Excmo. Sr. Domenico Vecchioni.

Con solo tres meses en Cuba, el Excmo. Sr. Domenico Vecchioni ha decidido conocer la isla en un acercamiento a la cultura y costumbres de su gente. De ahí que recorrer la tierra caribeña se haya convertido en uno de sus deseos más cercanos. Un encuentro con el veguero Alejandro Robaina y otro con el historiador Eusebio Leal, aparecen entre los primeros pasos emprendidos por el Embajador de Italia, quien aprecia la simpatía de los cubanos y disfruta los paseos por La Habana antigua.

"Mi placer es descubrir sin prisa a esta isla. Aunque antes de llegar aquí me documenté sobre la realidad del país, creo que solo visitándolo, viajando y conociendo a los cubanos podré absorber su cultura".

En esos empeños, el Sr. Vecchioni tuvo la suerte de iniciar su misión diplomática cuando a finales del mes de noviembre de 2005 la capital fue sede de la VIII Semana de la Cultura Italiana, organizada por la Sociedad Dante Alighieri, con el auspicio de la Oficina del Historiador de la Ciudad y el Ministerio de Cultura.

La diversidad de espectáculos, algunos dedicados a la canción ligera y otros a la interpretación del jazz, marcaron la celebración, que incluyó además propuestas relacionadas con el cine, la literatura, las artes plásticas, el teatro y la disertación científica en torno a la presencia y emigración italianas en Cuba.

La Dante Alighieri, centro difusor de la cultura de su país, es para el embajador un sitio donde convergen, por una parte, el ejercicio académico mediante los cursos de lengua para niños y adultos; y, por otra, la proliferación de proyectos culturales. A esta institución se suma la participación en el Festival de Cine, la Feria Internacional del Libro y demás encuentros convocados en la ciudad. Y es que la cultura constituye el centro de la cooperación entre ambos estados, cuyas relaciones diplomáticas se remontan a 1902.

Cuenta el embajador que antes de esa fecha, Francesco Federico FALCO, un militar nacido en Penne ( Abruzzo, región central de Italia, de donde proviene el Embajador Vecchioni), había venido a luchar en las guerras de independencia y a su regreso a Europa fue nombrado Cónsul Honorario en Genova. "Ese fue el inicio de unas relaciones que tienen ya más de cien años; la estima recíproca entre las dos naciones se evidencia también en la admiración por Garibaldi, de quien José Martí expresó palabras conmovedoras. Aunque algunos historiadores aún dudan sobre la visita del héroe a La Habana, en la parte vieja de la ciudad se encuentra una placa como prueba de esta simpatía que dura ya más de un siglo".

Razones diversas han motivado la llegada de italianos a Cuba desde épocas de antaño. Personajes famosos se suman a otros menos célebres hasta llegar a una cifra que no ha variado mucho a lo largo del tiempo. "No hubo una gran emigración aquí, por lo que he averiguado el número de asentados después de la independencia es parecido al actual, que asciende a 2 500 residentes. Tal vez no ha sido una presencia considerable, pero sí constante. Cuatro volúmenes sobre el tema ha escrito Domenico Capolongo, quien nos ha permitido conocer la historia de las relaciones diplomáticas y comerciales a partir de la emigración italiana. Se ha establecido una especie de integración social, evidenciada cada año en unos 1 000 matrimonios mixtos y en los 15 000 cubanos residentes en la nación europea".

También el turismo se revela como uno de los sectores que atrae anualmente a cerca de 200 000 visitantes seducidos por el encanto particular de la tierra caribeña. Los vínculos abarcan además los ámbitos comercial-económico y de colaboración, mediante asociaciones, órganos locales y municipalidades. En este ir y venir, los italianos han manifestado su afición por los puros cubanos, al punto de que su preferencia ha motivado a los organizadores del Festival del Habano a dedicarles la Noche del Distribuidor, una velada que contará con el representante diplomático en La Habana.

Esta será una oportunidad para que el Sr. Vecchioni se acerque a otra de las manifestaciones de la cultura insular. Embriagado por el aroma del Habano, el embajador superará uno de los escaños en el aprendizaje de una realidad que le resulta singular. Con una larga carrera, ejercida sobre todo en el sector multilateral, el Sr. Vecchioni confiesa su afición por escribir, quizás relacionada con la frase: "Un diplomático siempre quiere ser periodista, y un periodista siempre quiere ser diplomático"

De su trabajo en Buenos Aires quedó Biografía de Evita Perón, texto en el que recogió momentos memorables de la vida social y política de esta mujer admirada en la Argentina. Otro de los volúmenes de su autoría está relacionado con el diplomático sueco Raoul Wallenberg, quien salvó la vida de muchos judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Tal vez el paso por Cuba involucre al embajador en una nueva empresa literaria que deje en blanco y negro sus impresiones de la isla. Mientras, seguirá descubriendo sus rincones y recorriendo una ciudad que se antoja renovada como la que describe el Desafío de una utopía, libro que lo acompaña y lo invita a caminar la historia de La Habana.