en barrios, se trabaja en la imagen de la ciudad, su señalética, el mantenimiento del empedrado de las calles y, por consiguiente, se mejoran las condiciones de vida de la población. Para garantizar la continuación de esta gran obra resulta fundamental la formación de jóvenes en los oficios tradicionales de restauración, así como el rescate del patrimonio intangible, piedra angular de nuestra labor.
Próximos a festejar los 500 años de la fundación de la villa trinitaria, las labores de conservación y rescate del patrimonio se han intensificado en envergadura y alcance en los últimos meses. Nuestros especialistas, restauradores, estudiantes y obreros han doblegado esfuerzos pero también se han incorporado familias e instituciones aportando iniciativas y recursos, para sumar más de 700 proyectos encaminados a mantener el esplendor de nuestra Trinidad.
Si bien parecía una utopía en sus inicios, hoy se ha hecho realidad el empeño de rescatar edificaciones como la Casa Malibrán, que cobra vida en el recién abierto Centro de Documentación del Patrimonio, gracias a los fondos recibidos de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. El inmueble situado en la calle de la Amargura No. 85, que será reabierto como un acogedor hostal vinculado a la Galería de Arte “Tristá” ; la Casa Frías, en la importante calle Maceo, como Centro de Interpretación y donde estará abierta al público la primera maqueta del área histórica de la ciudad; la reparación capital de la antigua Casa del Conde Brunet desde hace casi 40 años convertida en el Museo Romántico, institución insignia de la conservación de obras de arte en el país y, no menos importante, el edificio de viviendas multifamiliar que se reconstruye en la esquina que conforman las calles de Alameda y Colón.
A niveles de ciudad se trabaja intensamente en el mejoramiento del paisaje urbano, desde el enmascaramiento de las redes técnicas, el restablecimiento del alumbrado público con sus tradicionales farolas, la reanimación de bodegas, consultorios médicos, escuelas y otras obras que brindan servicios a la población. 
En el Valle de los Ingenios se continúan acciones que forman parte del Plan de Rehabilitación Integral de este territorio, entre las más importantes se cuenta el montaje de la Casa Hacienda del antiguo ingenio Guáimaro, para cumplir la primera etapa del Centro de Interpretación del Valle; labores de adecuación en el sitio San Isidro de los Destiladeros para su puesta en marcha como el más importante centro arqueológico del territorio; y otras, como el rescate del paisaje rural con nuevas plantaciones de caña de azúcar, el desmonte de plantas invasoras, la siembra de cultivos tradicionales.
Llegue nuestro agradecimiento sincero a todos los que han hecho posible que recibamos este medio milenio con nuestra ciudad más embellecida y restaurada, a aquellos que han dedicado su vida a las investigaciones sobre la historia, los oficios, la arquitectura y el urbanismo de Trinidad, a los que con su ejemplo personal nos han motivado a seguir esa importante misión de defender esta pieza única del Patrimonio Cultural de la Humanidad que es Trinidad de Cuba.